Las torres de la muralla eran huecas en su origen
Los arqueólogos no conocen otro sistema defensivo como este primero del Alcázar
Los trabajos que se han llevado a cabo en las casas 7 y 8 del Patio de Banderas, además de revelar la existencia de los restos del primer palacio del primer recinto del Alcázar, han deparado la posibilidad de recuperar un gran tramo de la muralla original del recinto. Una de las principales revelaciones para los arqueólogos ha sido descubrir que las torres no son macizas, como se pensaba, sino que cuentan con una cámara interior, lo que las hace únicas, ya que no se conocen otras iguales.
Estas tareas han permitido al equipo de Miguel Ángel Tabales corroborar datos y completar la información que se tenía hasta la fecha con importantes novedades: "Las últimas excavaciones y análisis físicos en las primitivas murallas del Alcázar sitúan, cada vez con menos dudas, su construcción a finales del siglo XI, tras el arrasamiento del barrio taifa localizado en el Patio de Banderas. De planta cuadrangular y con un área de 8.600 m2 se erguía la fortaleza de sillares sobre un leve promontorio en el extremo meridional de una urbe en plena ebullición. En la actualidad, el 50% del recinto se mantiene prácticamente intacto conformando una pieza clave en la historia de nuestra ciudad".
Hasta ahora, sólo se conocía la fisonomía exterior de las torres, pero el picado integral de la vivienda ha permitido a los arqueólogos explorar espacios que eran inaccesibles con sorprendentes resultados: "La imagen que inicialmente se tenía de las torres de esta primitiva alcazaba cuadrangular parecía corresponder con el esquema omeya clásico: torres estrechas y altas, macizas hasta el adarve, con sus lienzos y torres unidos por éste sin cámaras ni merlatura con albardilla piramidal".
Esta opción dejaba, no obstante, algunos interrogantes para los investigadores. Ahora, con la nueva investigación, han descubierto la existencia de cámaras de reducidas dimensiones, acordes con su tamaño: "Cada una de las torres contaría con un acceso adintelado ubicado intramuros. Una vez en el interior de la cámara, el espacio iría reduciéndose en sentido longitudinal a través de la incorporación de un bóveda ejecutada mediante aproximación de hiladas de sillares, que remataba en un buzón abierto al pavimento del adarve". No se conoce un sistema defensivo como este, como advierten los arqueólogos, y estiman que podría haber sido anulado durante la ampliación el recinto 1, cuando se incorporó un nuevo cuerpo de almenas y se elevaron las cámaras de las torres anulando el sistema de buzones original.
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