El Real Alcázar de Sevilla acoge reúne una treintena de códices iluminados realizados entre los siglos XII y XVI en una exposición
La muestra Los pilares de nuestra cultura: Oriente y Occidente en los códices iluminados (s. XII – XVI) incluye obras realizadas por los artistas más relevantes de la época para reyes, sultanes, emperadores o Papas
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La Sala Cantarera situada en el Palacio Gótico del Real Alcázar acoge hasta el 24 de mayo la nueva exposición de códices iluminados “Los pilares de nuestra cultura: Oriente y Occidente en los códices iluminados (s. XII – XVI)”. La conferencia inaugural de esta muestra, organizada por la editorial especializada en esta disciplina artística M. Moleiro, tendrá lugar esta tarde a las 20.00 horas bajo el título “Cuando los astros dictaban la historia: constelaciones y planetas del Tratado de Albumasar”, a cargo de Aurelio Pérez Jiménez, catedrático de Filología Griega de la Universidad de Málaga.
Esta exposición, comisariada por Manuel Moleiro, reúne cerca de una treintena de códices iluminados, realizados entre los siglos XII y XVI, que son la base fundamental del conocimiento, las costumbres y el avance científico de la cultura occidental. En este conglomerado de saberes tuvieron un papel esencial los vínculos e influencias entre Oriente y Occidente.
El Real Alcázar de Sevilla, especialmente representativo de la riqueza cultural de Andalucía, que incluye joyas artísticas de etapas históricas de dominación musulmana y cristiana, es un marco único para la muestra. Los vínculos culturales, científicos o artísticos, entre otros, entre Oriente y Occidente quedan ejemplificados de modo singular en dos obras de la exposición: el Tratado de Albumasar y el Libro de la Felicidad.
El Tratado de Albumasar (mediados del s. XIV) es uno de los libros de imágenes más fascinantes de la Edad Media. Sus páginas suscitan un viaje intelectual que evoca la migración de las mitologías de la Antigüedad, a través de la civilización árabe, hasta su iluminación en el Occidente medieval. El texto está formado por fragmentos de la obra del célebre matemático, astrónomo, astrólogo y filósofo árabe, Albumasar, tomados de una traducción realizada en la mítica escuela de traductores de Toledo. La importancia del Tratado de Albumasar radica en que por primera vez se compendia la mitología astral de las grandes civilizaciones –la egipcia, la griega, la persa y la india– en un solo libro ricamente ilustrado.
El Libro de la Felicidad, pintado en 1582 por orden del sultán otomano Murad III, es un tratado de índole científica y astrológica cuyos textos y bellísimas miniaturas se nutren de muy diversas fuentes, el Corán, Las mil y una noches, el Shahnama, el Libro de las maravillas de Marco Polo, etc., aunque sobre ellos prevalece de manera significativa la Vida de Alejandro Magno, un héroe que tiene una influencia fundamental en la literatura árabe, persa y turca. Esta obra es, en realidad, un puente entre la cultura de Oriente y Occidente.
En el área específica de la medicina, destaca el Tacuinum Sanitatis, un tratado sobre bienestar y salud muy difundido en la Europa cristiana de los siglos XIV y XV. La obra fue escrita en árabe en el siglo XI por el médico cristiano nacido en Bagdad Ibn Butlân. Propone seis elementos para mantener la salud y evitar el estrés: la comida y la bebida, el aire y el ambiente, el ejercicio y el reposo, el sueño y la vigilia, las secreciones y excreciones de los humores y los movimientos o afectos del ánimo. Todos sus folios están ilustrados, por lo que además de ser una fuente de información médica, proporciona una visión muy completa de la vida cotidiana en la Edad Media.
La exposición abarca también campos del conocimiento como la sexología, a través del tratado Lazzat al-nisâ, una traducción persa del Kokashastra indio. La muestra incluye además suntuosos libros de horas, Biblias, Beatos de Liébana (2023 es, precisamente, Año Jubilar Lebaniego), tratados de alquimia, música, cinegética…
El apartado final está dedicado a la cartografía de la época de los Descubrimientos, con atlas y mapas que ilustran la expansión europea –principalmente lusa y española– hacia el Lejano Oriente y el Nuevo Mundo (descubierto por la Corona de Castilla en el intento de encontrar una nueva ruta hacia Asia por Occidente). Las obras expuestas son ejemplares de lujo, bellamente iluminados, concebidos para reyes y poderosos. Entre ellos, cabe resaltar el Atlas universal de Fernão Vaz Dourado (1571), pintado en Goa (India) por un cartógrafo portugués. Este atlas aporta gran precisión e innovación en sus representaciones de la costa de Extremo Oriente y el archipiélago japonés, en una época en que éstas eran, por lo común, aventuradas e inexactas.
Muchos de los tesoros de esta exposición pasaron por las manos de personajes como Alfonso X el Sabio, Isabel la Católica, Carlos V, Manuel I de Portugal, el Sultán Murad III, Luis IX de Francia o Catalina la Grande. Hoy en día se custodian en las bibliotecas y museos más importantes del mundo. Resulta difícil imaginar cómo sería nuestra cultura si estos códices no hubieran sobrevivido. Para el filósofo y escritor Umberto Eco sin ellos no seríamos lo que somos. Su peso en la construcción de nuestra identidad ha sido fundamental.
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