El puente de hierro abandonado en un solar de la Avenida de las Razas.
El puente de hierro abandonado en un solar de la Avenida de las Razas. / José Ángel García

Una situación un tanto vergonzosa. El puente de Alfonso XIII o de Hierro, como es conocido popularmente en Sevilla, acaba de ser incluido en la Lista Roja del Patrimonio en peligro que elabora la prestigiosa asociación Hispania Nostra. Tras perder su función, en 1998 fue desmontado y almacenado en el muelle de Las Delicias. Tras descartarse su reutilización, en 2003 fue trasladado a un solar del Puerto en la Avenida de Las Razas, donde se encuentra actualmente. Pese a que han sido muchos los intentos y ofrecimientos para darle un nuevo uso, allí languidece.

A pesar de hallarse en la intemperie y sin cuidado alguno desde su desmantelamiento, Hispania Nostra destaca que se encuentra "en un estado de conservación aceptable". No obstante, presenta "cierto deterioro" producto de su abandono además de haber sufrido actos vandálicos "que le han hecho perder parte de las barandillas y otros elementos ornamentales".

Inauguración del puente en 1926.
Inauguración del puente en 1926. / D. S.

La importancia de esta infraestructura en la historia de la ciudad es grande. Como destaca Hispania Nostra fue el primer puente articulado construido en la ciudad con motivo de la exposición iberoamericana de 1929. "Constituye un ejemplo único en la tipología de ingeniería industrial en España. Fue diseñado por el ingeniero José Delgado Brackenbury. Estaba localizado en el extremo norte del canal de Alfonso XIII, formó parte de la ampliación portuaria del momento". Fue inaugurado el 6 de abril de 1926. Es el cuarto puente que cruza el río Guadalquivir, pero el único móvil. A partir de 1992, se plantea su sustitución por otro construido

cerca de su emplazamiento. Este elemento arquitectónico se convirtió en un símbolo de la ciudad y

está incluido en el imaginario colectivo de la misma".

Es un puente articulado de doble brazo, con sistema Scherzer, que cuenta con un carril en cada sentido para vehículos y ferrocarril. Tiene en el vano central 56 metros de longitud, con un tablero que se divide en dos partes iguales basculantes. Los mecanismos eléctricos de apertura y cierre eran independientes en cada una de las partes del tablero central y se ponían en funcionamiento para permitir el paso de barcos.

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