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El Porvenir: un barrio amenazado por los adefesios

Las nuevas construcciones ganan espacio frente a las clásicas villas regionalistas en esta zona de Sevilla

La escuela universitaria y la residencia de estudiantes. / Juan Carlos Muñoz

Hacia un protección integral que vaya más allá del propio edificio. El del Porvenir es uno de esos barrios singulares de Sevilla que, por su propia concepción y arquitectura, aporta una serie de características que es necesario preservar. El Porvenir es hijo de la Exposición Iberoamericana de 1929 y de la arquitectura regionalista que se desarrolló en Sevilla durante la primera mitad del siglo XX. Junto al viejo Nervión, del que cada vez queda menos, o el barrio de León, su modelo responde al de casa-jardín. Por todo ello, frente a la destrucción que se está acometiendo en la vecina Avenida de la Palmera, o a algunos desmanes que ya se han producido en sus calles, y pese a que la zona cuenta con un plan especial de protección aprobado en el año 2003, es necesario que se dé un paso más y que se apueste por la preservación y conservación de todas sus característica originales, ya que cada vez son más los adefesios que amenazan con la pérdida total de su idiosincrasia.

La del Porvenir es una zona que parece que no se habita hasta bien entrado el periodo de dominación musulmán, ya que era un lugar que se anegaba con frecuencia por culpa del arroyo Tagarete. Según algunas fuentes, existía una alquería en la zona de Eritaña. Tras la Reconquista se menciona ya la existencia de una pequeña ermita dedicada a San Sebastián. En torno a 1475 se aprobó la regla de esta hermandad dedicada al protector frente a las epidemias. Precisamente, la de Peste de 1363 provoca que esta zona extramuros sea utilizada como un gran lugar de enterramiento.

En la de 1649, más de 23.400 personas son enterrados en 27 carneros, más de la mitad de todos los fallecidos en la ciudad. En 1819, tras prohibirse los cementerios intramuros y cerrarse los parroquiales, se crea el gran cementerio de San Sebastián, el primero de la ciudad junto al de San José del barrio de Triana. El camposanto tuvo una existencia breve, puesto que en 1858 se construye el de San Fernando. Quedaba en el Porvenir el llamado cementerio de canónigos, que desaparece en 1868 por orden del gobierno revolucionario.

La parroquia de San Sebastián. / Juan Carlos Muñoz

La iglesia de San Sebastián es el epicentro de este populoso barrio que vive el Domingo de Ramos su día grande con la salida de la Hermandad de la Paz. Su origen data del siglo XIII, aunque se reconstruye en el XVI. La portada gótica, aunque muy transformada desde el XIX, es coincidente con otros bienes patrimoniales relevantes, como la de Maese Rodrigo o la del monasterio de Santa Paula.

El antiguo edificio de Catalana de Gas, hoy gimnasio. / Juan Carlos Muñoz

El Porvenir evolucionó de zona de enterramientos a huertas y, posteriormente, a barrio residencial. Para que eso ocurriera fueron claves varias acciones. Por un lado, la creación en la zona del Cuartel de Ingenieros, hoy declarado BIC. Se crean entonces las primeras alineaciones en el camino viejo de Dos Hermanas. Otra obra fundamental es la corta de Tablada, que evita las frecuentes inundaciones. En 1907, se lleva a cabo la primera delimitación para viviendas en la llamada huerta de San Sebastián que rodeaba la ermita. En esta época surgen otros dos edificios vitales para el desarrollo del barrio: los de la Sevillana de Electricidad y la Catalana de Gas.

La sede del Colegio de Médicos. / José Ángel García

El primer gran inmueble residencial del Porvenir es Villa Ramona, obra de Aníbal González. “Se hace para la familia de Pedro Rodríguez de la Borbolla. Desapareció en 1968 para levantar el Colegio de Médicos. Sevilla se destruye desde entonces. En la primera mitad del siglo XX había dinero y gusto estético. En la segunda, la nobleza abandona las casas palacios del centro para irse a vivir a pisos. Hay una lamentable pérdida de gusto”, subraya Joaquín Egea, presidente de Adepa.

El antiguo edificio de la Coromina. / Juan Carlos Muñoz

A la vez que se construye Villa Ramona, se empiezan a edificar las casa baratas gracias al Real Patronato de la Vivienda. Esto mejora la calidad de vida de la clase obrera, aunque actualmente no queda prácticamente nada. En 1915 surge el barrio del Porvenir propiamente dicho. Las edificaciones militares e industriales quedan en la zona exterior el barrio que se extendía desde el Parque de María Luisa a los Diez Mandamientos, y desde la zona de la ermita de San Sebastián a la actual Bueno Monreal. En la actualidad se puede distinguir entre el viejo Porvenir, al norte de Felipe II; y el nuevo Porvenir, al Sur de esta arteria principal.

“Esta idea de barrio caló. Hay una Sevilla barroca de la que no queda mucho. Una del XVIII prácticamente reconstruida. La de los corrales del XIX, desaparecida. Y a principios del XX, gracias a unos magníficos arquitectos y urbanistas, como Aníbal González, Espiau, Gómez Millán..., se planta esta Sevilla tipo ciudad-jardín, y ahora la estamos destruyendo también”, lamenta Egea.

El antiguo frontón Betis, hoy sede de la Cabalgata. / Juan Carlos Muñoz

En este nuevo modelo de barrio residencial se mezclan las zonas ajardinadas con viviendas de dos plantas y torreón. Las calles se trazan en dameros, con árboles de sombra y con unas medidas contenidas para que no sufran los rigores del sol. “El Porvenir es uno de los ejemplos básicos de los que fue el barrio ciudad-jardín, que se replicó después en Heliópolis, el barrio de León, el antiguo Tiro de Línea o Nervión. Lamentablemente, desde finales de los 60 sólo se ha destrozado”, insiste Egea. El Plan General de 1967 pasa de preservar la características originales a promover nuevas construcciones de “baja intensidad”, por lo que los antiguos chalet pasan a estar amenazados, destruyéndose muchos de ellos para hacer promociones de pisos.

El moderno edificio del centro de salud. / Juan Carlos Muñoz

En 2003, el Ayuntamiento aprueba el Plan Especial de Protección del Porvenir, pero se sigue sin preservar la tipología completa de barrio. Tan sólo se preservan una serie de edificios. “En Felipe II puedo construir lo que me de la gana. No existe la protección del Porvenir, como tampoco existe el catálogo de Nervión y el barrio va desapareciendo. Es uno más de esos planes mentirosos que no da resultado alguno. Se están haciendo edificaciones abiertas, con un patio inglés en el centro, en manzana... Ahí no se reconoce para nada el Porvenir”.

Una residencia de mayores. / Juan Carlos Muñoz

El presidente de Adepa advierte de los casos de las residencias de estudiantes que están destrozando la Palmera y de que esta amenaza se puede exportar al Porvenir. “La universidad privada ha hecho un negocio notabilísimo. No puede construir la parcela completa, pero levanta cuatro plantas. Es el negocio del siglo. Se están construyendo dos residencias que se convertirán en apartamentos turísticos o en hoteles porque no hay tantos estudiantes. Una en un edificio que estaba protegido”.

Edificios de viviendas construidos en los terrenos de las antiguas cocheras de Tussam. / Juan Carlos Muñoz

El Porvenir cuenta ya con varios adefesios que desvirtúan completamente su antigua arquitectura. La mayoría de ellos están situados en las fachadas del barrio. Es el caso de la Avenida de la Borbolla, con construcciones muy poco afortunadas, como el Colegio de Médicos; y el límite Este, donde el antiguo Frontón Betis, actual sede de la Cabalgata de Reyes Magos, sobrevive a duras penas rodeado de edificios modernos como los residenciales construidos en las antiguas cocheras de Tussam, el Centro de Salud, o la residencia de mayores. Cerca de la parroquia, en el extremo norte del barrio, Eussa, la escuela universitaria de la Cámara de Comercio, ha construido una residencia universitaria que poco o nada tiene que ver con el origen del Porvenir y que lleva a los límites las norma urbanísticas, como ya ocurriera en la Palmera.

Villa Ozama, otra de las residencias clásicas del Porvenir hoy convertido en restaurante. / Juan Carlos Muñoz

Pese a esta destrucción, el presidente de esta asociación conservacionista cree que se está a tiempo de salvar parte del barrio y mantener sus características: “Debemos proteger una forma de vida y una construcción muy determinada”. Para ello ve necesario modificar los conceptos de los planes de protección para pasar a un plan integral que proteja las características. “Tiene que dar igual si la vivienda es de autoconstrucción o de un afamado arquitecto. Es la tipología lo que hay que mantener”. Una de esas villas que resumen a la perfección lo que fue el Porvenir es Villa Ozama, actualmente convertida en un restaurante que ha conservado los valores de la edificación, como sus jardines.

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