Patrimonio oculto de Sevilla: joyas enmascaradas en edificios sin un atractivo aparente

La ciudad cuenta con palacios, jardines, conventos o iglesias escondidas

Una ruta turística por Sevilla más allá de la Catedral y el Alcázar

El claustro principal del antiguo convento de la Orden Tercera Franciscana. / Juan Carlos Muñoz

Una palacio del siglo XIV, un convento del XVII, una espectacular casa mudéjar coetánea con el Alcázar, un jardín almohade, una fabulosa iglesia, un templo desacralizado... Sevilla es una ciudad que no deja de sorprender. Cuenta con un patrimonio inmenso que hace las delicias de propios y extraños. Pero más allá de lo notorio, de lo que se ve a simple vista, de aquello que aparece con todo detalle en las guías turísticas, la ciudad cuenta con un gran patrimonio oculto que se esconde en muchos edificios de carácter administrativo, tras unas fachadas nada llamativas. Sin un valor aparente. Buena parte de este patrimonio escondido se puede visitar con cierta regularidad, tal como marca la ley; mientras que para disfrutar de otros hay que esperar a una ocasión señalada. Esta es una muestra de algunos de los atractivos de Sevilla mejor camuflados.

La Empresa Metropolitana de Aguas de Sevilla (Emasesa) tiene su sede en la calle Escuelas Pías. La anodina fachada de ladrillos amarillos esconde una gran sorpresa en su interior: los restos de un palacio medieval y un gran convento franciscano. La sede de Emasesa está distribuida entre estos dos grandes edificios. El palacio de los Duques de Arcos, la poderosa familia Ponce de León, tiene su origen en el siglo XIV. Desgraciadamente, del fabuloso edificio que dominaba esta zona de la ciudad, enfrentado a la iglesia de Santa Catalina, apenas queda la arquitectura de una de sus dos torres y la planta y las columnas del patio principal, del siglo XVI.

La escalera del antiguo convento de los Terceros. / Juan Carlos Muñoz

La mayor parte del palacio de los Ponce de León fue derribado en los años 70, cuando una inmobiliaria compró el edificio tras la marcha de los Escolapios para hacer viviendas. Durante la época como colegio (1888-1974) se conservaron la mayoría de las estancias del palacio. El arquitecto Talavera, que fue destacado alumno, se encargó se su adaptación como centro docente. "Los Ponce de León eran un linaje muy poderoso. El primero viene con Fernando III para la reconquista de la ciudad y le dieron estos terrenos para establecerse, además de tierras en la provincia y en Cádiz. Ellos habitan el palacio desde el siglo XIV al XIX", explica Ana Patricia García, técnico del centro de documentación del agua de Emasesa. El derribo del edificio se detuvo al quebrar la inmobiliaria.

Por su parte, el convento de la Orden Tercera Franciscana se levanta a principios del XVII en estilo barroco. Conserva muchas más estancias que el palacio, entre ellas la iglesia de los Terceros, hoy cedida por el Arzobispado de Sevilla a la Hermandad de la Cena. Durante la mayor parte de la historia, el palacio y el convento fueron dos edificios linderos pero independientes. Fueron los escolapios los que compran el convento en los años 50 del siglo XX para ampliar el colegio.

Una restauración de premio

Las únicas zonas originales del palacio son la torre donde se encuentra la fastuosa escalera de mármol blanco de 1855, las columnas genovesas del patio principal y el patio de la Logia, que data del XVI. "El edificio se extendía desde la plaza de la Paja, actual Ponce de León, a la calle Matahacas. Sus enormes dimensiones le permitieron tener varios patios y hermosos jardines. Este palacio era igual o mayor en importancia que la Casa de Pilatos en su época de mayor esplendor".

Del convento se conservan la mayoría de las zonas. Los franciscanos estuvieron hasta su expulsión en la Desamortización de 1836. Tras diversos usos, como cuartel, los escolapios lo compraron en los años 50, momento en el que se funde con el Palacio. De todas las estancias que se pueden ver la joya de la corona es la escalera principal, de estilo imperial. Fue construida en 1699 por Manuel Ramos, uno de los frailes del convento. "Destaca por su gran altura, sustentada por arcos y columnas pareadas para evitar los muros de carga. La cúpula ovalada cuenta con unas pinturas que hizo uno de los soldados del cuartel. Tras esta obra a fray Manuel Ramos le salen muchos encargos por toda Andalucía. Reforma, por ejemplo, la escalera del Palacio Arzobispal de Sevilla".

El patio principal del palacio de los Ponce de León conserva las columnas genovesas. / Juan Carlos Muñoz

La gran escalera conecta con los dos claustros. En el principal intervino, muy probablemente, Leonardo de Figueroa. La restauración le devolvió sus colores originales y la fuente rehundida en el centro, como la de los Venerables. En tiempos de los escolapios se encontraba totalmente cubierto y era conocido como patio del volleyball. El claustro menor, o de los novicios, es más modesto y se encuentra muy alterado, aunque conserva sus galerías. De estilo neoclásico es unos cien años posterior al principal y se atribuye a Manuel Ramos. El antiguo refectorio es hoy el salón de actos.

Tras la quiebra de la inmobiliaria, Emasesa compra el edificio en el año 1986 para establecer su sede. Se encuentra con un palacio totalmente derribado y un convento que sí estaba íntegro pero muy deteriorado. La empresa municipal puso en marcha una gran restauración que fue reconocida en 1990 con el premio Europa Nostra. La empresa ofrece visitas guiadas y gratuitas a su sede todos los jueves. Toda la información está disponible en la web. El conjunto está declarado Bien de Interés Cultural (BIC).

El último jardín andalusí de Sevilla

La actual sede de la delegación de Gobierno de la Junta en Sevilla, situada en la Plaza de la Contratación, esconde un gran jardín de época andalusí. Un vergel único, inspiración de otros posteriores cristianos, y que es el único que almohade que se ha conservado. Otros ejemplos de jardines andalusíes del Alcázar, como el Cuarto del Yeso, el Patio del Crucero o el Patio de la Montería, fueron modificados y apenas evocan ya a los originales.

El jardín de la Contratación. / Juan Carlos Vázquez

El jardín del Patio de la Contratación fue redescubierto en los años sesenta del siglo XX por el arquitecto conservador de entonces, Rafael Manzano. La construcción a principios del siglo XVI de la Casa de la Contratación en este espacio había enterrado el antiguo jardín almohade. Así lo explica el investigador Antonio Almagro, de la Escuela Española de Estudios Árabes del CSIC, en su detallado estudio de los avatares del patio en dicho libro: "En época almohade existió en este lugar un edificio de gran tamaño y carácter residencial que hemos de considerar como un palacio. Poseía un patio rectangular de 30,20 por 22,50 metros orientado en dirección noroeste-sureste".

La imagen de este patio hasta que Manzano lo rescató y construyó el edificio actual, era similar al del Patio de las Doncellas, que también estaba enlosado y lucía numerosas columnas. Este vergel debió servir de inspiración para el de las Doncellas, de época Cristiana, por el fuerte interés de Pedro I por la cultura andalusí. Parece claro que formaba parte de una estructura palaciega y que contaba con dos grandes pórticos a los lados. Sólo en el lado norte se ha conservado el pórtico, que quedó macizado tras la reforma.

El jardín se puede visitar de manera regular todos los miércoles no festivos en horario de 16:00 a 19:30.

El palacio de Mañara

El palacio de los Mañara. / José Ángel García

El Palacio de Mañara es una casa renacentista situada en la calle Levíes, en la antigua Judería, perteneciente hoy a la collación de San Bartolomé. Aquí nació el venerable Miguel de Mañara, fundador y benefactor de la hermandad y el hospital de la Caridad.

El palacio actual sigue los dictados ornamentales del renacimiento. De su arquitectura destaca la portada, que data del año 1540. La decoración pictórica fue descubierta en la última restauración. Cuenta con un gran patio central de columnas con galería de arquerías en las dos plantas y fuente de mármol en su centro.

Durante los siglos XVIII y XX tuvo los más diversos usos: domésticos, militares, fabriles, religiosos y, por último, colegio. En 1989 el palacio es comprado por la Junta de Andalucía para sede institucional. Hasta no hace mucho, la Junta de Andalucía ofrecía visitas a este palacio y al de Altamira, sede de la Consejería de Turismo, Cultura y Deportes. Actualmente no están disponibles.

La Casa del Rey Moro

El patio de la Casa del Rey Moro. / Antonio Pizarro

Escondida en la calle Sol, entre pisos de nueva construcción y caseríos del siglo XIX, una fachada de ladrillos claros con pocos vanos y un torreón llama la atención en el número 103 de esta larga vía de trazado medieval que conecta las collaciones de San Román y Santa Lucía. Junto a la puerta un azulejo advierte que es sede la Fundación Blas Infante. De su interior destaca, sobre todo el patio central porticado y un muy interesante artesonado mudéjar en su primera planta. Sin ser un palacio, esta casa puede presumir de ser una de la más antiguas de la ciudad. La Casa del Rey Moro no es una vivienda de grandes pretensiones. De estilo mudéjar, debió construirse en torno al año 1490.

El mejor mudéjar oculto

La majestuosidad mudéjar de la Casa Olea. / Antonio Pizarro

Tras los muros del número diez de la calle Guzmán el Bueno, muy próximo a la parroquia de Santa Cruz, se esconden los restos de una casa sevillana de la segunda mitad del siglo XIV. Apenas quedan dos estancias de la primitiva construcción, pero se trata de uno de los más destacados ejemplos de arquitectura mudéjar de la ciudad. La Casa de Olea, hoy centro de educación infantil y hogar de San José de la Montaña, guarda unas similitudes más que evidentes con el palacio que el rey Pedro I mandó construir en el Real Alcázar. La vivienda cuenta con importantes transformaciones realizadas en los siglos XVI, XVIII y XIX, pero sus arcos de herradura, alfarjes, zócalos de azulejos, portadas o sus impresionantes yeserías, transportan al visitante a la Edad Media.

El antiguo convento del Carmen

El antiguo convento del Carmen en la calle Baños. / Juan Carlos Vázquez

Este inmueble de la calle Baños pertenecía a un antiguo albergue de la comunidad de frailes del Carmelo, cuya construcción inicial data del siglo XV. De aquel antiguo convento hoy sobrevive parte del edificio construido a finales del siglo XVI, de estética manierista, y una serie de modificaciones posteriores que se llevaron a cabo a medida que las funciones acogidas dentro de este espacio fueron cambiando.

Los carmelitas fueron expulsados en 1810 y las tropas francesas utilizaron la iglesia del convento como caballerizas. Tras la Guerra de la Independencia volvieron los 30 frailes y comenzaron las obras de restauración. La iglesia fue reabierta al culto en 1815, pero 20 años después fue desamortizado y en 1841 pasó a tener uso militar. En 1978 dejó de ser cuartel. El Ayuntamiento compra el edificio en 1984 y tras varios proyectos fallidos, es adquirido por la Junta de Andalucía, que lo rehabilitó. Desde 2002 es la sede del Conservatorio Superior de Música y de la Escuela Superior de Arte Dramático.

El Archivo de Protocolos

La iglesia del antiguo convento dominico de Montesión. / D. S.

En la calle Feria se encuentra esta construcción del siglo XVI que fue el convento de Monte-Sión, uno de los más importantes de su época de la Orden de Predicadores. La iglesia, de cruz griega finalizada en 1601, fue usada por las tropas francesas durante la invasión en 1810. Los dominicos regresaron al convento en 1814. Fue exclaustrado de nuevo en el Trienio Liberal, regresando los dominicos posteriormente. El convento fue desamortizado y abandonado en 1835. La portada de estilo regionalista es de José Gómez Millán, arquitecto que reformó todo el edificio en 1927. Pertenece al Ilustre Colegio Notarial de Andalucía.

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