El Mercado de Triana se reinventa en su 200 aniversario
Abrió sus puertas en el año 1823 en el solar del antiguo Castillo de San Jorge
Los trianeros habituales conviven con una clientela foránea cada vez más numerosa
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Triana está de celebración. Su mercado de abastos cumple 200 años y lo hace con un excelente estado de salud. Con prácticamente todos sus puestos ocupados, la plaza situada en el estratégico Altozano es un punto neurálgico de la vida del viejo arrabal. De visita obligada para los que van y vienen. Sus pasillos son recorridos a diario por cientos de vecinos que acuden a comprar sus excelentes productos. Pero desde hace unos años los propios conviven con la legión de extranjeros que aprovechan su visita a la otra orilla para conocer las bondades de la gastronomía sevillana y empaparse del ambiente más típico, que no tópico, de Triana. Los placeros están encantados con esta mezcolanza de ambientes que les garantiza la prosperidad y les augura un buen futuro. Es la reinvención del Mercado de Triana.
El Mercado de Triana se levanta sobre los restos del Castillo de San Jorge, sede de la Inquisición en Sevilla desde 1481, y que, a su vez, se asienta sobre una anterior construcción almohade. Afectado por el abandono y los estragos ocasionados por las crecidas del río, en 1823 se instaló en su solar la plaza de abastos. Las primeras escrituras oficiales datan de ese año, pero desde antes vendedores ambulantes y agricultores comercializaban sus productos en este solar ubicado en una zona estratégica para los cultivos del Aljarafe, los barcos que descargaban en el muelle y para quienes accedían desde la antigua Ruta de la Plata.
Con motivo de la Exposición Universal de Sevilla de 1992 se llevaron a cabo una serie de obras de remodelación y modernización del espacio, razón por la cual hubo de ser trasladado de modo provisional a la calle Pagés del Corro. Finalizado este exilio forzoso, en el año 2001 se procede a su reinauguración en su histórico emplazamiento. En el transcurso de las obras salieron a la luz los restos del antiguo castillo de San Jorge, algo esperado, pero además también aparecieron los restos de un desconocido cementerio almohade. Desde entonces, la venta al por menor de productos de consumo va unida al atractivo de poder visitar los restos de un lugar con una historia tan negra como apasionante.
Esta es, a grandes rasgos, la historia del mercado. Y si el pasado es importante, el presente no lo es menos. La plaza goza de muy buena salud. Así lo asegura Juan Antonio Ramos Sánchez, Juani, presidente de los placeros, que lleva toda una vida en la Frutería Cristóbal que abrió su suegro: “Cada día tratamos de dar lo mejor de nosotros mismos. La profesionalidad es lo que nos diferencia. El trato directo. La atención es completamente familiar. Conocemos al 90% de la clientela y ya despachamos a la cuarta generación”. Como en todo el mercado, en esta frutería trabajan el género de cercanía y de temporada, lo que les permite tener unos productos más frescos, de más calidad y a unos precios mucho más competitivos.
Las experiencias gastronómicas
Pasear por el mercado trianero es como trasladarse al zoco de Marrakech. Un crisol de nacionalidades recorre los pasillos para buscar y degustar los mejores y más variados productos. Precisamente, la reinvención va de eso. Marta conduce a unos de estos grupos de extranjeros. La experiencia consiste en un realizar un recorrido por la plaza, deteniéndose en algunos de los puestos para probar el exquisito género y recibir unas explicaciones. Para rematar, se les ofrece un típico almuerzo con tapas y vinos. El precio que pagan es de 60 euros y están encantados.
Otra actividad que tiene mucha demanda es el curso de cocina andaluza. Consiste en aprender a preparar algunos de los platos estrella de nuestra gastronomía. Como la paella o la sangría. Primeros se les lleva a los puestos en los que pueden comprar los ingredientes necesarios y luego se hace la demostración. Los participantes salen tan encantados que luego vuelven a los puestos a comprar los productos que requieren para realizar el cocinado en casa. Todos ganan.
Uno de los locales con más demanda es el de Miguel Ángel Montero. Personas de todo el mundo acuden a comprar sus especias y legumbres: “El cliente de Triana viene y compra pero no es como hace 10, 15 o no digamos ya 30 años. Cada vez son menos porque con el precio de los alquileres y los pisos se les está echando poco a poco”. Ahora, sus principales clientes son indios, chinos, japoneses, italianos o americanos, como una señora que tiene a un hijo en una escuela de fútbol y se ha convertido en una clienta habitual. “Los extranjeros compran bastante”, reconoce este placero mientras en inglés llama la atención de unos turistas para que huelan el azafrán. Precisamente es, junto al pimentón, lo más vendido. La explicación se entiende bien: “Un gramo de azafrán en Estados Unidos puede costar 50 dólares. Aquí vale seis euros”.
Uno de los puesto más antiguos y con más solera es la Charcutería Alfredo, el lugar soñado para los amantes del buen jamón o del queso. Pero como sucede en todo el mercado están especializados en la cercanía y el buen trato. Así lo cuenta Tere: “Estamos muy bien, la verdad. Hay mucha clientela. El turismo es muy bueno. Se interesan por los productos típicos. Estamos encantados”. Esos turistas no se marchan sin antes comprar un regalo o un souvenir característico de Sevilla. De ello se encarga Concha Barral, que lleva 20 años con su tienda de productos artesanales en el Mercado de Triana: “Es cierto que cada vez hay más turismo. Se llevan su regalito de aquí. Lo que más vendo son los abanicos y complementos que hago yo misma”.
La importancia de la hostelería
Como se puede comprar los negocios del mercado se han diversificado de una manera muy importante en los últimos años. Actualmente hay diez puestos de pescado, 4 de carne, 5 de fruta, 3 de recova, 2 panaderías, uno de encurtidos, 3 charcuterías, una floristería, tres semillerías y especierías, 4 locales de comida preparada, una escuela de cocina, 2 tiendas de regalos, un zapatero, una peluquería y hasta 13 locales de hostelería de los que disfrutar durante todo el día. Por tener, el Mercado de Triana tiene hasta un teatro y, próximamente, las ruinas del Castillo de San Jorge acogerán el museo del Arte Sacro de Sevilla. Otro atractivo más.
Además de esta excelencia en los productos que se despachan, en los últimos años se han aprobado mejoras que están pendientes de materializarse, como la renovación de la climatización o de las luminarias. El Ayuntamiento también trabaja en la creación de una plataforma online para que los placeros puedan llegar a más público. En el debe, como recalca el presidente de los comerciantes, está mejorar la seguridad. Para ello pide una presencia habitual de la Policía Local.
Para celebrar los 200 años del mercado el Ayuntamiento ha organizado toda una serie de actividades. Estuvieron presentes en la Velá de Santa Ana con un stand con photocall, animación y un concurso. El pasado junio acogieron la asamblea general de la Confederación de Mercados Tradicionales de España. Desde hace unos días se puede ver por toda la ciudad una exposición de frutas gigantes por Sevilla con concurso y premios para gastar en el mercado. Se ha inaugurado una exposición fotos antiguas y actuales en el interior del mercado. Y todavía quedan más cosas por hacer, como la presentación del Cuento del Mercado en la primera semana de diciembre, o la participación el próximo 6 de enero en la Cabalgata de Reyes Magos de Triana con una carroza propia.
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