La Junta salda la deuda con el monasterio de Santa Inés 30 años después
En 1990 las religiosas y Cultura firmaron un convenio para la cesión de unas salas para exposiciones a cambio de la rehabilitación del cenobio
Una deuda histórica. La Junta de Andalucía cumplirá, 30 años después, el acuerdo firmado con la comunidad de religiosas clarisas del Real Monasterio de Santa Inés. En 1990, la administración autonómica y la comunidad firmaron un convenio por el que la primera se comprometía a restaurar parta del cenobio a cambio de la cesión de los antiguos dormitorios como sala de exposiciones. Lo segundo se hizo, pero la Junta nunca llegó a cumplir con su obligación adquirida.
La consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo, ha visitado este lunes el el céntrico monasterio -declarado Monumento Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural (BIC)- para reactivar el convenio firmado en 1990 y reconstruir la Casa del Portero de este cenobio, escenario de leyendas y joya del patrimonio hispalense, fundado por María Coronel en el último tercio del siglo XIV.
Según el acuerdo firmado en 1990, la comunidad de clarisas franciscanas cedía los antiguos dormitorios para su transformación en sala de exposiciones, con una cesión de uso por 50 años prorrogables. A cambio, la Junta iba a invertir casi 2,5 millones de euros en la rehabilitación integral del monasterio. Pero la actuación se quedó en la construcción de quince celdas, la instalación de un ascensor y una intervención mínima en el refectorio y la sala de profundis.
La consejera, quien ha estado acompañada por la abadesa, sor María Rebeca, ha asegurado que "hoy rescatamos del olvido el convenio incumplido durante décadas por la Junta de Andalucía para contribuir a la rehabilitación del Monasterio de Santa Inés, uno de los conjuntos mudéjares más importantes de Sevilla, a cambio de la cesión del uso de las antiguas naves dormitorios y el compasillo como sala de exposiciones, la actual Sala Santa Inés".
La Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico aporta 200.000 euros para la reconstrucción de la Casa del Portero, uno de los espacios más deteriorados del Monasterio de Santa Inés de Sevilla. Esta estancia, ubicada en la zona monumental del convento, carece en la actualidad de cubiertas y de forjados intermedios, ya que fueron retirados en una intervención anterior ante el riesgo de derrumbe.
Las actuaciones previstas en la Casa del Portero con esta inversión son: la revisión de la cimentación, la realización de los forjados de cubierta e intermedio, el picado y el revestimiento con mortero de cal de todos los muros, la reposición de todas las carpinterías, las nuevas instalaciones de agua, electricidad y saneamiento, así como la reposición o recuperación de la escalera y la solería existente.
Del Pozo, que ha visitado el monasterio junto a la secretaria general de Innovación Cultural y Museos, Mar Sánchez Estrella, ha enmarcado esta colaboración dentro de la responsabilidad de tutela que la consejería tiene sobre los bienes culturales que se encuentran en el territorio andaluz: "El patrimonio tiene un fuerte valor identitario, pero además es factor de desarrollo socioeconómico".
La consejera, además, ha anunciado la inversión de 1,2 millones de euros para adaptar la sala Santa Inés –espacio expositivo gestionado desde 1990 por la Junta de Andalucía que ocupa las antiguas naves dormitorio del convento– como sede provisional del Museo Arqueológico de Sevilla. Esta iniciativa, cuyas obras están previstas que comiencen en septiembre de 2021, permitirá exhibir las obras más emblemáticas del Museo durante el periodo que dure su rehabilitación.
Conventos en apuros
El de Santa Inés es uno de los tres conventos sevillanos que presentan más problemas de conservación. Actualmente está en marcha la rehabilitación integral de la iglesia de Madre de Dios, que estaba cerrada desde 2014 por unos desprendimientos. El otro cenobio que requiere de actuaciones es el de San Leandro. Las religiosas agustinas estaban acometiendo la reparación de unas dependencias del claustro para convertirlas en una hospedería con la que obtener recursos económicos para subsistir.
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