Hablan los alfarjes mudéjares del Real Alcázar de Sevilla

Comienzan los estudios y análisis de los techos decorativos del Patio de las Doncellas del Palacio del Rey Don Pedro, que datan del siglo XIV, para una posterior restauración

La restauradora Mari Paz Polo durante la intervención en los alfarjes.
La restauradora Mari Paz Polo durante la intervención en los alfarjes. / Antonio Pizarro

Un estudio completo. Los magníficos alfarjes mudéjares del Palacio del Rey Don Pedro del Real Alcázar están siendo sometidos a una concienzuda revisión previa a su restauración integral. La actuación, que se centra en el Patio de las Doncellas, se fundamenta por el deficiente estado de conservación de esta bella decoración de madera que cubre las cuatro pandas de la estancia y en la necesidad de elaborar un proyecto de intervención que aborde desde diversas líneas de investigación el conocimiento profundo de los elementos decorativos que ofrecen una imagen tan rica y características a estas galerías tan apreciadas por sevillanos y turistas.

Los primeros análisis realizados a pie de andamio revelan que los alfarjes, que datan de la misma época de construcción del palacio por el rey Don Pedro, siglo XIV, han sido objeto de numerosas intervenciones a lo largo de la historia. Unas actuaciones con muy poca base científica que han perseguido atajar los problemas que le afectaban, pero repintando buena parte de la rica decoración. En este sentido, hay que entender que estas restauraciones eran comunes y frecuentes en la decoración del Patio de las Doncellas. Un lugar de complicada conservación al encontrarse expuesto a las inclemencias meteorológicas.

“Ha habido una continuidad en el tiempo de distintas intervenciones. Desde los siglos XV y XVI hasta el reinado de Alfonso XIII, que es cuando se tocan más”, explica Rocío Campos, conservadora del Real Alcázar. Los trabajos que ahora se han realizado tienen como objetivos estudiar las intervenciones anteriores, identificar las patologías del los alfarjes y diseñar las estrategias y la manera en la que se va a llevar a cabo la futura restauración con todos los datos que se extraigan de los análisis.

El escudo de los Reyes Católicos a la entrada del Salón de Embajadores.
El escudo de los Reyes Católicos a la entrada del Salón de Embajadores. / Antonio Pizarro

Concretamente, el equipo que está llevando a cabo la actuación realizará un estudio científico-analítico, que incluye el análisis y la caracterización de los materiales (soporte lígneo y estratos de preparación y polícromos), identificación de la técnica pictórica y el estudio medioambiental y los factores de deterioro. Estudios de investigación histórica necesarios para el conocimiento de los alfarjes (tipología, cronología, atribución e historia material). Un levantamiento planimétrico con toda la documentación gráfica imprescindible para que quede reflejada en detalle la totalidad de la superficie de los alfarjes. Y un estudio del estado de conservación que debe incluir la metodología y criterios de intervención, datos técnicos y medioambientales, el estado de conservación, la propuesta de intervención y su valoración económica.

Uno de los motivos decorativos.
Uno de los motivos decorativos. / Antonio Pizarro

La creación de los alfarjes de la galería baja del Patio de las Doncellas se estima en torno al año 1360, coetánea a la construcción del propio palio del Rey Don Pedro. “Todo apunta a que es así, pero no tenemos del todo la certeza. Con los estudios podremos saber más de ello”, asegura Mari Paz Polo, la responsable de la intervención.

Las restauradoras Rocío Campos y Mari Paz Polo.
Las restauradoras Rocío Campos y Mari Paz Polo. / Antonio Pizarro

Lo más probable es que todos los elementos decorativos del patio se realizaran de manera simultánea, como indica Isabel Rodríguez, directora del Real Alcázar: “Por eso decidimos hacer un estudio completo de todos los acabados del patio antes de intervenir. Empezamos con la azulejería. Después con las yeserías y ahora le toca a los alfarjes. Así podremos acometer una intervención posterior con todo el conocimiento del espacios, que se iniciaría en los alfarjes, seguido de las yeserías y los alicatados”.

Los alfarjes están realizados con la técnica del apeinazado.
Los alfarjes están realizados con la técnica del apeinazado. / Antonio Pizarro

El estado de conservación de los alfarjes es el propio de estar a la intemperie, sometido a la acción de la lluvia, el viento o las oscilaciones térmicas tan acusadas de la ciudad. El soporte (la madera) no presenta problemas importantes, más allá de grietas. Por lo que se descartan riesgos estructurales. Sí es más problemática la situación de las policromías, con craquelados, levantamientos, suciedad... En los alfarjes se sobreponen sucesivas policromías que van desde el propio siglo XIV al XX, lo que provoca una mala adherencia de la pintura. “La que se ve no es la original. Tenemos que ver los resultados de las analíticas de pigmentos y estucos para datarlas”. La madera empleada para la construcción parece de pino, pero también habrá que esperar al resultado de los análisis para determinarlo con certeza.

La restauradora trabajando en la decoración.
La restauradora trabajando en la decoración. / Antonio Pizarro

Los alfarjes del Patio de las Doncellas está realizado mediante la técnica de apeinazado, típica mudéjar. Su principal características es que la distintas piezas que lo componen, denominadas alfajías, llevan ya la decoración incorporada. “Se trata de una estructura mucho más compleja, advierte la restauradora. La decoración alterna los motivos de castillos y leones, propios del escudo castellano, con la vegetación. Las puertas del patio, salvo una, también son de la misma época y están realizadas con la misma técnica. En la puerta que separa el Patio de las Doncellas del Salón de Embajadores se revela parte de la historia de la construcción del Palacio, como el encargo de Pedro I al arquitecto Yusuf del Aljarafe.

El Patio de las Doncellas.
El Patio de las Doncellas. / Antonio Pizarro

En el siglo XV, con la llegada de los Reyes Católicos al Alcázar, muy cerca el Patio de las Doncellas nació su único hijo varón, se produce una gran reforma en el palacio que afecta también a los alfarjes. Se redecoran y, por ejemplo, se instalan dos grandes escudos a la entrada del Salón de Embajadores y del Salón el Techo de Carlos V. En esta época, cuando se construye parte de la zona alta, aunque en época de Pedro I ya había habitaciones superiores como su alcoba, se trasladan algunos de los artesonados de abajo a arriba, puesto que al tener una función puramente decorativa, no estaban preparados para soportar el peso.

Una de las piezas decoradas con pan de oro.
Una de las piezas decoradas con pan de oro. / Antonio Pizarro

Además de las huellas del Pedro I, con la característica banda, y de los Reyes Católicos, con el escudo del águila de San Juan, la presencia del emperador Carlos también está presente en el arrocabe (pieza que une las yeserías con el techo) con el característico Plus Ultra, lema imperial.

En el arrocabe también se han hallado grafitis de la época del rey Alfonso XIII: “1907-1908. Decoró siendo rey Alfonso XII”, dice en referencia a la intervención llevada a cabo. La investigación debe determinar ahora si las actuaciones llevadas a cabo en las yeserías y los alfarjes formaron parte de un proyecto unitario. La presencia de epigrafías también es una constante. “Lo que se ve actualmente es una repolicromía. Con las sucesivas intervenciones se ha perdido el conocimiento de las letras, pero se sigue apreciando la epigrafía subyacente”.

Epigrafías en el arrocabe y el lema del imperio.
Epigrafías en el arrocabe y el lema del imperio. / Antonio Pizarro

Con el paso de los siglos también se fueron modificando los materiales empleados en la decoración. Lo más auténtico en el mudéjar era que se utilizara pan de plata para potenciar los efectos de la luz natural. Cuando llegaron los Reyes Católicos, se empezó a utilizar el pan de oro de primera calidad llegado de América. Más recientemente se ha empleado hasta pintura dorada muy poco recomendable.

Es probable que la última gran reforma de los artesonados fuera entre los años 1581 y 1583, cuando se cubre todo el patio mudéjar y se hace la galería superior. Todo según el gusto de la época.

Una sección de los alfarjes vista a pie de patio.
Una sección de los alfarjes vista a pie de patio. / Antonio Pizarro

Con la futura intervención en estos valiosísimos alfarjes tan sólo quedarían por restaurar los del Patio de las Muñecas. Los del resto de las estancias del Palacio del Rey Don Pedro han sido tratados en las últimas décadas. Los últimos, los del vestíbulo.

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