“Gastamos más agua de la que tenemos, es como vivir permanentemente en números rojos”
Pilar Paneque | Observatorio de la Sequía de la UPO
Pilar Paneque, catedrática de Geografía Humana y responsable del Observatorio de la Sequía de la UPO, aboga por una “reconversión del sector agrario”
La mayor escasez de agua en Sevilla en 25 años
La catedrática de Geografía Humana y responsable del Observatorio Ciudadano de la Sequía de la Universidad Pablo de Olavide, Pilar Paneque, subraya algo que invita a reflexionar: lo que se está produciendo no es una sequía por ausencia de lluvias, sino “una situación de escasez” que achaca a una "explotación excesiva" de los recursos: “Gastamos más agua de la que tenemos, es como vivir permanentemente en números rojos”. Recuerda que el último registro del índice de sequía es de 0,49 y se considera sequía si cae por debajo de 0,3.
“Otra cosa es la situación de escasez, que refleja fuertes desequilibrios entre los recursos disponibles y las demandas de agua” y apunta a que sólo 3 de las 25 unidades territoriales de la demarcación del Guadalquivir están en situación de normalidad. “El decreto se debiera llamar de escasez, es lo que se va a gestionar”.
Preguntada sobre si podría ser el inicio de un ciclo largo de sequía, señala que, aunque es difícil hacer predicciones a largo plazo, el otoño podría ser especialmente seco, lo que “generaría problemas importantes para satisfacer las demandas de determinados meses de 2022”.
Por otro lado, confirma los efectos del cambio climático en cuencas como la del Guadalquivir, que en los últimos 25 años ha contado con un 17% menos de precipitaciones, un 20% menos de aportaciones a embalses y un aumento de la temperatura media de 0,5 grados. “Para lo de debemos prepararnos, sin duda, es para un contexto asegurado con menos recursos disponibles que no podrá soportar las demandas actuales”.
Sobre cómo puede afectar todo a los abastecimientos urbanos, recuerda son los primeros que deben satisfacerse y la sequía de 1991 a 1995 marcó un antes y un después. Hay sensibilidad y se ha avanzado en la concienciación, con la reducción de los consumos.
La responsable del Observatorio de la Sequía cree “evidente que el tiempo de las grandes infraestructuras pasó”. "No solo existe un consenso mayoritario sobre la escasa racionalidad económica y ambiental de la construcción de grandes embalses o trasvases en España, que tiene unas cuencas hiperreguladas, sino que socialmente tampoco son apoyados”. Según sus datos, sólo el 5 % de la población lo ve necesario ahora.
El 'olvido' de los impactos ecológicos
La catedrática de Geografía Humana de la UPO subraya que la escasez de agua ya ha tenido consecuencias en el regadío. "En el sector, además del malestar por las restricciones que se han tenido que asumir en la última campaña, se ha generado cierta tensión entre cultivos, como hemos podido ver en el Guadalquivir entre los leñosos y los propios del Bajo Guadalquivir (hortícolas, remolacha, etc.), o bien entre el olivar y los cultivos subtropicales en la Axarquía. La situación de escasez que vivimos genera por tanto un conflicto entre usos agrarios y en ese debate poco o nada se dice sobre los impactos ecológicos y sobre los servicios ecosistémicos que genera esta situación de sobreexplotación del recurso agua, y que se relacionan directamente con la erosión del suelo, la pérdida de biodiversidad y de humedales, las afecciones paisajísticas o los incendios forestales, entre otros".
Paneque recuerda que el regadío consume el 87% de agua en Andalucía y considera que “las únicas” medidas “efectivas” pasan por reducir los consumos de este sector, aunque todos sean importantes. “No solo se trata de no autorizar más regadíos, de autorizar solo permutas de concesiones o de reducir las demandas un 5% de aquí a 2030, como plantea el Plan Hidrológico del Guadalquivir 2021-2027, en consulta pública. Si partimos de la situación de sobreexplotacion y de los efectos del cambio climático, la apuesta tiene que ser mucho más valiente y transformadora. Estamos en el momento adecuado para reconocer los límites del sistema, hacer cambios profundos y dejar de vivir como en el siglo XX, mirando al cielo. Es necesario contraer significativamente los consumos agrarios y decir algo diferente desde el ámbito científico o el político no sería honesto”.
Más allá del decreto de sequía, con respuestas “necesarias pero cortoplacistas y de carácter coyuntural”, Pilar Paneque cree que es el momento de “abrir un debate sereno sobre la necesaria reconversión del sector agrario. España ya lo hizo con su sector industrial en los años ochenta, en territorios que ahora disfrutan de una renta muy superior a la de Andalucía, y ahora toca avanzar en una dirección similar”.
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