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El Covid-19 trunca el 500 aniversario del convento de Santa María de Jesús

El cenobio de clarisas de la calle Águilas celebra su Año Jubilar en plena pandemia

Busca ayuda para celebrar la gran exposición artística que estaba prevista

Algunos de los tesoros que conservan las religiosas clarisas de Santa María de Jesús. / Antonio Pizarro

Un aniversario en plena pandemia. El convento de Santa María de Jesús está celebrando este año los cinco siglos de su fundación por don Álvaro de Portugal, primo de la reina Isabel la Católica. El pasado mes de enero el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, inauguraba el Año Jubilar que, además de los frutos espirituales y religiosos, perseguía mostrar y restaurar el importantísimo patrimonio artístico de la comunidad clarisa. La incidencia del Covid-19, que se ha mantenido alejado de las 21 religiosas, ha trastocado toda la programación prevista. Como la gran exposición en la que se iban a mostrar los tesoros que se guardan en la clausura. Sí se han acometido importantes tareas de conservación.

Uno de los platos fuertes de la programación del Año Jubilar era una gran exposición artística en la que se iban a mostrar las grandes joyas que guarda este convento: piezas salidas de las manos de Roldán, La Roldana, Jerónimo Hernández, Martínez Montañés, Juan de Mesa, Duque Cornejo... que se conservan tanto en los coros alto y bajo como en las salas que en el interior de la clausura guardan obras tanto de este convento, como de Santa Clara y otros. Las religiosas han desechado la idea de organizar esta gran muestra por su elevado coste económico, pero buscan la manera de que se pueda dar a conocer todo este vasto patrimonio que conservan y cuidan con celo.

Los retablos de la iglesia ya libres de las protecciones que dificultaban la visión. / M. G.

Aunque, al menos por el momento, la exposición artística ha quedado aparcada, las comunidad de clarisas sí ha podido llevar a cabo pequeñas pero importantes mejoras en la fantástica iglesia. En gran medida se debe al empuje de la madre Lucía, superiora de la comunidad. Como buena amante del patrimonio ha impulsado la restauración del Nazareno del Perdón, una obra atribuida a Juan de Mesa, que se está restaurando en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.

El ático del altar mayor y el magnífico artesonado. / Antonio Pizarro

Desde hace unas semanas, los retablos laterales de la iglesia, que es un remanso de paz en la selvática calle Águilas, han vuelto a lucir en todo su esplendor. Se le han retirado unas hornacinas protectoras instaladas hace 20 años tras haber sido objeto de varios robos. Ahora, se pueden admirar con todo lujo de detalles el trabajo de Cristóbal de Guadix, autor de los altares; y las imágenes salidas de la mano del taller de Roldán. Además, se han ocultado todos los cables que antes colgaban por las distintas paredes y, para reforzar la vigilancia, se ha instalado un moderno y completo sistema de cámaras.

Obras conservadas en la comunidad. / Antonio Pizarro

Las monjas además, mantienen en perfecto estado de revista el altar mayor, también salido de la mano de Cristóbal de Guadix, pero con esculturas del propio Roldán, como San Francisco o Santa Clara, o la Virgen que lo preside, obra de su hija Luisa Roldán.

Pero el convento de clarisas guarda otros muchos tesoros. Algunos llegados del Real Monasterio de Santa Clara hace más de 15 años.

Ecce Homo que se atribuye a Juan de Mesa. / M. G.

Un ejemplo es el magnífico frente de altar de azulejo, que en su día servía para dividir en dos el locutorio del convento de San Lorenzo. Otra joya es el fantástico misterio de Pedro Roldán, con el Niño atribuido a su hija, a tamaño natural que se encuentra en la hoy sacristía. “También es de Santa Clara. Era del convento Casa Grande de San Francisco. Cuando cerró se lo dieron a la clarisas, que dicen que se encargaban de lavarle las ropas a los frailes. En el año 2006 se trajo aquí”, detalla sor Lucía.

Comulgatorio procedente de Santa Clara. / M. G.

En el coro bajo también cuenta con piezas de enorme valor, como un comulgatorio del XVI llegado de Santa Clara, imágenes de Mesa o Roldán, o la Virgen del Rosario. En el coro alto, luce una de la grandes devociones antiguas de la ciudad que también llegó de Santa Clara: una imagen de gloria de la Esperanza.

Aunque la pandemia haya truncado la celebración de los 500 años, la mejor manera de colaborar con las monjas es acudir a comprar sus dulces al torno de la calle Águilas. Así podrán seguir cuidando y conservando todo este importante legado histórico y artístico. Una tarea que realizan con abnegación, pocos recursos económicos y mucho esfuerzo.

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