Convento de Santa Inés: así será la recuperación de las valiosas pinturas murales renacentistas
Ya se ha redactado el proyecto para la restauración del testero oeste del claustro del Herbolario que servirá de guía para el resto
El Ayuntamiento y las monjas firman un convenio para la restauración de la escalera del claustro
Un impulso que no debe parar. El convento de Santa Inés es una de las joyas patrimoniales más importantes de la ciudad. Fundado en el siglo XIV por la noble María Coronel, la iglesia y las dependencias actuales datan del siglo XVI y suponen unos de los máximos exponentes de la arquitectura renacentista de Sevilla. A su importancia artística, hay que unir la histórica, puesto que es objeto de leyendas, como la de su propia fundadora, cuyo cuerpo se conserva en el coro; y la de Maese Pérez el organista, compilada por Gustavo Adolfo Bécquer en Rimas y Leyendas. Pese a toda esta grandeza, el monasterio presenta un estado de conservación bastante deficiente. Sobre todo, las valiosísimas pinturas murales del claustro alto, coetáneas a las de la Casa de Pilatos, que hay que recuperar con urgencia para evitar su pérdida.
En los últimos meses, las administraciones han empezado a tomar conciencia sobre la necesaria recuperación de esta joya del patrimonio de la ciudad, tremendamente desconocido para muchos sevillanos. Si en diciembre era la Junta de Andalucía la que comenzaba a saldar su deuda pendiente con Santa Inés, mediante la firma de un nuevo convenio para restaurar la casa del portero y hacer una hospedería, ayer el Ayuntamiento de Sevilla seguía el ejemplo. Antonio Muñoz, delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, y sor Rebeca, abadesa del cenobio, firmaban un acuerdo por el cual la Gerencia de Urbanismo financiará con 40.000 euros la restauración de la escalera que conecta las galerías alta y baja del claustro del Herbolario. No se trata de una actuación baladí, pese a su escaso importe. Permitirá que en un futuro las personas puedan acceder a esta zona para recorrer el convento. Eso sí, serán visitas muy medidas y guiadas para no interferir en la vida monacal, pero que al mismo tiempo podrán generar unos ingresos con los que poder hacer frente a próximas restauraciones.
La firma del convenio se celebró en la sala de profundis, situada en lo que fue la qubba del palacio de la familia Fernández Coronel. Tras la rúbrica, Muñoz se mostró muy satisfecho por poder colaborar con las clarisas: “Hoy es un día importante. Había una demanda ciudadana para intervenir en la rehabilitación del patrimonio religioso. Desde el año 2019 la Gerencia de Urbanismo lo viene haciendo, este año con una dotación presupuestaria de 670.000 euros. Y vamos a seguir haciéndolo en el futuro. Desde aquí muestro mi compromiso para ello”.
Por parte de la comunidad de religiosas, fue el abogado Joaquín Moeckel quien valoró el importante acuerdo: “Me gusta celebrar que el Ayuntamiento se de cuenta que el arte no entiende de ideologías o credos. Que pueda hacer esto sin complejos merece la pena. Es una obra para la ciudad y espero que sea el inicio de una colaboración estupenda”. La abadesa sor Rebeca también mostró su gratitud.
La escalera que permitirá las visitas
El arquitecto que está llevando a cabo las obras de rehabilitación en el convento es Fernando Mendoza, premio nacional de restauración, y que junto al propio Moeckel y el recordado canónigo Juan Garrido Mesa, fue una de las claves en la exitosa rehabilitación de la iglesia del Salvador. Acompaña a Mendoza en esta tareas la también arquitecto Inés Álvarez-Ossorio. Mendoza explicó cómo será la reparación de la escalera que conecta las galerías baja y alta del claustro del Herbolario, que se es actualmente intransitable: “Se va a recuperar también un artesonado muy sencillo pero muy hermoso que se encuentra muy mal. La segunda fase sería abordar por etapas las pinturas murales que datan del XVI y son una joya”.
Para la recuperación del artesonado se va a derribar una escalera de caracol que traspasa la estructura y que conduce al campanario. Durante la intervención se van a realizar también unas catas en los testeros para ver si hay pinturas murales ocultas, un hecho que no hay que descartar. Con la firma del convenio con el Ayuntamiento y una vez obtenida la licencia de obras, los trabajos durarán seis meses.
En el compás conventual se está rehabilitando la llamada casa del portero. Esta actuación es posible gracias al nuevo convenio firmado en diciembre de 2020 con la Junta de Andalucía. La Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico aporta 200.000 euro gracias a los cuales, además de restaurar este espacio tan deteriorado, se construirá una pequeña hospedería con tres apartamentos. “Las casas son del siglo XIX. Vamos a recuperar también la arquería completa tirando una de las paredes. Se encontraba todo muy mal, puesto que la Gerencia de Urbanismo permitió que se retiraran las cubiertas pero sin poner unas provisionales”, señaló Mendoza. A estas obras le quedan unos seis meses para finalizar.
Las tareas que dejó sin hacer la Junta
Una vez concluyan estas dos intervenciones, la rehabilitación integral de Santa Inés pasa por la recuperación de las pinturas murales del claustro alto, como advirtió el arquitecto. Para ello, el equipo encabezado por Fernando Mendoza cuenta ya con el proyecto redactado para intervenir en los paramentos de poniente (testero oeste), paralelo a la calle Santa Ángela de la Cruz, y que deber servir de guía y modelo para los tres lados restantes.
Esta intervención imperiosa se tenía que haber acometido antes de la Expo, pero quedó inconclusa tras incumplir la Junta su palabra. La administración autonómica debía rehabilitar de manera integral el convento a cambio de la cesión de unos antiguos dormitorios como sala de exposiciones. “Santa Inés iba a ser parte del pabellón de Sevilla, pero como no fructificó, la mayoría de las tareas se quedaron sin hacer. La Junta dijo que se había gastado mucho dinero y no quisieron seguir. Aquí se requiere el compromiso de todas las administraciones porque, mires donde mires, está todo mal. El suelo, por ejemplo, que es original, hay que restaurarlo porque no se puede cambiar. O los altares que hay en el claustro. O los azulejos que son del XVI...”, indicó Mendoza.
Más de cien metros de pinturas de gran valor
El claustro o patio del Herbolario, que cuenta con un jardín de tipo de crucero, es el espacio que requiere más atención para su rehabilitación. En la galería alta se muestra el excepcional conjunto de pinturas que ocupan más de cien metros lineales. “Están fechadas en el siglo XVI y posiblemente se realizaron con la dote de doña Catalina de Ribera. Tuvieron modificaciones y reparaciones en 1706, 1783 y tuvo unos pésimos repintes en 1853 por parte de sor María de la Salud García. No se han restaurado nunca estos valiosos elementos, aunque existen muestras de actuaciones de consolidación sin terminar”, explica el proyecto de intervención. Las pinturas están en un estado lamentable de conservación, con gran suciedad, numerosas grietas y faltas del material pictórico. Una de las tareas primordiales de la futura restauración será eliminar los repintes, descubrir y consolidar los originales e intentar arrojar luz sobre su autoría.
Se trata de pinturas realizadas al fresco, al estilo italiano, entre 1540 y 1550. En ellas aparecen representadas 32 escenas del Antiguo Testamento alternadas con 75 santos y santas relacionados con la orden de Santa Clara, enmarcados en simuladas hornacinas y soportes de fingidas ménsulas, decoradas con 38 grutescos y coronadas con el escudo franciscano de las cinco llagas sangrantes. Las escenas comienzan con la creación del hombre y acaban con la alegoría de la Inmaculada Concepción.
Las principales patologías que se observan son la suciedad superficial, la falta de fijación de la película pictórica al soporte y de este con el muro, humedades por filtraciones, embolsados de los morteros y pérdidas de fragmentos, lagunas, grietas por los movimientos de los muros, parcheos con morteros inadecuados y varias capas de repintes.
El proceso de conservación y restauración se plantea en dos fases. Una primera, de consolidación y limpieza. Y una segunda, en la que se realizarían las reintegraciones de soporte y de película pictórica. La intervención en este testero oeste tendría un plazo máximo de ejecución de 9 meses y supondría el punto de partida hacia la recuperación integral del bellísimo claustro renacentista de Santa Inés. Por ello, es tan importante la implicación de las administraciones y de la sociedad y entidades sevillana, ya que la comunidad clarisas se apoya únicamente en la fabricación de dulces y su exigua economía apenas le da para subsistir, no pudiendo abordar la restauración de tan extenso patrimonio religioso, histórico y artístico.
Un conjunto mudéjar de primer orden
La construcción del convento de Santa Inés se llevó a cabo durante el último tercio del siglo XIV y a lo largo de los siglos XV a XIX. La fundación se hizo en la casa palacio familiar de doña María Coronel, que fue sometida a obras de adecuación para transformar este espacio doméstico en conventual, añadiendo la iglesia y reaprovechando una antigua qubba islámica como cementerio de las religiosas (sala de profundis). Con posterioridad serían añadidas a la edificación otras casas y espacios contiguos.
Santa Inés constituye uno de los conjuntos mudéjares más importantes de Sevilla. Su iglesia, claustro del Herbolario y la sala de profundis conforman elementos únicos en el panorama histórico de la ciudad. En cuanto a los bienes muebles, destaca el proyecto de restauración, la consejería de Cultura tiene inventariadas 493 piezas que posibilitarían la formación de un pequeño museo, complemento de una visita religioso- cultural.
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