Convento de Madre de Dios: de Isabel la Católica a Hernán Cortés
La reina, que se alojó en el convento, contribuyó a su creación con una serie casas de la Judería
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El convento de Madre de Dios de la Piedad fue fundado en el año 1496, según la tesis de Carmen y José Antonio Calderón, personas que más y mejor lo han estudiado. La propia reina Isabel la Católica, que se alojó en el cenobio, contribuyó a su creación con la cesión de una serie de casas incautadas a los judíos. La ayuda de fray Diego de Deza también fue fundamental. En la época de máximo esplendor llegó a contar con más de 200 religiosas y ocupaba toda la manzana comprendida por las actuales calles San José, Madre de Dios, Federico Rubio y Plaza Ramón Ybarra Llosent.
Madre de Dios es el lugar de enterramiento de la mujer de Hernán Cortés, Juana de Zúñiga, y sus hijas Catalina y Juana (que fue priora). El empeño de la viuda de Cortés resultó vital para levantar, por ejemplo, todo el presbiterio y el retablo mayor, que se le encarga a Jerónimo Hernández. También reposan en el cenobio de la calle San José los restos de la hija de Murillo y tres bisnietas de Colón.
Artistas como Jerónimo Hernández, Juan de Oviedo, Miguel Adán, Diego de Pesquera, Francisco de Barahona, Lorenzo Mercadante de Bretaña, Villegas y Marmolejo, Pedro de Campaña, Juan del Castillo o Virgilio Mattoni, dejaron sus huellas en el convento.
En la construcción interviene una de las mayores figuras del siglo XVI, Juan de Oviedo, autor del magnífico relieve en piedra de la Virgen del Rosario entregando el rosario a Santo Domingo que hay sobre el dintel de la puerta de entrada. Oviedo, junto a otro importante artista como Miguel Adán, realiza las estatuas yacentes de la capilla mayor. Las dos estatuas orantes que Diego de Pesquera realizó para los nichos se encuentran actualmente en el monasterio de la Cartuja.
El cambio en los gustos hizo que a principios del XVI se sustituyera el primitivo retablo mayor por un nuevo barroco obra de Francisco de Barahona. Las magníficas esculturas de Jerónimo Hernández se encuentran hoy dispersas en distintas estancias del convento.
La Revolución de 1868, nefasta para el patrimonio de Sevilla, hizo que la comunidad fuera expulsada y el edificio entrara en declive. Posteriormente, las dominicas consiguen regresar, pero el convento había quedado reducido a un tercio de su tamaño ya que por mediación del médico Federico Rubio, que pretendía convertir el monasterio en un mercado, gran parte de su superficie se destinó a la nueva facultad de Medicina, actual Cicus en la calle Madre de Dios.
Todo el cenobio, iglesia incluida, fue declarado Monumento Nacional en el año 1971.
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