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Casa de Murillo: la cesión que nunca llega

Pese a la petición unánime del Pleno municipal y las buenas palabras de la Junta, la vivienda sigue acogiendo la oficinas de la Agencia del Flamenco

Tres chicas pasan ante la puerta de la casa de Murillo en la calle Santa Teresa. / José Ángel García

Se trata de uno de los temas patrimoniales pendientes de la ciudad y que no tendría coste político alguno. La cesión de la Casa de Murillo al Ayuntamiento sigue sin materializarse, pese a la actitud favorable de la Junta de Andalucía y al haberlo solicitado, hasta en dos ocasiones, el Pleno del Ayuntamiento. Esta vivienda, situada en la calle Santa Teresa del barrio de Santa Cruz, frente al convento carmelita, debería acoger el museo dedicado al pintor barroco, como piden vecinos y expertos. Para eso se expropió en los años 70 y así funcionó durante algún tiempo. Actualmente, sigue acogiendo la Agencia Andaluza del Flamenco, un organismo que perfectamente podría ubicarse en otras oficinas.

La historia de la Casa de Murillo se remonta a los años 60 del siglo pasado, cuando el historiador Diego Angulo Íñiguez encontró un documento que dice que el pintor habitó en esa vivienda. La referencia le llegó a través de un autor anterior, Félix González de León, que aseguraba que Murillo residió la mayor parte de su vida en Santa Cruz. En el testamento del pintor se detalla habitación por habitación todo lo que había en la casa.

En el año 1972, el Ministerio de Cultura expropia la casa de Murillo y la contigua y decide que sea una dependencia del Museo de Bellas Artes. “Ese decreto sigue vigente y se está incumpliendo. Han pasado casi 50 años de la expropiación y 33 del cierre en 1988. No se puede seguir así”, señala Joaquín Egea, presidente de Adepa. En la rehabilitación del inmueble y su adaptación a casa-museo actuó primero Rafael Manzano y después Fernando Mendoza.

En 1982, siendo Soledad Becerril ministra de Cultura, se impulsa la recuperación y apertura de este espacio dedicado a Murillo. Para ello, se basaron a la descripción del testamento y se utilizaron muebles del siglo XVII. La casa contaba con un cuadro del propio Murillo y otros de sus seguidores. Sevilla contaba, al fin, con una casa-museo dedicada a un personaje propio.

La iniciativa fue muy bien acogida y recibió muchas visitas, pero en 1988 se cerró y se dedicaron sus instalaciones a la universidad Menéndez Pelayo. En ese momento comienza un declive que llega hasta el año 2010. “Siempre existía la promesa de que se volvería a abrir y cuando todos pensaban que así sería, la Junta de Andalucía decide que no será casa de artista y la dedica a oficinas para una agencia del flamenco”, lamenta Egea.

La nueva oportunidad surge en el año 2016 cuando se preparan los fastos por el IV centenario de Murillo. El Ayuntamiento propone que sea recuperada con este motivo. En marzo de 2017, la parlamentaria popular Alicia Martínez solicita que se pongan los medios necesarios para que esto se haga. La reconversión de nuevo en casa de autor no sería muy complicada, puesto que muchos de los muebles y enseres se conservan en el Museo de Artes y Costumbres Populares o en el Bellas Artes.

La Junta, siendo consejera de Cultura Rosa Aguilar, atiende la petición y cede la casa para desarrollar diversas actividades durante el Año Murillo, aunque sólo se desaloja la planta baja, quedando esa entrega a medias.

En febrero de 2019, el Ayuntamiento vuelve a solicitar a la Junta la cesión para hacer una casa-museo. “En 2020 se han llevado a cabo una programación dedicada al barroco que no nos parece mal, pero seguimos preguntando qué es lo que impide que se complete la cesión. Si el Ayuntamiento y la Junta están de acuerdo, ¿cómo van las negociaciones? ¿Es papel mojado todo lo que se acuerda en el pleno? Es la ley del absurdo y una enorme incapacidad política para resolver las cuestiones”, advierte Egea.

El interior de la casa que habitó Murillo. / José Ángel García

La casa es un inmueble muy interesante que se encuentra en buen estado gracias a la última rehabilitación, aunque quedó a medias, y que dispone de todo lo necesario. Técnicamente ofrece muchas posibilidades y sería el lugar ideal para instalar la casa del autor y un centro para la investigación del barroco sevillano, como es el deseo de muchos historiadores del arte.

La Asociación de Vecinos del Barrio de Santa Cruz también tiene interés en recuperar la Casa para este fin. “Hay muchos vecinos con esa inquietud. Se aprobó en el Pleno solicitar la cesión pero ha quedado todo parado. No sabemos nada”, explica María José del Rey, la presidenta de la asociación.

Han pasado casi 50 años de que se expropiara la casa para instalar el museo dedicado al genial pintor Sevillano y 33 desde que se cerró este espacio. Es hora ya de que la ciudad la recupere para su finalidad original.

Las casas de Velázquez y Cernuda

Mientras la Casa de Murillo parece un imposible pese a parecer que todas la administraciones están de acuerdo, en Sevilla se están desarrollando dos interesante proyectos. Gracias a la iniciativa privada, la Casa Natal de Velázquez se libró de convertirse en un hotel o en apartamentos turísticos. La rehabilitación de este inmueble del XVI junto a la Plaza de San Pedro avanza a buena velocidad y este mismo año podrá abrir como centro dedicado al pintor y a la Sevilla de su época. El Ayuntamiento también adquirió recientemente la casa de Luis Cernuda en la calle Acetres y ya han comenzado los estudios técnicos para una próxima restauración, pudiéndose abrir al público a lo largo de 2022. Si se consigue abrir la de Murillo, Sevilla contaría con tres casas museo de primer nivel.

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