La Alameda de Hércules: un territorio degradado

El bulevar se ha convertido en un espacio repleto de pintadas y suciedad y con deficiencias que afectan al pavimento y el mobiliario

Los vecinos denuncian la situación y Cs pide un plan integral para regenerar la zona

El Ayuntamiento defiende que se actúa de manera constante

Uno de los quioscos y diverso mobiliario urbano de la Alameda de Hércules cubierto de pintadas y carteles. / Juan Carlos Muñoz

El 20 de diciembre de 2008 se inauguraba, tras más de un año y medio de retraso y un elevado coste de siete millones de euros, la nueva Alameda. Un céntrico paseo vendido como el baluarte del nuevo urbanismo de la ciudad alejado de la tradicional concepción de su arquitectura verde. La Alameda de Hércules estaba llamada a ser un emblema ciudadano, que la tomaría para su disfrute. Casi 13 años después de aquella pomposa e incompleta puesta de largo, este jardín histórico, que poco responde ya a esa catalogación, se ha convertido en un espacio con una degradación que, en muchos aspectos, se ha convertido en crónica. Los vecinos se han acostumbrado a convivir con las pintadas que aparecer por doquier, y con un aspecto de dejadez generalizado. Las asociaciones de residentes denuncian cada fin de semana en sus redes sociales la botellona y el comportamiento incívico que se produce en muchos de los establecimientos y hacen una llamada al Ayuntamiento para que atienda sus peticiones.

La principal queja vecinal es la importante degradación ambiental que sufre la zona. La Alameda nada tiene ya que ver con aquel vergel que diseñó en 1574 el conde de Barajas y que fue el primer jardín público de Europa, concepto exportado posteriormente a América. En la reforma perdió el albero y buena parte de su arboleda en favor de una solería amarilla, que se ensucia con suma facilidad. Un paseo por la zona deja ver a las claras un pavimento completamente ennegrecido por el paso de los vehículos, al igual que ocurre con los marmolillos de piedra que delimitan las zonas peatonales. Prácticamente todo el mobiliario está cubierto por pintadas que se extienden también a muchas viviendas del paseo y de su entorno.

“Es algo que está a la vista de cualquiera. Cuando la toman con una zona no la dejan hasta que la completan. Por todos lados andan pintando las puertas. Ya llevamos mucho tiempo así. Empezaron por los contenedores y ahora van a por lo que pueden”, lamentó María Núñez, de la Asociación Defensa Alameda. Esta residente explica que todos estos problemas se ponen en conocimiento del Ayuntamiento, que si bien les da respuesta, ésta tarda en materializarse porque son muchos los flancos a tratar. “Nos atiende bien. Nos escucha, pero no se hace al momento. Todo no Se puede atender”, comenta. La dirigente vecinal, cuestionada por la presencia de la Policía, lamenta que “acude para otras cosas más importantes cuando acude”.

Uno de los quioscos de la Alameda completamente pintado. / Juan Carlos Muñoz

Otro residente, Luis Gómez, advirtió que la situación las pintadas se ha desmadrado: “Las hay por todas partes. Eso es notorio. Yo tengo mi casa toda pintada y ya no las quito. ¿Para qué? Te gastas el dinero y te la ensucian otra vez. Al final te aguantas”. Este vecino indicó que la degradación va por zonas. La central, señaló, está más cuidada; y en las calles laterales hay días “que están mejor que otros”. Incidió el vecino en que, además de una cuestión de falta de limpieza, es también una falta de responsabilidad individual: “Hay mucha dejadez en las personas. Son muy guarros en general y dejan todos los envases tirados por el suelo. Lipasam no pasa todos los días ni tampoco pasa siempre por las mismas calles, así que hay suciedad que se puede acumular varios días”.

En cuanto a la presencia de personas bebiendo en la calle y abarrotando los bares, este vecino reconoció que actualmente por las restricciones de la pandemia no hay tantas botellonas, por lo que hay menos molestias, pero auguró que no será por mucho tiempo: “Me temo que cuando se levante el estado de alarma volveremos a estar como antes”.

Una pintada en uno de los bancos. / Juan Carlos Muñoz

Por su parte, el grupo municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento denunció ayer la situación por la que atraviesa la Alameda de Hércules y pidió un plan integral para frenar su degradación. El concejal Lorenzo López Aparicio advirtió de que toda la zona “se encuentra invadida por los grafitis, las pintadas vandálicas y la mugre”.

El Ayuntamiento defiende que es una zona “prioritaria”

El Ayuntamiento de Sevilla defendió que actúa de manera permanente en la Alameda y que se trata de una zona “prioritaria”. Fuente municipales señalaron que se realizan actuaciones continuas de limpieza, conservación y pintado de mobiliario. También se llevan a cabo periódicamente tareas de conservación en los pavimentos. “Se trata de una zona de actuación prioritaria del Casco Antiguo, a lo que se suma la puesta en marcha de iniciativas para la mejora de este espacio público”.

Entre estas actuaciones, desde el Ayuntamiento señalaron la restauración que se ha llevado a cabo en los últimos años de sus esculturas y monumentos; la renovación de contenedores para la mejora de la recogida de residuos; o la mejora del arbolado gracias a las plantaciones de las últimas campañas, que han supuesto la replantación de todos los alcorques que se encontraban vacíos.

Con respecto a la limpieza, por la constante afluencia de personas, es una zona de limpieza y repaso prioritario para Lipasam. “Se realizan labores de forma constante y diaria, bien con baldeo o con barrido mixto, y también de limpieza de mobiliario periódicamente”, apuntaron.

El gobierno municipal explicó que recientemente se han realizado importantes mejoras, como la repavimentación el carril de circulación; o el pintado y arreglo de bancos y las casetillas. Además, se han reubicado los bancos existentes para que haya más espacio entre éstos y las zonas de juegos infantiles.

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