20 mártires sevillanos asesinados por su fe suben a los altares
Estos diez sacerdotes, nueve laicos y un seminarista fueron víctimas del laicismo radical y la persecución religiosa en los albores de la Guerra Civil
Mártires de Sevilla en el siglo XX
“Lo despojaron de los hábitos poniéndole una boina roja"
Manuel González-Serna, Francisco Arias, Miguel Borrero, Mariano Caballero, Pedro Carballo, Juan María Coca, Antonio Jesús Díaz, Salvador Lobato, Rafael Machuca, José Vigil, Enrique Palacios, María Dolores Sobrino, Agustín Alcalá, Mariano López-Cepero, Gabriel López-Cepero, Cristóbal Pérez, Manuel Palacios, José María Rojas, Manuel Luque y Rafael Lobato. 20 mártires sevillanos del siglo XX que fueron asesinados por defender su fe en los tiempos convulsos de los albores de la Guerra Civil en los que el laicismo radical y la persecución religiosa camparon a sus anchas. Son los protagonistas de la otra memoria histórica. La que menos interesa a los políticos. Pero este sábado la Iglesia ha saldado una deuda y los ha elevado a los altares.
La Archidiócesis de Sevilla ha vivido este sábado una jornada histórica con la subida a los altares de estos 20 mártires: 10 sacerdotes, un seminarista, y nueve fieles cristianos laicos. La Catedral se ha llenado de familiares y vecinos de estas 20 personas llegados de sus localidades natales, aquellas en las en las que ejercían sus ministerios o en las que residían: Sevilla, Lora del Río, Utrera, Huelva, Guadalcanal, Cazalla de la Sierra, Coripe, Málaga, Constantina, Aracena, El Puerto de Santa María, Marchena o El Saucedo. Todos ellos fueron asesinados vilmente por una una única causa, su fe, en unos terribles sucesos que se extendieron entre el 18 de julio de 1936, jornada en la que se produzco el golpe de estado y la sublevación militar; y finales de agosto.
El cardenal Marcelo Semeraro, prefecto del dicasterio para las Causas De los Santos, ha presidido una ceremonia concelebrada con 95 sacerdotes, entre ellos los obispos de la provincia eclesiástica de Sevilla, que ha congregado a unos 3.000 fieles en el primer templo de la Archidiócesis. El rito de la beatificación se ha celebrado al inicio de la misa con la lectura de la la circunstancias del martirio y de la carta apostólica del Papa Francisco.
Tras este momento se ha descubierto el tapiz con la imagen de los nuevos beatos y se han llevado en procesión hasta el presbiterio las reliquias de los nuevos beatos. Un emotivo aplauso y el repique de las campanas de la Giralda testimoniaban la subida de los mártires a los altares. Precisamente, debido a la crueldad de los asesinatos y a las dificultades para hallar en muchos casos los restos mortales de los mártires, tan sólo se han podido preparar las reliquias de 9 de los 20 nuevos beatos. Seis de los 10 sacerdotes: Manuel González-Serna Rodríguez (Párroco de Ntra. Sra. de la Encarnación, de Constantina) Placa del féretro. Miguel Borrero Picón (Coadjutor de Santa María de la Mesa, de Utrera) Vértebra. Mariano Caballero Rubio (Coadjutor de la Parroquia de San Pedro, de Huelva) Vértebra. Pedro Carballo Corrales (Párroco de San Sebastián y Santa Ana, de Guadalcanal) Vértebra. Salvador Lobato Pérez (Ecónomo de la P. de San Marcos Evangelista, de El Saucejo) Vértebra. José Vigil Cabrerizo (Capellán de San Jerónimo, de Sevilla) Vértebra. Y tres de los nueves seglares: María Dolores Sobrino Cabrera (Constantina) Rótula. Agustín Alcalá Henke (Alcalá de Guadaira) Esternón. Y José María Rojas Lobo (Marchena) Vértebra.
En su homilía, el cardenal ha repasado las circunstancias en las que perecieron los mártires sevillanos en el contexto de la persecución religiosa previa a la Guerra Civil. “Los
episodios individuales estuvieron acompañados de la destrucción de imágenes sagradas, incendios de iglesias y otros edificios religiosos” ha señalado. De todos los mártires, ha destacado moseñor Semeraro, como vivieron hasta su último aliento dando testimonio de su fe y expresando el perdón y pidiendo misericordia para sus verdugos. González-Serna quiso ser fusilado junto a los Evangelios. Miguel Borrero vistió su sotana, José María Coca, durante los cinco días de su cautiverio ejerció el ministerio de la reconciliación; o Francisco Arias, Mariano Caballero o Pedro Corrales, que murieron invocando la misericordia de Dios y el perdón para sus agresores.
Tras las palabras del cardenal, monseñor Saiz, arzobispo de Sevilla, se ha dirigido a los fieles. En primer lugar, ha agradecido al Papa el gran regalo dado a la Arhidiócesis y ha ensalzado el papel de los mártires y su ejemplo de perdón y reconciliación: “Hemos celebrado con inmenso gozo, en esta Sede de san Leandro y san Isidoro de Sevilla, la beatificación de Manuel González-Serna Rodríguez y 19 compañeros: diez sacerdotes, un seminarista y nueve seglares. La Iglesia, nuestra Madre, se alegra con los mejores de entre sus hijos que, soportando la prueba con amor, alcanzaron la gloria del cielo. Se alegra la Iglesia que peregrina en Sevilla, desde los primeros siglos del cristianismo, fortalecida por el testimonio de sus hijos mártires en la época romana, en la época islámica, en tierras de misión y en la persecución religiosa del siglo XX”.
Monseñor Saiz ha finalizado como un anhelo: el de que el Señor conceda pronto un milagro por a intercesión de estos mártires para su pronta canonización en Roma.
Un proceso iniciado por monseñor Asenjo en 2012
Más de una década ha durado el proceso que este sábado ha concluido en una primera etapa. La tarea de recogida de testimonios ne pereant pobationes fue iniciada en 2012 bajo la dirección del entonces delegado episcopal para las Causas de los Santos y postulador diocesano monseñor Teodoro León Muñoz. Dos años más tarde, el 3 de octubre de 2014, tuvo lugar la solemne apertura de la causa de beatificación y canonización de estos mártires de la Archidiócesis de Sevilla, en una ceremonia celebrada en la Capilla Real de la Catedral presidida por monseñor Juan José Asenjo, entonces arzobispo titular de la Archidiócesis. El 27 de noviembre de 2016 quedó clausurada en el mismo lugar la fase diocesana, iniciándose a partir de entonces la fase romana bajo la dirección del postulador fray Alfonso Ramírez Peralbo.
Durante todo este tiempo se ha llevado a cabo una exhaustiva investigación histórica y testimonial sobre el martirio de esta veintena de personas, tarea que ahora se ve culminada con el reconocimiento como mártires de este grupo de diez sacerdotes, un seminarista, una fiel cristiana laica y ocho fieles cristianos laicos sevillanos.
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