La luz del Cristo de Burgos
Procesión por el 450 aniversario de la talla
El Crucificado ha sido trasladado a la Catedral donde se ha celebrado una misa por su 450 aniversario
La vuelta cuenta con el acompañamiento musical de la Banda del Maestro Tejera
Las imágenes de la procesión extraordinaria del Cristo de Burgos por sus 450 años
Mañana de luz la que nos ha regalado el Cristo de Burgos en este arranque de junio en el que ha celebrado sus 450 años. Una imagen que es precursora del mejor barroco sevillano. Un autor, Vázquez el Viejo, que trajo lo mejor de la escultura castellana a la ciudad para dar forma a la fabulosa escuela sevillana de la que, posteriormente, fueron referencia Montañés, Ocampo, Mesa y tantos otros. Eso y mucho más significa esta talla del Cristo de Burgos que desde su finalización allá por 1574 ha recibido culto en la parroquia de San Pedro. Templo en el que fie bautizado el gran Diego Velázquez el 6 de junio de 1599. El próximo jueves se cumplirán 425 años del nacimiento de este gran genio de la pintura universal, sin que en Sevilla haya atisbo de celebración. Entonces, el Cristo de Burgos ya llevaba 25 años recibiendo los rezos y las plegarias en la capilla funeraria del licenciado Don Juan de Castañeda.
Tuvo que esperar el Cristo de Burgos hasta 1889 para ver nacer a la hermandad que hoy le rinde culto. Una cofradía amoldada a imagen y semejanza de este Crucificado de inspiración severa, solemne, austera. Acostumbrado a la noche, el Cristo de Burgos se ha transformado en la mañana de este sábado en un rayo de luz que ha dejado unas imágenes para el recuerdo. No ha podido la hermandad celebrar este 450 aniversario en la que es plaza mayor de Sevilla, la de San Francisco, el pontifical presidido por el arzobispo, monseñor Saiz, celebrado en el interior de la Catedral ha contribuido a darle mayor solemnidad a esta celebración.
La hermandad, con buen criterio, decidió trasladar al Cristo en la mañana. Todo un acierto. Las estampas dejadas por esta procesión han recordado a la mejor Semana Santa. Nada de excesos. Ni personas que sólo acuden al reclamo de la música o de una coreografía. Ni ha habido bullas. El público justo. La mañana fresca. Las calles relativamente limpias. Cuando el Crucificado de Vázquez el Viejo se adentraba en la plaza que lleva su nombre la ciudad se estaba despertando.
La nutrida representación de hermanos ha contribuido aún más a dar realce al traslado de la imagen. Solemne, solemnísimo ha sido el discurrir por la Alfalfa, la Cuesta del Rosario o Francos. El tempranero horario ha evitado que el exceso de turistas desvirtúe el traslado, como sucede con otras procesiones que recorren el centro ya entrada la mañana. A esas horas sólo se cruzaban algunos que, arrastrando maletas, acababan de llegar a la ciudad.
La incipiente y limpia luz de la mañana ha permitido apreciar todos los detalles del Cristo y de su fabuloso paso procesional, cuyas policromías fueron felizmente recuperadas hace algunos años. Baja el Crucificado de San Pedro por la Cuesta del Rosario mientras los bares se montan los veladores y en la Plaza de San Francisco un operario desmonta el altar en el que se tenía que haber celebrado la misa. En este escenario tranquilo, de persianas de bares a medio levantar, chirría ver los balcones huérfanos de vecinos y con ropa y toallas tendidas en plena Cuesta del Bacalao. El turismo depredador al que nadie es capaz de ponerle freno ofrece una ciudad despersonalizada. Por ello más que nunca hay que resaltar el esfuerzo del Cristo de Burgos y otras hermandades para que no se pierdan las tradiciones.
El cortejo ha llegado a la Catedral a la hora fijada para la celebración eucarística. También solemne y rotunda. En su homilía, monseñor Saiz ha instado a los fieles a seguir a Cristo en el camino de la cruz: "450 aniversario de la imagen de Cristo documentada más antigua de la Semana Santa de Sevilla, primer protagonista de los vía crucis, como el primitivo a la Cruz del Campo, precursor de las procesiones de Semana Santa. Fijemos hoy la mirada, una vez más, en el Santísimo Cristo de Burgos. Seamos capaces de superar las distracciones, la superficialidad, de olvidar los intereses meramente materiales, de dejar a un lado los proyectos sencillamente efímeros. Contemplemos el Santísimo Cristo de Burgos conscientes de que su sacrificio en la cruz es fuente de vida inmortal, es principio de justicia y de paz, es ofrenda de misericordia y de perdón, es garantía de un amor infinito que llevó a Dios a hacerse hombre, y a morir crucificado. Sus brazos abiertos son una invitación a cada ser humano, y nos atraen hacia él para recibir su gracia y salvación".
Finalizada la misa, la corporación de San Pedro ha emprendido de nuevo el camino de regreso a su templo. En esta ocasión, el aliciente lo ha puesto la música de la Banda del Maestro Tejera. La simbiosis de cada Miércoles Santo tras el palio de Madre de Dios de la Palma se ha traspasado al Crucificado. A esta hora la ciudad ya es otra. Las mismas calles han cambiado. Ahora dominan las chanclas, las bermudas y las camisetas. Los veladores agobian. La luz ya quema. Y los turistas molestan. Pero avanza el Cristo de Burgos y suena Tejera. Corpus Christi para empezar. Delicia. Hay que refugiarse en la imagen de Vázquez el Viejo y en este regalo de procesión cuando la ciudad ya busca irremediablemente el verano.
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