Hermandad de la Virgen del Pópulo: Devociones de la antigua Judería

Las imágenes que fueron

En la capilla sacramental de Santa María la Blanca reciben culto las imágenes de esta antigua corporación a la que perteneció Justino de Neve y que en 1623 se unió a la Quinta Angustia en la reducción de cofradías

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Las imágenes de la Hermandad del Pópulo en la capilla sacramental de Santa María la Blanca.
Las imágenes de la Hermandad del Pópulo en la capilla sacramental de Santa María la Blanca. / M. G.

Se conservan en la capilla sacramental de la iglesia de Santa María la Blanca las imágenes titulares de una antigua hermandad a la que pertenecieron personajes ilustres de la ciudad. El Crucificado del Mandato y la Virgen del Pópulo, pese a encontrarse su cofradía extinguida desde hace mucho, siguen gozando de una gran devoción entre los vecinos de esta collación histórica de la ciudad. La historia de esta corporación es tan incierta como apasionante, según se vislumbra en los pocos documentos que se conservan. Realizaría estación de penitencia con tres pasos, se unió a la de la Quinta Angustia en la reducción de cofradías de 1623, aunque se volvieron a separar en 1624; se fusionó con la sacramental... todo ello a pesar de que la última estación de penitencia documentada es de 1662.

Como era habitual entonces esta corporación se conforma por la fusión de otras ya existentes. La del Pópulo se fundó en 1598 en la iglesia de San Esteban y posteriormente se le agrega la del Cristo del Mandato. Así llega a Santa María la Blanca, templo en el que ha permanecido durante más de cuatro siglos, como relata Francisco Javier Sosa, su sacristán: “Desde 1610 se encuentra en el templo y es cuando nace la Hermandad del Lavatorio de Cristo y la Virgen del Pópulo”.

La corporación hacía estación de penitencia con tres pasos. Del primero, el de misterio, sólo se sabe que representaba el pasaje lavatorio de pies, pero nada de él se ha conservado. “Podemos pensar que las imágenes o lo que hubiera se lo llevaron durante la Desamortización, porque ya en el XIX no queda nada”, subraya Sosa. De los otros dos pasos, además de quedar las imágenes, sí se dispone de más datos. El Crucificado se sabe que procesionaba sobre un risco tallado; mientras que la Dolorosa salía bajo un palio de terciopelo azul soportado por diez varas. La corona de plata que luce la Virgen del Pópulo es de gran mérito artístico. Fue labrada en el siglo XVIII por Blas de Amat, que fue quien introdujo la rocalla en la orfebrería. El Crucificado luce unas potencias de autoría anónima de mediados del XVIII.

Las imágenes en su capilla.
Las imágenes en su capilla. / José Ángel García

La hermandad vive un periodo fecundo cuando se instala en la iglesia de Santa María la Blanca, en buena medida por el impulso que le da un personaje tan relevante en la ciudad como Justino de Neve, canónigo de la Catedral de Sevilla y mecenas de Murillo. Fue él quien encarga la profusa e impresionante decoración del templo. “Era el hermano mayor de la Hermandad Sacramental. En 1672 promueve la fusión con la Hermandad de la Virgen del Pópulo”.

Retrato de Justino de Neve realizado por Murillo.
Retrato de Justino de Neve realizado por Murillo. / D. S.

Probablemente, esta unión sea el motivo de que las imágenes de la antigua hermandad de penitencia hayan llegado hasta el siglo XXI en buen estado y con una devoción continuada. Aunque la cofradía deja de salir en 1662, así al menos lo sostiene José Bermejo y Carballo en su libro Glorias Religiosas de Sevilla, la actividad de la Sacramental perduró bastante más en el tiempo. “Se mantuvo al culto hasta los años 20 del siglo pasado. Jurídicamente esta hermandad no está extinguida, sino inactiva al no quedar ningún hermano con vida”.

Además del canónigo visitador de iglesias de la Catedral de Sevilla, la cofradía de la Virgen del Pópulo tuvo otros hermanos ilustres, como el marqués de Astorga, el marqués de Villamanrique; o Fernando de la Torre Farfán, sacerdote que era cronista de la ciudad de Sevilla. Otro personaje importante que perteneció a la nómina de la cofradía fue el escultor José Montes de Oca: “Se conserva la hoja del acta donde aparece el nombramiento como demandero de la junta de gobierno en el año 1735”.

Parece ser que el escultor rehace para la corporación la imagen de un San Juan en el año 1727, aunque el actual se encarga en 1756, dos años después de su fallecimiento. Por su parte, el Crucificado del Mandato es una obra del año 1599 realizada en papelón por Diego García de Santana. La Virgen el Pópulo, con la cabeza también de este material, fue realizada por Pedro Nieto.

La Virgen del Pópulo vestida de hebrea.
La Virgen del Pópulo vestida de hebrea. / D. S.

Andrés Luque Teruel, profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, analiza de este modo la imagen del Crucificado: “El Cristo es la primera época de la Semana Santa, como el primitivo Cristo de Montesión, el del Museo o el Cristo de Burgos. Posterior al de Vera Cruz. En aquella época salían sobre una tarima sin canasto, flores ni velas. El modelado es más efectista que cuidado, pero presenta ya algunas notas que definen la escultura posterior”.

En cuanto a la Dolorosa y el San Juan, Luque Teruel advierte de los problemas para su estudio: “Pedro Nieto es un escultor especializado en pasta. Suyo era el Santo Cristo de la Hermandad de la Macarena, o el primer Nazareno de San Isidoro que se conserva en la casa de hermandad. Es una imagen muy difícil de estudiar porque está muy reformada y no se aprecia bien el trabajo. El San Juan es una imagen barroca que también requiere de estudios rigurosos”. Precisamente, la Dolorosa está siendo sometida actualmente a una serie de estudios por parte de Francisco Carrasco Murillo para una futura restauración.

La hermandad ha vivido dos intentos de reorganización en los años 70 y a mediados de los 90 del pasado siglo, aunque ninguno ha llegado a cuajar. Desde hace unos años, la Virgen del Pópulo y el Cristo del Mandato se llevan al altar mayor el Viernes de Dolores para realizar una meditación en torno a los Dolores de la Virgen y quedan expuestos a la veneración de los fieles. Una muestra de que la devoción a estas imágenes, aunque más íntima, sigue latente en la antigua Judería.

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