La carrera oficial de la Semana Santa de Sevilla es "la menos mala" de las posibles

La Plaza de la Campana, inicio de la carrera oficial de la Semana Santa de Sevilla.
La Plaza de la Campana, inicio de la carrera oficial de la Semana Santa de Sevilla. / D. S.

En los últimos años se han escrito ríos de tinta con proyectos de nuevas carreras oficiales para la Semana Santa, muchas de ellas inviables. El presidente del Consejo de Cofradías, Francisco Vélez, recordó ayer durante la presentación de la reforma de la calle Sierpes, que la actual es "la menos mala" de las posibles. Esta misma idea es compartida por el Ayuntamiento. "Ahora se va a ganar en seguridad y comodidad". El presidente indicó que no van a dejar de actuar en otras parcelas del recorrido oficial de la Semana Santa si observan que hay problemas o testar otra manera de proceder. "Intentaremos que quede de la mejor manera posible en estos próximos cuatro años".

En el caso la nueva calle Sierpes no se podrán poner vallas para delimitar el recorrido de los cortejos al no poder conformarse los pasillos traseros. Esto no quiere decir que no se vaya a instalar algún sistema para que los abonados respeten los tres metros del pasillo central y no perturben el paso de los cortejos. El Consejo le está dando vueltas y pensando en la mejor manera de hacerlo.

De los silleros a la autogestión integral y la seguridad

El Consejo de Cofradías, con Manuel Román como presidente, comenzó a hacerse cargo de la gestión directa de las sillas, primero a través de la empresa Arcasur, para asumir la gestión integral posteriormente, un proceso que culminó en la Semana Santa de 2017, con el actual presidente, Francisco Vélez, como tesorero. Entre medias, la institución publicó los primeros reglamentos para el correcto uso de las localidades. Hace 30 años se podían comprar asientos durante cada jornada. Hoy no es posible.

Para llegar a la situación actual hay que recordar varias fechas claves. En 1979 el Pleno del Ayuntamiento autoriza al Consejo la instalación y explotación de las sillas de la carrera oficial (incluidos los palcos) por 4 años previo pago de las tasas municipales. En 1983 se rubrica el primer convenio formal. En su punto séptimo hace referencia al "necesario beneficio que deben reportar los precios de palcos y sillas al mantenimiento de las cofradías". También se deja claro que corresponde al Consistorio la autorización y el control de los precios. Cuatro años después se renueva el pacto anterior.

En 1992, el presidente del Consejo, Luis Rodríguez-Caso, pide la renovación nuevamente del acuerdo y una subvención municipal para el Corpus y la Virgen de los Reyes. En 1996, el Consejo asume la instalación de vallas en la carrera. En 1998, se firma el convenio más longevo, con 10 años de vigencia.

Los Palcos antes de la reforma.
Los Palcos antes de la reforma. / Martín Cartaya

Así se llega hasta el año 2000. La junta superior presidida por Manuel Román retira la explotación de la carrera oficial a los silleros para adjudicársela a la empresa de servicios Arcasur (cuyo administrador es uno de esos antiguos silleros). Fue un aldabonazo con el que se pretendía que la carrera oficial fuera una fuente de ingresos para las cofradías verdaderamente rentable. La experiencia de Román como tesorero entre los años 1996 y 2000 fue clave para adoptar esta decisión.

Las cifras demostraron que fue una buena decisión. Los silleros pagaron en el año 2000 109 millones de pesetas por la concesión. En 2001, los ingresos ascendieron hasta los 160 millones de pesetas, mientras que Arcasur recibió casi 100 por sus servicios.

En 2003 se redacta el primer reglamento de la historia de la carrera oficial. Sería un paso decisivo para que, un año más tarde, el Consejo asumiera, una vez concluida el periodo de cohabitación con Arcasur, la gestión de un negocio que movía en aquellas fechas cerca de 2,5 millones de euros. Eliminados los intermediarios, los ingresos para las cofradías subirían exponencialmente. La gestión integral, no obstante, no llegó hasta 2017, cuando el Consejo recupera el montaje, desmontaje de las sillas y la acomodación de los abonados.

La carrera oficial de la Semana Santa de Sevilla se ha remodelado en los últimas décadas. Para ello fue clave que la institución asumiera su gestión, siendo presidente Manuel Román. Las grandes reformas de los Palcos y la Campana se llevaron a cabo siendo Juan Ramón Cuerda arquitecto del Consejo. También estuvo cuatro años como tesorero durante el primer mandato de Manuel Román como presidente. Con Antonio Ríos se compraron las nuevas estructuras de los Palcos, más fáciles y rápidas de montar y más seguras, para lo que hubo que pedir un crédito. Hubo un leve cambio de distribución.

Muy polémica fue la reforma en este lugar, acometida entre 1999 y 2000, con airadas protestas de algunos abonados el Lunes Santo. Se ampliaron y crearon nuevos pasillos y se perdieron 603 sillas de venta diaria. Implicó la redistribución de los abonados. La Campana quedó así prácticamente resuelta, como los Palcos, la Avenida o Virgen de los Reyes. Ahora le ha tocado a Sierpes. Y también se espera polémica.

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