Dos años sin Semana Santa en Sevilla: ¿qué supone para la ciudad?
El impacto de la pandemia del Covid
La decisión ya es oficial: analizamos el impacto de la suspensión de las procesiones en Sevilla: para la ciudad, para las propias hermandades, para los artesanos y para sectores clave como la hostelería y el turismo
El 2020 en las cofradías de Sevilla: la pandemia que rompió todos los esquemas
Es un duro revés al estado de ánimo de la ciudad y un impacto económico y social enormemente relevante. Así definió el martes el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, la suspensión por segundo año consecutivo de las procesiones de Semana Santa. Este hecho es tremendamente relevante para una ciudad que vive, en gran parte, de lo que generan sus dos fiestas principales. Los ingresos de la Semana Santa en el año 2019, último de cofradías en las calles, fue de alrededor de 400 millones de euros, según las estimaciones del Ayuntamiento, aproximadamente el 1,3% del PIB local sólo de manera directa y con una inversión municipal de sólo 9 millones.
Que Sevilla se quede sin procesiones, no sólo de Semana Santa, supone un impacto tremendo para la economía más local. Los hosteleros ya advirtieron ayer que daban por perdidos prácticamente el 50% de los ingresos del próximo año. La salida de un paso, no sólo en Semana Santa, es un acicate para el consumo. Sólo hay que recordar la salida extraordinaria de la Virgen de la Esperanza del 31 de mayo de 2014 y cómo los bares y tiendas se quedaron sin existencias debido a las decenas de miles de personas que se echaron a la calle.
Pero no sólo los bares y comercios tienen un importante sustento en la Semana Santa, que en Sevilla se vive durante todo el año. Los hoteles viven una de sus grandes citas en estos días. En los días grandes de 2019, desde el Jueves Santo, y pese a que el tiempo no fue del todo bueno, la ocupación se elevó más allá del 90%, colgando muchos establecimientos el cartel de completo.
Otras cifras facilitadas por el Ayuntamiento que revelan la importancia de la Semana Mayor son los más de dos millones de viajeros transportados por Tussam entre el Viernes de Dolores y el Sábado Santo; los más de 1,1 millones de kilos de residuos recogidos por Lipasam; las más de 100.000 personas que forman parte de los cortejos procesiones; los 6.000 efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que forman el dispositivo; o las 1.700 calles por las que discurren las procesiones.
La crisis de los artesanos
Pero si hay un sector que lo está pasando mal debido a la suspensión de las procesiones es el del arte sacro. Hace unos meses, estos artesanos que mantienen unos oficios con seis siglos de historia, han visto cómo se reducen drásticamente los encargos por parte de la hermandades.
Aunque el 2020 ha sido malo, muchos de ellos han podido seguir adelante por los trabajos que ya tenían cerrados para la anterior Semana Santa. El problema vendrá, como aseguraban, este próximo año. Sin Semana Santa por segunda vez consecutiva y, por tanto, sin los ingresos de la explotación de la carrera oficial, las hermandades tendrá que apretarse todavía mucho más el cinturón. Muchos de estos talleres advierten de que no superarán otro año más sin ingresos. Muchos han tenido que prescindir de trabajadores y se teme que acaben cerrando.
La situación de las hermandades
Muchas hermandades, acostumbradas a vivir en la bonanza que le ofrecían los más de 35.000 que recibían las de dos pasos por la explotación del la carrera oficial, además de lo percibido por las cuotas de hermano o papeletas de sitio, han visto cómo de pronto se han quedado sin buena parte de los ingresos. Además, ya habían recibido la primera parte de la subvención, en torno a 17.000 euros, que tienen que devolver al Consejo ya que se acordó reintegrar el dinero a los abonados.
La situación es crítica para muchas mayordomías, que tienen que hacer frente a los compromisos de pago sin los ingresos previstos. A ello se añade que el cierre prolongado de los templos y las limitaciones de movilidad, han provocado que se vendan menos recuerdos, que los cepillos recauden menos y que la tradicional venta de lotería haya bajado. En una situación especialmente delicada quedan las hermandades que no tienen la papeleta de sitio incluida en la cuota de hermano.
Como en épocas pasadas no queda otra que agudizar el ingenio y recurrir al nunca bien ponderado sablazo a los hermanos más pudientes.
La situación del Consejo económica también es tremendamente complicada, puesto que su funcionamiento también se nutre de los ingresos de la carrera oficial. Este miércoles está prevista la firma de un convenio con la Fundación Cajasol para organizar diversas iniciativas y una gran exposición durante la cuaresma y la Semana Santa con la que se puedan obtener algunos recursos que repercutan en aliviar, al menos en parte, la situación de las cofradías y de la propia institución.
¿Por qué se ha decidido la suspensión tan pronto?
Muchas personas se hacían esta pregunta en las redes sociales tras publicarse el decreto firmado por el arzobispo, monseñor Asenjo. Realmente, la suspensión se ha tomado en la fecha prevista. La Semana Santa, al igual que la Feria que ya fue descartada hace unos días, requiere de una gran logística y preparación tanto por parte del Ayuntamiento como del Consejo y las hermandades. Además, hay que tener en cuenta que la Semana Santa llega este año temprano: el 28 de marzo es Domingo de Ramos.
En estos días tendrían que haber llegado a los abonados las cartas para la renovación de las sillas, que se deberían empezar a pagar la próxima Semana Santa. El arzobispo Asenjo, como todos los obispos del Sur, ya habían advertido en octubre que no había que caer en "sucedáneos inauténticos" de cara a la Semana Santa de 2021, adelantando entonces la más que previsible suspensión.
La previsible evolución de la pandemia para los próximos meses avala esta decisión. Aunque se ha comenzado la vacunación, en la primavera el porcentaje de la población inmunizada será muy baja. Las autoridades sanitarias ya dijeron también que no sería posibles todavía las grandes concentraciones de personas durante los meses de marzo y abril.
La decisión adelantada de Sevilla ha creado cierto malestar en los Consejo de Cofradías de otras ciudades andaluzas, como Málaga, Jerez, Cádiz, Granada o Jaén, que aseguraron que siguen trabajando en un solución junto a sus obispados y que anunciarán una decisión, tras mantener una reunión común, después de las Navidades.
Aunque se retrase, todo hace indicar que se seguirá el mismo camino de Sevilla, puesto que los obispos tienen una postura común y la Junta de Andalucía también recomienda la suspensión de las procesiones.
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