La crisis que hace temblar a los artesanos de la Semana Santa
La mayoría de los talleres afrontan el futuro sin encargos y con muchos puestos de trabajo en peligro
Reclaman ayudas y el compromiso de hermandades y administraciones
Una situación terriblemente complicada. El futuro de muchos talleres de artesanía que trabajan para la Semana Santa es muy incierto. La crisis económica consecuencia de la pandemia del coronavirus ha dejado a las hermandades sin ingresos y, a ellos, sin encargos para el futuro. Algunos todavía cuentan con encargos hasta la próxima Semana Santa, cuyas procesiones no se celebrarán con casi toda probabilidad, pero después todo es una incógnita. Son muchos los puestos de trabajo que están en juego. La crisis económica del año 2008 ya dejó muy tocado a este colectivo que trabaja desde hace cinco siglos para engrandecer a la Semana Santa y a sus hermandades. Con esta situación tan preocupante, han alzado la voz para exigir sensibilidad y compromiso tanto a las administraciones como a las propias cofradías.
En el año 2017 se creó en Sevilla la Asociación Gremial de Arte Sacro para promocionar y defender este arte único. Actualmente son más de 50 los talleres de todas las disciplinas que se integran en el colectivo. Su presidente, el bordador Francisco Carrera Iglesias, explica cuál es la complicada situación a la que se enfrentan: “Algunos de los talleres están medio bien y otros no lo están tanto. Hay una gran zozobra porque no sabemos qué va a ocurrir el próximo año. Nuestros trabajos los marca la Semana Santa”. Con la celebración del año pasado suspendida y con las negras perspectivas para 2021, las hermandades han dejado de percibir la subvención de la carrera oficial, más de 36.000 euros en el caso de las hermandades de dos pasos. Además, debido a la pandemia, muchas tampoco han ingresado el dinero de las papeletas de sitio ni han obtenido recursos extraordinarios por la celebración de tómbolas o la explotación de la caseta de feria. Un agujero que se extenderá al año próximo y que ha cerrado el grifo de los encargos.
“Hay hermandades que han ido parando trabajos, otras lo han dilatado en el tiempo. También las hay que han frenado restauraciones previstas. Todo esto, unido a que las perspectivas no están muy claras, hacen que nuestras expectativas estén por los suelos”, advierte Carrera Iglesias. Actualmente, cuando los artesanos deberían estar a pleno rendimiento, hay algunos talleres que siguen con personas en Erte u otros que no han retomado la actividad tras la Semana Santa. Los problemas de liquidez y empleo son evidentes.
Los artesanos se tienen que enfrentar también a la terrible competencia, con algunos poco profesionales que prácticamente regalan los trabajos, o a los talleres ilegales que no están dados de alta, por lo que piden responsabilidad a las hermandades.
“Ahora mismo hay trabajo pero mucha incertidumbre”, señala Alberto Pérez Rojas, escultor e imaginero. Este valor en alza de la escultura procesional sostiene que las hermandades lo van a pasar mal con la merma de ingresos y augura que incluso algunas tendrán problemas de impago en las cuotas de hermano. En su caso, tiene trabajo hasta la próxima Semana Santa, aunque no la situación varía después. “En nuestro caso somos dos personas, pero los talleres que tienen muchos trabajadores están con las carnes abiertas”. Para mitigar el riesgo, desde hace años este escultor ha diversificado su negocio y trabaja mucho para colecciones particulares y otros colectivos diferente a las hermandades.
El dorador Enrique Castellano también cuenta con trabajos encargados desde antes de la pandemia, pero lo que ocurra a partir de mediados de 2021 es una incógnita: “Estamos ahora con el paso de la Mortaja y el nuevo altar de la Virgen de los Desamparados, pero encargos no hay prácticamente ninguno. Sólo pequeñas cosas. Las hermandades han tenido que echar el freno. Hasta la Semana Santa próxima estamos medio cubiertos. A partir de ahí se abre la incógnita”. Este artesano es consciente de que si no entra trabajo tendrán que recortar en empleo.
El carpintero de Los Palacios Enrique Gonzálvez cuenta con cinco personas en nómina y su objetivo es claro: “Prefiero no ganar yo dinero pero mantener el empleo”. Este artesano construyó 18 pasos el año pasado, este año sólo tiene dos, ya que le han anulado muchos trabajos, por lo que se ha visto obligado a reciclarse para seguir con la actividad. Ha adquirido un brazo robótico que le permite realizar copias digitales de imágenes. El carpintero incide en que la caridad también consiste en dar trabajo a los artesanos.
El tallista Francisco Verdugo asegura que si el confinamiento hubiera sido en otra época del año muchos talleres estarían todavía peor. En su caso, tiene encargos para terminar bien este año. “Hay un par de hermandades, la de Santa Cruz de Huelva y la Flagelación de Ciudad Real, que me han respondido bien. Me han dado ese trabajo necesario para cubrir el año, aunque es cierto que no hay muchas alegrías. Verdugo, se muestra confiado con lo que pueda pasar el próximo año, aunque es consciente de que la celebración de las procesiones de Semana Santa será muy difícil, pero pone el foco en 2022 y espera que con ese horizonte se animen los encargos.
Un panorama de mucha incertidumbre y zozobra dibuja el orfebre Ángel Delgado, del prestigioso taller Hermanos Delgado López: “Obra nueva no está entrando nada. Esa es nuestra gran preocupación. No sabemos qué va a pasar en el futuro y tenemos los mismo gastos de cualquier negocio pero sin que entre dinero”. El no contar con encargos, el taller ha tenido que prescindir del personal que estaba contratado por obras y servicios. De ocho que eran, se han quedado en cuatro.
Estos orfebres todavía recuerdan las terribles consecuencias que la crisis de 2008 tuvo para muchos talleres y tienen miedo de que vuelvan a padecer algo parecido: “Entonces mantuvimos el tipo como pudimos. Yo le pido a las hermandades que no nos olviden. Nosotros también somos parte de la bolsa de caridad”.
Son muchas las voces que han recordado en las últimas semanas la importancia que los artistas sacros tienen en Sevilla, Andalucía y buena parte de España. Incluso el Rey Felipe VI, se solidarizó con su situación en una carta reciente. En juego están cientos de puestos de trabajo, un arte único y autóctono conformado durante siglos y la imagen y la categoría de la Semana Santa. No es poco lo que está en juego.
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