“Puedo aplicar mi experiencia para que el Consejo vuelva a ser lo que fue”
Francisco Vélez | Candidato al Consejo de Cofradías
Fue el primero que dio a conocer que se presentaría a presidente. El abogado Francisco Vélez es el actual tesorero de junta superior, donde acumula un bagaje de 18 años. Asegura que esta experiencia le sirve para poder aplicar todo lo bueno que ha aprendido y descartar lo malo. Es claro al señalar que la principal tarea de la junta superior deber ser recuperar la autoridad moral.
-Sorprendió que se decidiera a dar el paso tan pronto
–No fue una sorpresa. Los compañeros en la junta superior creo que ya sabían que yo tenía tomada la decisión de presentar una candidatura, entre otras cosas porque creo que es el momento de rectificar el rumbo que el Consejo estaba tomando desde hace unos años.
–Usted lleva 18 años en la junta superior, ¿cree que eso es un lastre o una ventaja?
–Yo comencé con Antonio Ríos, luego estuve con Manolo Román, con Adolfo Arenas... He tenido ocasión de aprender cosas muy buenas y de conocer las que no son tan buenas. Puedo aplicar esa experiencia acumulada para que el Consejo vuelva a ser lo que nunca debió dejar de ser.
–¿Le salen las cuentas?
–Las cuentas nos salen a los dos candidatos. No pienso en eso. Tengo un proyecto y un equipo para desarrollarlo. Serán los hermanos mayores los que decidan qué opción les parece la mejor. Puedo hacer cuentas y tener una idea equivocada sobre los apoyos que pueda tener.
–¿Cómo va a restañar la imagen de una institución tan expuesta a escándalos en los últimos años?
–El Consejo tiene que recuperar la autoridad moral, el respeto y el cariño de las hermandades. Debemos ser ejemplares y no caer en estos episodios que hemos tenido anteriormente.
–¿Ha existido alguna posibilidad de que concurriera una única candidatura?
–Nunca se ha planteado porque creo que los dos candidatos tenemos visiones distintas.
–Háblenos de su proyecto.
–El servicio a las hermandades, como se recoge en el artículo 2 de los estatutos. El Consejo está para ayudar a las hermandades, para colaborar, poner a su disposición los medios de los que no pueden disponer de manera individual, poner a su servicio una serie de coberturas, como contables, jurídicas... y ayudarlas a la integración en la sociedad civil y, de forma fundamental, en la Iglesia de Sevilla. Siempre con la aquiescencia de las hermandades. Tenemos que estar mucho más unidos e ir de la mano. Lo primero es recuperar la confianza y la legitimidad perdidas.
–¿Hará públicas las cuentas de las institución?
–No entiendo ahora este caballo de batalla. No tengo ningún inconveniente. Creo que las cuentas del Consejo están muy controladas. Hay seis censores, tres plenos y una asamblea que las aprueban, una auditoría externa, son supervisadas por el Arzobispado... No pueden ser más claras. No hay inconveniente en publicarlas, pero tiene que salir del seno de los hermanos mayores. Estoy muy satisfecho con los resultados en los años que he sido tesorero.
–Como tesorero también ha sido en los últimos años responsable de la carrera oficial, ¿cree necesario algún cambio?
–No es la panacea, pero está bien. Hay algunas zonas donde sí se podrían hacer retoques, como la calle Sierpes, que es incómoda para el usuario y para las hermandades. Por decirlo de alguna manera, habría que cortarles las puntas, pero de una manera escalonada, evitando daños colaterales. Todo esto repercute en los abonados, que llevan toda una vida allí. Eso hay que cuidarlo. Hay que tener prevista una reubicación. No podemos poner en la calle de la noche a la mañana a cientos de personas. Ya el año pasado dejamos libres los pasillos y se consiguió reubicar a todo el mundo. Creo que, en definitiva, la carrera oficial cumple con las expectativas y con los requisitos, teniendo cosas que mejorar.
–¿Por qué no le gusta el Martes Santo del pasado año? Las hermandades lo han calificado de éxito.
–Me inclino porque la Semana Santa al completo tiene que ser comenzando por la Campana y terminando por la Puerta de los Palos. Desde siempre me he pronunciado así. No es un capricho. Creo que la Semana Santa es un todo. Estoy convencido de que al Martes Santo hay que darle una solución. Ninguna hermandad debe entrar a las cuatro de la madrugada ni salir antes de las 10. Hay otras soluciones que no son hacer la carrera oficial al revés. Vamos a ponernos a trabajar desde el primer minuto. Como las hermandades del Martes Santo han tenido la generosidad el año pasado de alterar horarios, itinerarios y orden, con esa disponibilidad y buena fe podríamos buscar soluciones que sean plausibles entrando por Campana. Vamos a conseguir que el Martes Santo esté satisfecho. Estoy convencido.
–¿Es partidario de que haya una remuneración por pintar el cartel de la Semana Santa? Hay que recordar que el Consejo tiene más de 3,5 millones de ingresos.
–Se podría articular si se obtienen recursos externos o algún patrocinador se implica. El Consejo edita cuatro carteles. No es fácil, pero no lo descarto en absoluto. Hay que estudiarlo con mucha prudencia.
–¿Qué hará con las cofradías que están pidiendo paso para entrar en la carrera oficial?
–Eso está suficientemente previsto en los estatutos. Depende de un pleno de penitencia y de la aprobación del día. Escapa un poco al control de la junta superior.
–¿Es partidario de limitar los cortejos para aliviar los horarios, pidiendo, por ejemplo, una antigüedad mínima de tres años?
–El crecimiento excesivo de los cortejos está creando problemas de organización y en cuanto a controlar la seguridad en determinadas jornadas. Es muy difícil limitar los cortejos. Los hermanos tienen derecho y obligación de salir. En ese tema el Consejo no podría entrar. Tendría que ser una decisión de cada hermandad.
–¿Cree que hay un exceso de actos de todo tipo en la calle?
–Sí, se han multiplicado de forma exponencial en los últimos años. Las hermandades deberían hacer una reflexión.
–¿Está el presidente del Consejo demasiado expuesto a la opinión pública?
–Creo que posiblemente tenga un exceso de actos públicos, manifestaciones o declaraciones. La labor del presidente es la coordinación de la junta superior y el trabajo y la gestión en pro de las hermandades.
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