Procesiones extraordinarias, excesos horarios

¿Es oportuno que una procesión dure doce horas o más? La polémica está servida después de que buena parte de las salidas extraordinarias, que por diferentes motivos se han producido durante los últimos años, hayan sobrepasado los límites de lo prudente. El contexto social actual, con las crecientes amenazas de seguridad, la multiplicación de los actos, de todo tipo, en la vía pública, y un presupuesto municipal muy limitado para cubrir las horas extras de la Policía Local, invitan a las cofradías a realizar una profunda reflexión. Con todos estos condicionantes, el sábado tendrá lugar la procesión triunfal de la Virgen de la Salud, de la Hermandad de San Gonzalo, tras su coronación canónica. El regreso al Barrio León tendrá una duración muy próxima a las doce horas.

De un tiempo a esta parte las hermandades, tan ajustadas al minuto durante la Semana Santa, olvidan el reloj cuando protagonizan una salida extraordinaria. Es el día grande, un jornada que no se volverá a repetir, y utilizan estos argumentos, junto a otros, como el exceso de público o calor que dificulta el andar, para justificar lo que a todas luces se puede considerar un abuso que se aleja de una manifestación pública de fe o piedad popular. Se ha convertido en algo habitual que los miembros del Cabildo Catedral tengan que aguardar, en ocasiones durante algunas horas, la llegada de la procesión. El traslado de ida de la Virgen de la Salud a la Catedral duró once horas y, según los horarios oficiales remitidos por el Consejo de Cofradías, mañana serán once horas y media de procesión. Está previsto que el cortejo parta de la Catedral a las 16:30 y que la Virgen se recoja en su parroquia a las 04:00. El hermano mayor, José Fernández, aseguró a este periódico que éste es el horario previsto y no el que ha circulado desde el lunes, que preveía la entrada a las 06:00. En cualquier caso, defiende que el tiempo de estancia en la calle se alarga por las visitas previstas a la capilla de los Marineros, Santa Ana o la Estrella.

Una de las procesiones de mayor duración de los últimos años fue el regreso de la Esperanza de Triana a su capilla tras celebrar en la Catedral el XXV aniversario de su coronación pontificia. Fue el 6 de junio de 2009. La Dolorosa salió del Templo Metropolitano a las 21:00, tras retrasarse el regreso por la lluvia, y entró en la capilla de los Marineros a las 11:30 de la mañana. Más de 14 horas.

En el año 2010, la Virgen de la Estrella también protagonizó una larga procesión por Triana para celebrar el 450 aniversario fundacional. La Dolorosa estuvo durante más de once horas recorriendo las calles del barrio.

Una de las procesiones más multitudinarias y extensas que se recuerdan fueron las de la Macarena en mayo de 2014 por el 50 aniversario de la coronación. Si la procesión de ida a la Catedral, el 24 de mayo, ya duró once horas, el 31 de mayo se desbordaron todas las previsiones. La Virgen de la Esperanza estuvo casi 24 horas en la calle entre el traslado a la Plaza de España y el regreso con parada técnica en el Rectorado. La Virgen salió de la Universidad a las 19:00 y entró en su basílica a las 07:40, con las primeras luces del día. Fueron casi 13 horas en las que visitó a varias hermandades en su templo. Un tiempo de gozo, pero también de desmesura.

Hasta ahora, la procesión que más se ha alargado, casi 16 horas, fue la protagonizada por la Virgen de la Hiniesta en octubre de 2015 para conmemorar el 450 aniversario de la fundación de la hermandad. La Dolorosa salió de San Julián a las 15:30 y se recogió a las 05:46, (restándole una hora al reloj por el cambio de hora que se produjo esa jornada). Recorrió unos cuatro kilómetros con visitas a San Hermenegildo, San Martín, Montesión, San Juan de la Palma, los Terceros, San Román o Santa Marina.

En el año 2015, la Virgen del Rosario de Montesión estuvo más de seis horas en la calle durante su rosario de la aurora anual. La Dolorosa de la calle Feria cruzó el río para visitar a la Hermandad de la Estrella en Triana. Este exceso, provocó que el Arzobispado limitara estos cultos, así como las procesiones de gloria, a las calles de la feligresías correspondientes.

El delegado diocesano de Hermandades, Marcelino Manzano, señaló a este periódico que es necesario que "exista una necesaria mesura" en las procesiones extraordinarias. "Tienen que hacer un esfuerzo para un buen discurrir y no causar perjuicios a la ciudad. No es adecuado perder la mesura, pero las hermandades aseguran que no es algo buscado o premeditado".