La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Este último viernes de marzo, la Hermandad del Dulce Nombre realizó su tradicional vía crucis presidido por el Cristo del Mayor Dolor. Este crucificado no procesiona el Martes Santo, y esta es la única oportunidad de verlo por las calles de la feligresía, en su vía crucis público de cada cuaresma. La imagen ha permanecido en besamanos desde el viernes hasta este domingo, en el la capilla de la hermandad, excepto el viernes que sí lo hizo en el altar mayor de la Parroquia de San Lorenzo.
Un considerable cortejo de hermanos con cirio y una representación de la archicofradía sacramental de la Soledad acompañaron al Cristo por calles como Conde de Barajas, Jesús del Gran Poder, Pescadores, Hernán Cortés y Flandes. Durante el vía crucis se hizo estación al Convento de Santa Ana, de las Orden de las Carmelitas Descalzas, y a la Basílica de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Las andas, guiadas por los hermanos Gallego, permitían una pequeña incorporación del Crucificado, pudiéndose contemplar con mayor esplendor, exornadas éstas con lirios morados.
A modo de referencia artística, podría destacarse que es una escultura de cedro policromada de 140 centímetros de altura, de estilo manierista, obra anónima atribuida indistintamente a Juan Oviedo y a Andrés de Ocampo. Está fijada por tres clavos a su cruz arbórea, tallada en el desaparecido Taller Isbilia de Sevilla en 1985. Este mismo taller de restauración realizó, en 1990, modificaciones en ella. El crucificado fue restaurado por Sebastián Santos Rojas, tras sufrir la quemaduras de sus piernas en un fuego fortuito acaecido en su altar de San Antonio de Padua, en septiembre de 1941.
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios