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El Cristo de la Buena Muerte regresa a la Universidad tras su restauración

Pedro Manzano ha tratado a la imagen de Juan de Mesa en los últimos 124 días.

El Cristo de la Buena Muerte, en su altar tras ser restaurado. / Juan Carlos Vázquez
- Vídeo: Juan Carlos Vázquez

11 de enero 2019 - 11:09

El Cristo de la Buena Muerte, titular de la Hermandad de los Estudiantes, ha sido repuesto este viernes al culto en la capilla universitaria tras ser restaurado durante los últimos 124 días por Pedro Manzano.

El cabildo de hermanos y la Comisión de Patrimonio Histórico dieron el pasado mes de marzo el visto bueno a esta actuación conservativa. La portentosa imagen tallada por Juan de Mesa fue retirado del culto en septiembre y trasladado al estudio del restaurador donde ha sido tratado de diversas afecciones.

Detalle del Crucificado. / Hermandad de los Estudiantes

El restaurador Pedro Manzano realizó en 2017 un informe diagnóstico del estado de conservación del Crucificado, que incluyó un estudio mediante imágenes médicas (TAC y tomas radiográficas). La Universidad de Sevilla solicitó a la Comisión Provincial de Patrimonio el correspondiente permiso de intervención, que incluía la revisión de los ensambles, consolidación y cierre de fisuras; consolidación y la valoración del estado de conservación de los elementos metálicos así como de su función en la actualidad con el fin de determinar su posible extracción y sustitución por espigas de madera.

El análisis realizados en el Cristo han permitido observar que la tensión que soportaba el brazo izquierdo era superior a la de las demás extremidades debido a un problema en el apoyo de la mano sobre el patíbulo. Esto había generado algunas fisuras en la policromía.

Para conseguir un apoyo firme de los dorsos de las manos sobre la cruz se han insertado dos piezas de madera en las zonas de contacto. Posteriormente, se han tallado en forma de nudos e integrado cromáticamente con la cruz. De ese modo, los puntos de contacto de la imagen con la cruz se han mejorado sustancialmente.

El Cristo de la Buena Muerte en su capilla. / Juan Carlos Vázquez

También se ha practicado una limpieza de carácter menor, que se ha restringido a la suciedad depositada en superficie desde la última restauración, que tuvo lugar en 1995. Se ha utilizado un disolvente suave aplicado en hisopos de algodón, que ha permitido retirar las sustancias que se han ido depositando sobre la superficie de la policromía con el paso de los años, manteniendo las reintegraciones cromáticas realizadas por los técnicos del ICROA.

La fase final de la intervención ha consistido en la consolidación de los estratos polícromos que se encontraban desunidos del soporte, la reposición del estrato de preparación en aquellas zonas en las que se había desprendido y la reintegración cromática de las perdidas.

Detalle de los pies del Cristo. / Hermandad de los Estudiantes

El Cristo de la Buena Muerte es una escultura en madera policromada, encargada en 1620 al imaginero Juan de Mesa por el padre Pedro Urteaga, prepósito de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús. Una vez fueron expulsados los Jesuitas de España en 1767 por Pragmática Sanción de Carlos III, la Universidad de Sevilla se traslada a la Casa Profesa de la orden en la calle Laraña, asumiendo la titularidad de la iglesia de la Anunciación y de la mayor parte de bienes patrimoniales de los jesuitas; entre ellos, la imagen del Crucificado de la Buena Muerte. Desde 1924, año de su fundación, el Cristo de la Buena Muerte es imagen titular de la Hermandad de los Estudiantes.

La imagen fue restaurada en 1983 por el profesor Francisco Arquillo tras sufrir una caída durante un traslado. Durante la restauración se descubrió en el interior de la cabeza un documento o nota que confirmaba la autoría de Juan de Mesa. Posteriormente, en 1994 se realizó la gran intervención en Madrid y 2004 también se acometieron trabajos de restauración.

Análisis de la policromía

Entre los estudios previos realizados a la policromía destaca su análisis químico. Con ello se pretendía conocer los materiales presentes, tanto los originales como los pertenecientes a los recubrimientos o repintes posteriores, así como su disposición en capas.

El resultado ha permitido identificar los componentes del estrato de preparación, que está formado por un yeso fino, impurificado de manera natural con arcillas y con cloruro de sodio y blanco de plomo añadidos a concentraciones muy bajas. Sobre la preparación aparecen capas de color al óleo, en el caso de la carnación, y al temple, en el paño de pureza. En la muestra de carnación predomina el aceite de linaza. En la muestra de paño de pureza aparece una mezcla de cola animal (de la preparación) y huevo (de la capa pictórica original).

También se identifican en el paño de pureza tres repolicromías, todas ellas ricas en blanco de plomo y al óleo. En la superior aparece sulfato de bario, lo que indica que se realizó a partir del siglo XVIII. La característica principal de la policromía original en ambos casos es la fina molienda de los pigmentos. En la superficie se ha identificado un barniz de tipo acrílico.

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