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Isco Alarcón apunta directo al corazón de la afición bética

Real Betis | El reportaje

El malagueño, muy cómodo en este triángulo con Guido y Marc Roca, cuenta las horas para debutar en el Villamarín, responder a la ilusión de la afición y proseguir su rehabilitación

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Isco Alarcón, en el entrenamiento matinal de este viernes. / Antonio Pizarro

Isco Alarcón ha caído de pie en el seno de la plantilla bética. Las imágenes que se suceden en su rutinario trabajo en la ciudad deportiva inspiran sintonía, buen rollo. Bajo el padrinazgo de Manuel Pellegrini, el talentoso malagueño se siente valorado de nuevo y cuenta las horas para debutar este domingo en el estadio Benito Villamarín ante la afición verdiblanca.

La parroquia verdiblanca lo va a recibir con los brazos abiertos. Y por varios motivos: por el propio carisma de un jugador que fue estrella rutilante en el Real Madrid, por la estética de su juego, por el aval de Pellegrini y, por qué esconderlo, por su abrupta salida del Sevilla y su condición de persona non grata por Nervión.

El ex sevillista disfrutó de un feliz debut en Villarreal y afronta la importante cita ante el Atlético de Madrid armado de confianza. Manuel Pellegrini lo tuvo claro: Guido Rodríguez y el debutante Marc Roca como contrafuertes por detrás e Isco como tercer y último vértice del triángulo, el más adelantado y el más libre. Fuera del club Canales y varado aún Fekir, Pellegrini quiere exprimir su torrencial creatividad.

El costasoleño se sintió muy cómodo y el fútbol fluyó. No sólo en su excelente pase profundo a Luiz Henrique antes de que el brasileño burlara la oposición de Alberto Moreno y asistiera a Ayoze. También en otro puñado de acciones.

Llamó la atención que bien entrada la segunda parte, pinchara una pelota llovida del cielo en el mediocampo, volcado a la izquierda, y aún tuviera fuelle para plantarse en el borde del área sin que Pedraza pudiera neutralizarlo. Esa poderosa carrera distinguió a un jugador que está fresco, ligero de piernas.

Salió del campo en el minuto 71 tras una entrega plena, con varias acciones defensivas que denotaron su plena implicación. En ese ardor sin el balón se vio que tiene muchas ansias de demostrarle mucho a mucha gente. Y el Betis puede ser el gran beneficiado.

Su traumática salida del Sevilla aún está demasiado fresca en su mente. Y también en la opinión pública, tras airear su encontronazo con Monchi poco antes de su marcha del club de Nervión en el mercado invernal, acordando la extinción del contrato sin percibir cantidad alguna pendiente.

No está dispuesto el internacional español a padecer una experiencia similar en el eterno rival. Y es consciente de que un buen inicio no garantiza nada: los dos primeros meses de Isco de sevillista fueron más que convincentes y después pasó lo que pasó.

Bajo la dirección de Julen Lopetegui, que sólo estuvo las siete primeras jornadas, Isco tomó parte en sus seis últimas, de la segunda jornada a la séptima, y tuvo su pico de rendimiento en la quinta (ante el Espanyol en Cornellá, 2-3) y la sexta (1-1 ante el Villarreal en La Cerámica, curiosamente). Entonces, Isco destiló el mismo compromiso y ardor que mostró el pasado domingo. Y en una posición similar, de enganche. Asistió a Óliver Torres en el 0-1 provisional del Sevilla en Villarreal.

No obstante, la deriva deportiva del equipo blanco (un hándicap que espera no padecer en el fiable bloque de Pellegrini) perturbó la trayectoria del malagueño, quien de la mano del relevo de Lopetegui, Jorge Sampaoli, también participó en 6 de las 7 jornadas ligueras, cuatro de titular, antes de que llegara el parón de noviembre por el Mundial.

El 9 de noviembre de 2022, Isco jugó su último partido como sevillista. Actuó los primeros 45 minutos en la derrota, otra más, ante la Real Sociedad en el Ramón Sánchez-Pizjuán (1-2) antes de la Copa del mundo de Qatar. Luego llegaría su sonada pelea con Monchi, su salida del club y su frustrada llegada al Unión de Berlín en el mercado invernal después de que los alemanes le modificaran el contrato acordado.

Isco llegó a ser aclamado en Nervión el 25 de octubre, cuando marcó un golazo al Copenhague en la Champions y contribuyó a una goleada (3-0) la postre decisiva para que el Sevilla entrara en una Europa League que volvió a ganar. Pero semanas después, su sueño de disfrutar de una rehabilitación plena estalló en mil pedazos.

“Yo tengo culpa de muchas cosas, de haberme dejado llevar en algunas ocasiones, de bajar los brazos incluso en entrenamientos”, confesó en la polémica entrevista a Marca de este verano. Pero parece dispuesto a dejarlo todo sobre la hierba para que no vuelva a suceder. De momento, este domingo tratará de ajustar cuentas con su bestia negra, el Atlético de Simeone, para entrar un poco más en los corazones verdiblancos.

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