La desmovilización local de Cs
Política
Ya son tres los ayuntamientos en los que los ediles de la formación han quedado como no adscritos: Valencina, Espartinas y Salteras
La cifra podría aumentar, cuando faltan menos dos años para los comicios municipales
Mientras que en las tertulias se habla del difícil reto de Cs para recomponerse y evitar la fuga hacia el PP y a nivel andaluz, de la configuración de un organigrama más o menos a medida del vicepresidente de la Junta Juan Marín, hay otro síntoma de la crisis en la formación que pasa más desapercibido. Se trata de la desmovilización que se está produciendo en algunos grupos que se conformaron a nivel local, sobre todo antes de las dos últimas elecciones municipales, las de 2015 y 2019.
Hace dos años, Cs logró representación en un total de 36 ayuntamientos sevillanos, cuando sumó más de 70 ediles, con un importante salto en el partido judicial de Sevilla, al que pertenece el Aljarafe, La Rinconada, Alcalá de Guadaíra o la capital. Gracias a ello aumentó la representación en la Diputación de uno a dos diputados y, en algunos enclaves, logró acercarse o superar al PP.
Pero lo cierto es que, como en otras esferas, el partido está teniendo problemas para consolidar esa representación y para mantener una mínima estructura local, algo importante cuando faltan ya menos de dos años para que se celebren elecciones municipales. Será en 2023 y en circunstancias muy poco favorables para la formación. Hay que tener en cuenta que en 27 de esos municipios en los que entró lo hizo sólo con uno o dos concejales.
Lo último ha sido la decisión de los dos representantes que tenía en el Ayuntamiento Salteras –uno de los municipios donde logró empatar con el PP tanto en ediles como en votos prácticamente– de pasar a no adscritos. No son los únicos. También está en esa situación la única concejal que los naranjas sacaron en Valencina de la Concepción, expulsada después de que, en contra del criterio de pactar con el PP de la dirección, diera la Alcaldía al PSOE en un acuerdo en el que también entró Adelante.
También es no adscrita ya la única concejal de Espartinas, que entró hace unos días en el Pleno en sustitución del ex senador Ángel Mayo, que presentó su dimisión aduciendo razones personales.
Por otras razones –una polémica desatada en redes sociales–, también dimitió el representante que Cs logró en Bollullos de la Mitación y el que le seguía en la lista renunció a coger el acta. El puesto está todavía por ocupar en ese Ayuntamiento aljarafeño.
Cuando se intenta sondear el origen de esa pérdida de concejales, la sensación es que tiene que ver menos con los debates de nombres o estrategias que se están dando a nivel nacional o regional, como con cierta sensación de orfandad y falta de arrope del partido.
Está relacionado también con una escasa o débil estructura territorial en Sevilla, a pesar de la labor de los dos diputados provinciales que sacó la formación, Carmen Santa María y Manuel Benjumea, que se han prodigado en visitas a sus grupos y que, atendiendo a las mismas, han presentado numerosas iniciativas en el Pleno de la Diputación.
Sin embargo, en plena crisis de Cs, dimitió Álvaro Pimentel, portavoz en el Ayuntamiento de Sevilla, como coordinador provincial. Todo un síntoma. Le ha sustituido hace ahora un mes la única edil de Cs en Utrera Isabel González Blanquero, una ex militante de UPyD, que tiene un difícil reto delante y que apenas está aterrizando en el puesto.
José Manuel Vázquez González, el que fuera candidato a la Alcaldía por Cs en Salteras, explica que, en su caso, pidió la baja de militancia ya en febrero y, en coherencia, renunció a ser representante de Cs en la sociedad provincial Inpro y en la Mancomunidad del Aljarafe.
Asegura que ya antes de la crisis de Murcia y la fuga masiva de caras conocidas del partido, estaban pidiendo que se le especificara el rumbo, porque ese era y es el principal argumento con el que se le ataca en los plenos, explica. En los pueblos pequeños, señala, simpatizantes y vecinos se lo preguntan a pie de calle y no es fácil de responder sin un andamiaje capaz de llegar a esos niveles. Considerando que, más allá de la ideología, sí tenían claro su papel a nivel local, dieron el paso de mantenerse como concejales sin siglas. No hay malas palabras para ningún miembro del partido. Sí desánimo en cuanto a lo que podría haber sido y no será.
En el caso de Susana Ortega, número 2 en la lista de Cs en Espartinas en 2019 –el único municipio en el que Cs ostentó un Alcaldía entre 2015 y 2019 sin salir precisamente airoso–, tomó posesión el 29 de septiembre tras la dimisión de Ángel Mayo y pidió no adscribirse tampoco al grupo de Cs. Ortega explica que dejó el partido hace ya dos años, por diferencias con una “parte del grupo” en Espartinas y los intereses que representaban. Como su implicación fue por afán de “ayudar al pueblo”, considera que puede hacerlo como edil no adscrita y que hay personas que la apoyan, por lo que decidió no renunciar al acta.
En el otro extremo, Cs mantiene una Alcaldía en Sevilla, la del municipio de Almadén de la Plata, en la Sierra Norte, con un alcalde que antes fue concejal por un grupo independiente. Tiene mayoría absoluta. Fue nombrado presidente del Consejo Rector del Parque Natural de la Sierra Norte. Si bien es reticente a adquirir protagonismo como referente naranja.
Cs también entró en gobiernos locales en Alcalá de Guadaíra, donde el acuerdo con el PSOE parece estable, y en Bormujos, aunque aquí se ha producido una situación extraña, que costará explicar a la ciudadanía: primero pacta con el PSOE; luego rompe y anuncia una moción de censura que no ha sido capaz de ejecutar con el PP y Vox y vuelve al gobierno local.
Cs forma parte además del nuevo gobierno local de Benacazón con el PP e IU, donde apoyó una moción de censura en contra del PSOE. El PP e IU se alternarán en la Alcaldía en estos dos años.
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