La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

En vías de ser un torero de culto

Arrancó la temporada en la acogedora cubierta de Valdemorillo, continuó en Olivenza y se anunció luego un cartel muy sevillano en Castellón. Morante, Ortega y Aguado es la trilogía ilusionante para un buen puñado de aficionados hispalenses que van a donde sea con tal de verlos. Pero considerando la jerarquía de Morante y el sabor a Sevilla de cuanto cuaja Pablo, centrémonos en el papel que tiene destinado Juan en el toreo contemporáneo. Por su forma de sentir el toreo, por su manera de expresarse con un capote en sus manos y su actitud en la plaza lleva camino de entrar por la puerta grande en la calificación de torero de culto. Quizá un torero de culto esté destinado para minorías y seguro que un torero en el polo opuesto sea más taquillero, pero como Juan Ortega haga a menudo lo que bordó en Castellón el sábado a ver quién le discute dicho sitial.

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