La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
POR ridículo que resulte en plena era del dato, la legislación electoral española sigue prohibiendo publicar al final de la campaña encuestas de intención de voto: veremos las últimas hoy y mañana. Sin conocer los guarismos de ninguna de ellas, lo relevante es que son sondeos cuyo trabajo de campo se ha hecho recientemente y, sobre todo, que pueden alumbrar si en el periodo legal para pedir el voto hay algún cambio de tendencia respecto a los datos demóscopicos publicados antes del 3 de junio.
La enorme coincidencia al esbozar qué resultado esperan las empresas e instituciones que elaboran encuestas hace improbable que ahora señalen un vuelco, pero en un tablero tan fragmentado, pequeñas diferencias pueden resultar definitivas para la articulación del Gobierno de Andalucía.
La principal tendencia que estas últimas encuestas deben refutar o validar es si se mantiene que el partido que señalan como el más votado, el PP, gana en todas las provicias y conserva una ventaja que hasta ahora le permitía sumar más escaños que el conjunto de las fuerzas de izquierda con opciones de obtener representación, condición sin la cual el Ejecutivo monocolor al que aspira el presidente Juanma Moreno será una quimera.
La segunda tendencia especialmente relevante es cómo evoluciona el apoyo al PSOE de Juan Espadas: si su campaña trae un alza sobre los 33 escaños que logró Susana Díaz en 2018, mantiene ese apoyo, como coincidían hasta ahora, o anticipan un suelo menor.
Dirán si Vox aún crece, como apuntaban todos los estudios, respecto a los 12 parlamentarios de 2018 y cuánto: si tiene algún efecto la errática campaña de Macarena Olona y el primer debate en RTVE y merman esas expectativas. En cuarto lugar, es relevante saber si Cs es capaz de seguir siendo fuerza parlamentaria, como señalaban los sondeos con mayor universo. Y, por último, quién y cuántos escaños se logran a la izquierda del PSOE.
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