Tomás garcía

Doctor en Biología

Cervantes y las palmeras de Entrecárceles

Las cinco palmeras de Entrecárceles alcanzan una altura de dieciocho metros

La palmera datilera o palmera mora (Phoenix dactilifera) es una planta arborescente que se cultiva desde hace miles de años en regiones mediterráneas comprendidas entre el norte de África y el oeste de Asia. Su nombre latino genérico procede de los fenicios, los primeros que la introdujeron en la Península Ibérica, mientras su apelativo específico se refiere a la producción de dátiles. El califa almohade Abu Yacub Yusuf amplía en el siglo XII los jardines de la Buhaira y planta datileras traídas desde tierras norteafricanas, extendiéndose paulatinamente a partir de finales del siglo XIX hacia calles, plazas, parques y rotondas. Muchas de estas altivas palmáceas se hallan en históricos espacios monumentales y participan, por tanto, de la simbología propia de la urbe hispalense.

Existen en Sevilla grupos formados por varias palmeras que se plantaron juntas en un determinado enclave y quedaron unidas desde la base por sus estípites o falsos troncos, originando hermosas agrupaciones que reciben el nombre de palmera multicaule. Una de estas artísticas asociaciones botánicas procede de una plantación realizada en 1974 en la calle Entrecárceles, en un espacio que antaño comunicaba la Audiencia Real y la Cárcel Real. Este lugar emblemático queda presidido por un busto en bronce de Miguel de Cervantes que es obra del gran imaginero higuereño Sebastián Santos Rojas; un mágico rincón embellecido por cinco datileras hermanadas dentro de un coqueto arriate delimitado por un seto de granado enano, las cuales escoltan a la sobresaliente imagen cervantina. El escritor estuvo encarcelado en tres ocasiones en dicha inmunda prisión, donde también residieron por un tiempo otros relevantes personajes como el sevillano Mateo Alemán, autor de la novela picaresca Guzmán de Alfarache, considerada como un antecedente de Don Quijote de la Mancha. El conjunto escultórico-palmáceo se halla cerca de la calle Sierpes y de la Plaza del Salvador, así como de la antigua Plaza Mayor (San Francisco), la cual ha sido desplazada virtualmente en la actualidad hasta una desencajada Plaza de la Encarnación que no refleja la historia del milenario y monumental casco viejo hispalense.

Las cinco palmeras de Entrecárceles con sus estípites abrazados alcanzan una altura de dieciocho metros y conforman, al lado de la figura del genio alcalaíno de las letras, un espléndido grupo que figura inventariado en el Catálogo de Árboles Singulares de la ciudad. Por ello, deben estar sometidas a unos niveles de protección especiales que las mantengan mucho tiempo junto a Miguel de Cervantes, quien residió varios años en Sevilla con mayor o menor fortuna y a la que reflejó en algunas de sus míticas obras.

“Avísoles su adalid de los puestos donde habían de acudir: por las mañanas, a la Carnicería y a la plaza de San Salvador; los días de pescado, a la Pescadería y a la Costanilla; todas las tardes, al río; los jueves, a la Feria” (Rinconete y Cortadillo, Miguel de Cervantes).

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