La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
Coronavirus
Todo lo que sube tiene que bajar. La pregunta que se hacen expertos y gestores de lo público es cómo se ahormará ese intuitivo axioma de la física elemental a la evolución epidemiológica de la Covid-19. De la respuesta a esta pregunta dependerá el modo en que los gobiernos acometan las decisiones en las próximas semanas. Entre ellas, cuándo y cómo relajar las medidas de distanciamiento social que España mantiene desde el decreto del estado de alarma, el pasado día 14.
Del virus SARS-CoV-2 se desconoce casi todo. Siendo como es un coronavirus de nueva propagación en el humano, son más abundantes las preguntas que las respuestas. Y en ello están los investigadores, quienes se toman la precaución en sus publicaciones de dejar claras las limitaciones de sus trabajos. El modus operandi del flamante virus está marcado por la incerteza.
Muchos científicos está acudiendo a China, el lugar de los hechos. Su condición de foco matriz de la pandemia y pionero en la incidencia de las infecciones lo hacen un laboratorio propicio para intentar adivinar la forma en que quedarán dibujadas en lo venidero las curvas del contagio.
Por eso ha estado en Wuhan, caldo de cultivo de la pandemia, un equipo de investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, que apuesta por el mantenimiento de las medidas de contención durante más tiempo, al menos en Wuhan.
Habrá que asumir un probable enclaustramiento prolongado. Por el momento, el Congreso de los Diputados ha aprobado una prórroga del estado de alarma, pero hay quienes piensan que las medidas de confinamiento tendrán que extenderse más allá. Y aunque para entonces las cifras de contagios, ingresados y muertos estén cayendo, los ciudadanos deben estar listos para medidas excepcionales de distanciamiento duraderas. Incluso después del pico. Todo sea por el sostenimiento de un sistema sanitario sin colapsos.
A esta sugerencia de cautela ayudan análisis como el elaborado por el equipo de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres liderado por Kiesha Prem, publicado recientemente en The Lancet Public Health.
Se trata de un estudio que mide mediante complejos modelos matemáticos los efectos de ampliar o relajar las medidas de contención en Wuhan. Los cálculos indican que una repentina retirada de las medidas de distanciamiento puede conducir a un prematuro y significativo pico secundario.
Estos investigadores sugieren que si las medidas de contención se abandonan un mes más tarde del ahora fijado, el rebrote o rebote se produciría dos meses más tarde, un tiempo muy útil para impedir la saturación de los recursos sanitarios del territorio.
El médico de familia y experto en salud pública Javier Padilla explica que, en efecto, será capital que la retirada de medidas sea gradual. Que haya o no un segundo brote de la enfermedad en los meses próximos dependerá de esto, pero también de otros factores por ahora inciertos.
"Son aspectos que no conocemos bien, como el efecto del calor; cuando se vayan retirando las medidas de distanciamiento seguramente haga más calor, que habrá que ver cómo afecta al virus. También el efecto de la inmunidad en las personas que ya lo han pasado", dice Padilla.
El Ministerio de Sanidad ya está trabajando en una estrategia para la retirada de las medidas de contención, aunque por ahora sean de mayor confinamiento, lo que permitirá que no haya un segundo pico significativo en el dibujo de la curva de los próximos meses.
En primer lugar, señala Padilla, lo "lógico" sería que las actuaciones para evitar aglomeraciones de personas en grandes lugares se mantuvieran por un tiempo. Además, los primeros pasos de las autoridades consistirán en explorar una progresiva apertura de los comercios y probar con la relajación de las medidas en el ámbito educativo. "Ésa será una de las cosas que más polémica genere", avanza Padilla.
Una vez que bajen los contagios comunitarios, es decir, los que se dan de persona a persona dentro de una familia, vecindario, el barrio o el entorno, y que vaya relajándose el confinamiento tendrán que vigilarse los contagios foráneos, que son los que están registrándose ahora en China. Para Padilla, lo conveniente es que haya estrictos controles en las fronteras. "Ahora no nos puede pillar de improviso", destaca Padilla.
Para este médico formado en el Servicio Andaluz de Salud será necesario la activación de un plan que permita la vigilancia de nuevos casos, su seguimiento, control de los contactos personales y el establecimiento de cuarentenas puntuales. Para entonces, claro está, hará falta un número de pruebas de diagnóstico que por ahora no parecen existir.
Más de sesenta científicos, mayormente españoles, han remitido a la revista especializada The Lancet una carta abierta dirigida a los gestores públicos en la que recomiendan un endurecimiento de las medidas de contención en aquellas comunidades autónomas en las que la tasa de contagios sea mayor. "En España", apunta este grupo de investigadores a cuya cabeza está Oriol Mitjá, del Instituto Investigación Germans Trias i Pujol, "varios modelos señalan que la propagación de la infección llegará a un alto número de nuevos casos en las próximas semanas" y, por tanto, un "alto riesgo de saturación del sistema sanitario". La carta se publicó el jueves.
Los 62 firmantes piden el establecimiento de "categorías regionales" acordes a la cifra de casos nuevos por cada 100.000 habitantes en los últimos siete días y adoptar, en consecuencia, "múltiples intervenciones" adecuadas a cada categoría. Estas acciones, según estos expertos, podrían incluir una "restricción completa de los movimientos, interrupción del trabajo, prohibición absoluta de todos los viajes y de todas las actividades económicas no esenciales". Según los análisis que manejan estos investigadores, las medidas extremas están justificadas por tener el virus un carácter más contagioso del previsto.
Estas estrictas actuaciones, advierten en la carta, no tienen que conllevar necesariamente siquiera "el fin de la enfermedad en las primeras tres o cuatro semanas". Por ahora, los 62 científicos creen que, dado el número de nuevos casos registrados, deberían ser ya de aplicación medidas más severas en La Rioja, Madrid, Navarra, País Vasco, Castilla-La Mancha, Cataluña y Castilla y León. Ha sido ésta una de las propuestas que han alentado al Gobierno a endurecer las medidas que fueron anunciadas ayer.
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