Santiago Abascal se conjura en Sevilla contra las altas expectativas que las encuestas dan a Vox
Mitin Vox Dos Hermanas
El líder de Vox, pese a la euforia posterior del debate, llama a la calma a las más de 4.000 personas que han abarrotado el auditorio del feudo socialista de Dos Hermanas
Dos Hermanas debe ser lo que aparece en la enciclopedia cuando se busca por el término "feudo socialista". El histórico Francisco Toscano, que lleva gobernando desde el 83, logró que 27.154 de sus vecinos optaran por su papeleta en las pasadas municipales. Son más de la mitad de los que acudieron a las urnas hace menos de seis meses. Entonces, 4.454 nazarenos cogieron la papeleta de Vox. Son, más o menos, los mismos que han acudido este martes al mitin de Santiago Abascal en la localidad sevillana, el más multitudinario de los que habrá en la campaña previa a las elecciones generales del 10 de noviembre en la provincia.
Abascal cabalga sobre las encuestas sin mucho problema en este segundo asalto electoral, pero el líder de Vox no quiere toparse con un muro de expectativas provocado por ese buen dato demoscópico. Además la formación de extrema derecha ya no cuenta con el factor sorpresa del pasado abril. Quizás eso -y el frío- provocaron que la sensación de multitud haya sido menor que en el mitin que el líder de Vox protagonizó en la anterior campaña en el auditorio de Fibes. Pero lo que está claro es que los vecinos del auditorio Los del Río se han quedado sin sitio para aparcar.
Lo que no ha cambiado es el fervor que demuestran los simpatizantes de Vox cuando suenan los clásicos de este partido: Que viva España, de Escobar y los temas del sobrino de Luis Barcenas con su grupo Taburete y el último alarde español de José Manuel Soto: "Soy parrilla y chuletón, soy Sabina y Camarón", reza la canción del sevillano. Habrá que preguntarle al cantante de Jaén si sabe que, de vez en cuando, lo nombran en mitines de Vox.
Esta extrema derecha millenial, que tiene un photocall para hacerse fotos antes de entrar al mitin, es diversa, pero llama la atención la juventud de los chavales -y chavalas- que trabajan en la organización de sus mitines. Con gritos de "presidente, presidente", han recibido al jefe de filas del tercer partido más grande del país, según las encuestas.
Abascal sabe que hizo un buen papel en el debate de la noche del lunes -"ya visteis que devuelvo las bofetadas"-, pero ha hecho varios llamamientos a la calma. "No tengamos prisa", ha dicho en un par de ocasiones antes de asegurar que "será una batalla larga". El líder de Vox también sabe que, en abril, se enfrentó a las altas expectativas y salió magullado. El próximo domingo quiere que su resultado sea visto con el mismo éxito con el que llena auditorios por todo el país. "No tenemos que ir con expectativas a las elecciones", zanjó Abascal, que avanzó que su objetivo es "ser la alternativa patriótica".
El resto, como en el debate, fue para los suyos. Y esa es otra de sus bazas. A pesar de las loas del público, Abascal busca identificarse con ellos. Les cuenta las interioridades de su noche en el plató de la Academia de Televisión. Y les revela que el regidor de El Hormiguero prohibió al público aplaudirle mientras que, en la publicidad, todos lo llamaban presidente. Todo son risas -alusión al traspié sexual de Iglesias incluido-, hasta que el jefe nacional de Vox alude al conflicto provocado por el independentismo.
"El Gobierno lo primero que tiene que hacer es garantizar que las elecciones se celebran con normalidad", defiende entre aplausos para acabar proponiendo la declaración del estado de excepción el próximo domingo en Cataluña. Con la petición de detención de Torra ha logrado, probablemente, la mayor ovación de la tarde. Similar a la que salió del auditorio cuando Abascal ha garantizado que "no se va a ayudar a nadie antes que a los españoles".
La frase que levantó al público ha resonado solo unos kilómetros al sur del barrio de la Macarena, donde el lunes Rocío Monasterio acudió a denunciar la inseguridad que provoca un centro de acogida de menores extranjeros no acompañados. "Estamos convencidos de que defendemos lo mejor para los españoles", ha dicho Abascal para cerrar un mitin que ha acabado con el "yo soy español" como broche a una versión corta la Marcha Real.
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