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Los alcalareños afrontan otra campaña electoral con muchas de las grandes infraestructuras que tienen proyectadas sin resolver, a pesar de que son esenciales desde hace décadas, no ya para el salto como ciudad de Alcalá de Guadaíra, sino para responder a su realidad: superó tiempo ha los 75.000 vecinos y es, desde los 60, polo industrial.
Se trata del desdoble de la carretera a Dos Hermanas y del tranvía o, según lo último que planteó el gobierno del PSOE en la Junta, de la prolongación de la Línea 1 del Metro. En el primer caso, las obras se ven avanzar. En el segundo, no hay noticias, de nuevo pendientes de aspectos jurídicos, técnicos y financieros.
“Los vecinos, en su mayoría, saben que no es competencia municipal y que el PSOE va a apretar a la Junta, como hicimos antes, para que se pongan en marcha cuanto antes. También estamos insistiendo en la necesidad del instituto en Nueva Alcalá, debe acelerarse toda la tramitación”, explica Ana Isabel Jiménez, que relevó en 2016 en la Alcaldía a Antonio Gutiérrez Limones después de 21 años.
El 26-M es cabeza de cartel de un PSOE que tiene un suelo muy alto en la ciudad, pero cuya particular transición está siendo difícil y correosa. Dejando atrás los problemas que tuvo Limones, se han sucedido siete renuncias de ediles y Jiménez ha tenido que disputar la secretaría y la candidatura con un sector crítico y mucho fuego amigo.
“Ha habido muchos procesos internos y todo el mundo se posiciona, llegando incluso a lo personal, pero una vez que pasan, son compañeros”, defiende.
Con ésto y a pesar del desgaste de haber sido el único partido de gobierno municipal en 40 años, hay varias cosas que, sin embargo, podrían ayudar a que el PSOE repita como la fuerza más votada el domingo.
Una es el resultado de las generales: tuvo 14.245 votos, el 35%. En las municipales de 2015, con el 31%, sacó nueve ediles, cuatro más que el PP. Alcalá ha sido uno de los sitios en los que un posible gobierno PP-Cs con apoyo de Vox en Madrid movilizó a la izquierda y podría tener su reflejo en estos comicios, un mes después.
También favorece al PSOE –si vuelve a ser el partido más votado en un escenario volátil–, el elevado número de candidaturas que se presentan: diez, una más que en 2015.
En la oposición hay ahora 16 ediles en cinco fuerzas y algunas se han dividido a su vez.
Una “ensalada” que ha traído “bloqueo” a proyectos importantes, con repercusión social, insiste Jiménez, que confía en que también haya una reacción ciudadana a eso y puedan mejorar los resultados. Sería su aval para gobernar en solitario, aunque en minoría. Habla de que su campaña está siendo de “cercanía”, de visitar todos los barrios...
Esa dispersión podría complicar también la configuración de un gobierno alternativo.
“Lo que palpamos en la calle es que la gente quiere cambio, quiere cambio” insiste Sandra González, que tras una breve experiencia como edil del PP entre 2011 y 2015 aspira a la Alcaldía por la formación.
González percibe que el desempleo (casi 9.000 parados, una tasa del 25%) es la gran preocupación de Alcalá, junto a la inseguridad ciudadana y la sensación de que está “estancada” frente al entorno –cita Dos Hermanas, Carmona, La Rinconada–, con el PGOU bloqueado e impuestos altos, que se plantea cambiar para atraer la inversión.
González ganó un proceso interno para designar candidato en el PP y su lista es prácticamente nueva. Ante la pregunta de qué hará con los pactos y la fragmentación, responde como todos –“salimos a ganar”– pero admite la buena relación con Rosa Carro, la candidata de Cs, sin descartar que pueda darse un escenario similar al del nuevo Gobierno de la Junta.
No obstante, si la pauta que se repite en los resultados de estas elecciones municipales es la de las generales, podría producirse el sorpasso a la derecha, y que en Alcalá se colocase, por delante del PP, Cs, por el buen momento de la marca y el trabajo de Carro como edil que, según distintas fuentes, ha sido constante pese a los problemas del grupo.
La otra pata por la derecha es Vox. El candidato es Evaristo Téllez, ex militante del PP, administrador del colegio de los Salesianos e implicado en cofradías, hermandades y en la Cabalgata de Reyes.
En el último año lideró un movimiento vecinal contra las okupaciones en el centro. Se da por hecho que entrará en el Pleno y que incluso las aristas de la marca –a la que se ha unido por su “defensa de la vida, la familia y la unidad del el país”, resume– podrían restarle a su tirón personal.
Entre los partidos debutantes, hay también uno denominado Alcalá Primero, de Manuel Araújo, que se barajó como candidato de Vox.
Por la izquierda y tras la experiencia de Alcalá Puede (cuatro ediles ahora), Podemos e IU (que tiene tres) van juntos en Adelante, con María José Lera, una candidata de gran proyección por su trayectoria como directora del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla y su compromiso social, hija además de panadero alcalareño.
Pero Adelante no ha logrado sumar a la Asamblea de Alcalá, que debuta en municipales y donde se integran importantes referentes del activo movimiento ecologista de Alcalá.
Tampoco a Lola Aquino, actual portavoz del PA, que se presenta con Andalucía por Sí. Todos estos partidos podrían restarse entre sí.
Completan las candidaturas Alcalá100% (de Jesica Garrote, candidata de Alcalá Puede en 2015) e Iniciativa Socialista de Izquierda (del ex socialista y edil no adscrito David Hidalgo, de la que se han desvinculado sectores críticos del propio PSOE).
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