Andalucía mejora en competitividad, pero continúa a la cola de España
Un estudio del Consejo General de Economistas la sitúa a la comunicad en penúltimo lugar, por delante de Extremadura pese a avanzar en la mayoría de los parámetros medidos
SEVILLA/Los esfuerzos de Andalucía por reducir la brecha en competitividad respecto a otras comunidades autónomas españolas no han sido suficientes para sacarnos de la cola del Informe de la Competitividad Regional en España 2018, que elabora el Consejo General de Economistas.
Andalucía ocupa la posición decimosexta entre las diecisiete autonomías en competitividad, sólo por delante de Extremadura, según el estudio difundido hoy.
La segunda edición del estudio señala que Extremadura, Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha e Islas Baleares obtienen los menores valores de competitividad regional, lo que las sitúa como las comunidades menos competitivas y forman el grupo de competitividad relativa baja.
Frente a éstas, Madrid, País Vasco y Navarra son las comunidades más competitivas, y mantienen los primeros lugares de la clasificación, por los que integran el grupo de comunidades de competitividad relativa alta.
Siete ejes
El estudio elabora esta clasificación sobre la competitividad, el crecimiento económico y el bienestar de los ciudadanos a partir de los principales indicadores socioeconómicos.
El informe se estructura en siete ejes de competitividad, vertebrados a su vez en 53 variables con vistas a tener una visión en profundidad de los aspectos que se consideran críticos para la capacidad de competir de las comunidades.
El primer eje agrupa las variables relacionadas con el entorno económico, su dinamismo y el tamaño de mercado. El funcionamiento del mercado de trabajo abarca el segundo eje, mientras el tercero está compuesto por variables sobre el capital humano.
La realidad institucional y social permite elaborar el cuarto eje.
Las infraestructuras básicas adecuadas, factor clave en la competitividad, se analiza en el quinto eje.
El tejido empresarial es otro factor competitivo relevante, el estudio sobre su tamaño, sofisticación e internacionalización configuran el sexto eje.
El séptimo y último eje recopila variables relacionadas con la innovación tecnológica, un factor clave para ganar eficiencia, según los redactores del informe, que se refiere a datos de 2017 y que respecto a la primera edición, referido a los datos de 2016, tiene pocas variaciones, salvo que Baleares cae del grupo medio-bajo al de baja competitividad.
La competitividad estructural en promedio de las 17 autonomías aumentó un 4,3% en 2017 respecto a 2016. “Este crecimiento agregado del ICREG debe interpretarse en términos comparados, es decir, respecto al tamaño de las variaciones acontecidas en otros años o periodos y considerando el momento del ciclo económico”, advierte el informe.
Esta comparación sitúa a Andalucía en el grupo de comunidades que han demostrado más dinamismo entre la primera y la segunda edición del informe, en un contexto generalizado de mejora de todas las comunidades salvo, Baleares, cuya dinámica es la única negativa del estudio.
Pero pese a ello, Andalucía obtiene posiciones bajas en los siete ejes. En el primero y el cuarto es decimoquinta; en el segundo, tercero y quinto es decimosexta; en el séptimo es decimotercera y sólo en el sexto es undécima. Esto hace que en todos los ejes, salvo el de innovación, esté en el grupo de competitividad baja.
Y ello a pesar de que en ese séptimo eje es el único en que empeora respecto al primer informe, con una evolución “muy negativa”.
Por contra es muy positiva la mejora en los ejes segundo –mercado de trabajo–, quinto –infraestructuras– y sexto –tejido empresarial–, con una “muy fuerte” evolución positiva. En el primero, la mejoría es moderada, y en el cuarto es débil. El tercero, el referido al capital humano, no presenta cambios.
Mejorías frente a malos resultados
Pese a quedar penúltima de nuevo, respecto a Andalucía, el informe resalta la fuerte mejoría de la competitividad estructural.
Así destaca entre las variables con una contribución positiva más intensa en Andalucía el PIB por habitante, la tasa de paro, el nivel formativo alto y de ocupados en formación, el déficit público, la desigualdad, la inversión en protección ambiental, la variación de la productividad y el tamaño de las empresas.
Frente a estos observa peores resultados en la población adulta en formación, el abandono del sistema educativo, esperanza de vida, número de delitos, deuda por habitante, gasto corriente, tráfico de mercancías, dinamismo emprendedor, concesión de patentes y empresas con sitio web.
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