Análisis
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SEVILLA/Andalucía volverá a converger con España en 2019. Ésa es una de las principales previsiones del Observatorio Económico de Andalucía (OEA) para este ejercicio, que este lunes presentó su informe sobre la economía regional en el segundo trimestre del año.
Las estimaciones del panel de economistas del OEA son que el Producto Interior Bruto (PIB) de Andalucía crezca un 2,2% al cierre del presente ejercicio, una evolución "ligeramente mejor que la economía española" –que calculan se expandirá otro 2%–, recalcó el profesor Francisco Ferraro, presidente del OEA, con lo que se romperían la tendencia de la divergencia sostenida "durante mucho tiempo" en los últimos años.
Sin embargo, Ferraro advirtió de que esa previsión de crecer un 2,2% en 2019, está hecha "con elevadas incertidumbres", por lo que extremó la prudencia a la hora de trasladar los datos, porque esas previsiones están "más sometidas que en otras ocasiones a lo que ocurra en el mundo, en Europa y en España", ámbitos que afrontan distintos riesgos y en un contexto de desaceleración de la actividad económica.
¿Y por qué Andalucía está teniendo esa evolución ligeramente más positiva? Ferraro lo explicó en el "robusto" crecimiento interanual de la comunidad autónoma, apoyado en una demanda del consumo y una buena evolución del turismo. Los datos del Observatorio indican que el PIB andaluz creció en el segundo trimestre del año un 0,5% e indican que aunque habrá una ligera desaceleración, para el tercer trimestre de 2019 ese crecimiento se sostendrá en un 0,45%.
Todo ello ha llevado al panel de economistas andaluces a elevar una décima su previsión anterior, situándola en el citado aumento del 2,2% del PIB.
A preguntas de los periodistas, Ferraro evitó vincular esta mejora económica y el cambio de tendencia respecto a la convergencia con España con el hecho de que la Junta de Andalucía esté aplicando nuevas políticas desde que PP y Cs accedieron al Gobierno, en enero pasado.
El presidente del Observatorio contestó que "la respuesta no puede ser contundente" y recordó que "no hay una medida concreta, nada que podamos atribuir a ese cambio de tendencia". Ferraro, que en nombre del OEA pidió en la campaña electoral un cambio de política económica para Andalucía, reconoció que el Gobierno andaluz ha estado anunciando medidas y reconoció que cambiar pequeñas cosas en muchos lugares del tejido productivo sea a la larga "más efectivo" que una sola medida "Pero no podemos vincular ese diferencial de crecimiento respecto a España" a la acción del Gobierno de la Junta, dado que "no existen datos para afirmarlo con rigor".
Ferraro sí contestó con mayor contundencia respecto al interrogante de si el tejido productivo andaluz está preparado para una eventual recesión en próximos trimestres. Antes de nada, el profesor opinó que el riesgo de entrar en “recesión está lejos del horizonte, al menos de 2020 para adelante” y matizó que esa contracción de la economía “no sería tan fuerte como la Gran Depresión”. Aun así dijo que la economía andaluza tiene hoy un tejido empresarial más saneado, sin un sector de la construcción inflado, como en 2008, por lo que espera una “efecto menos intenso” en caso de entrar en periodo recesivo.
Pero sobre todo admitió que “no se han producido grandes cambios estructurales de los sectores productivos” de Andalucía, aunque destacó las mejoras que han experimentado sectores como el agrícola. el aeronáutico, o el digital, que ha aumentado algo. También el sector turístico se ha fortalecido mucho a juicio de Ferraro, que prevé que a largo plazo tiene futuro, sin ser un soporte diferencial.“Pero no se ha producido un vuelco del modelo productivo”, remachó.
Respecto a España, el informe del Observatorio reconoce que está expuesto a las mismas incertidumbres que amenazan la economía mundial: las tensiones comerciales entre EEUU y China, un Brexit no acordado o el riesgo de crisis en Argentina entre otros. Todo ello lleva a prever un contexto de desaceleración del que ya se atisban algunos signos: la fuerte caída de la inversión extranjera en España, el deterioro de la balanza comercial, el estancamiento de la cifra de negocios de las empresas, un turismo menos pujante y el descenso de los precios de la vivienda en grandes capitales, que podría ser una “primera llamada de atención del freno”, señaló Ferraro.
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