La civilización de España | Crítica

La excepción española

  • Renacimiento publica 'La civilización de España', obra del hispanista y musicólogo británico J. B. Trend, donde hace un breve recorrido por la historia española, hasta los años 40 del siglo pasado, desde una óptica cercana al 98

J. B. Trend,  a la derecha,  junto a Manuel de Falla, en Sevilla

J. B. Trend, a la derecha, junto a Manuel de Falla, en Sevilla

En su prólogo, el investigador William Chislett señala que que John Brande Trend halló en España, en la España de 1919, cierto grado de civilidad, inencontrable en el resto de la Europa emergida de la Gran Guerra. También recuerda en tales páginas la amistad o el vínculo que Trend mantuvo con numerosas personalidades del momento, pertenecientes a las tres generaciones aún en activo: la del 98, la del 14 y la del 27: Unamuno, García Lorca, Giner, Juan Ramón Jiménez, etc. En Trend se da, pues, una temprana simpatía por lo español que obtiene como fruto una porción de libros dedicados al país o a alguna de sus figuras más prominentes. Valgan como ejemplos el ensayo dirigido a Falla y la música española; o este La civilización de España, libro de carácter histórico y divulgativo, editado por primera vez en Londres en 1944.

Trend parte de una excepcionalidad, de España como excepción histórica

Como es de prever, este interés de Trend se encauza desde los presupuestos en boga, aplicados a la historiografía española. Presupuestos que incluyen un fuerte determinismo geográfico, trasplantado a la caracteriología de las naciones (el siglo XVIII y el XIX no harían sino repetir este lugar común, enunciado por Bodin en el XVI); pero presupuestos que parten de una excepcionalidad, de España como excepción histórica, que aún hoy es posible encontrar en obras especializadas. A este respecto, Trend no hará sino abundar en un prejuicio extendido: “España, que no había tenido un siglo XVII ni un siglo XVIII, en el sentido ordinario europeo, no debía tener tampoco un siglo XIX” (pág. 168). Algunas páginas después leeremos: “Esta era la España moderna que fue dispersada en 1939”. Como el resto de Europa, cabría matizar. En todo caso, la idea de la España individualista y centrífuga era ya un antiguo lugar común que el XVIII ascenderá a categoría científica. Desde estas premisas -que también podemos hallar en Sánchez Albornoz- Trend no hará sino escribir una breve historia de España, movido de un cordial y sincero fatalismo.

Por todos estos motivos, La civilización de España de Trend supone un excelente documento de época: de la primera mitad del XX donde se escribió; de la historiografía al uso desde la que se concibió; y de cierta simpatía profunda y cultivada hacia un país, hacia la idea romántica de un país, hoy felizmente desacreditada.

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