La ventana
Luis Carlos Peris
Realidad tras unos sueños infundados
Romualdo Garrido | Presidente de la Mancomunidad del Guadalquivir
Pocas veces los políticos que están al frente de una mancomunidad son objeto de atención. Pero la opinión de Romualdo Garrido, alcalde de Gines, recién elegido presidente de la Mancomunidad del Guadalquivir, es relevante en este momento. El ente gestiona la recogida de residuos en 27 municipios del Aljarafe, con grandes desafíos en ese aspecto, como otras áreas urbanas y donde se acumulan quejas por el estado de los contenedores o la falta de limpieza en algunas zonas.
Por ello, no había muchos ediles voluntarios para el puesto y para una transformación más que necesaria. Garrido lo ha hecho. Admite el “declive” del organismo, pero está convencido de que el cambio es posible y necesario en un contexto de “transición ecológica”.
–Ha asumido la presidencia cuando hay muchas quejas y un debate sobre la necesidad de adecuar la gestión de residuos y la limpieza. ¿Es consciente?
–Soy consciente. De hecho, en el anterior mandato fui uno de los alcaldes que más demandó a la mancomunidad una serie de servicios y objetivos, que siempre eran complicados. Asumo la presidencia con ilusión, pero como un reto. Estamos en un momento crucial, es ahora o nunca. Hay que adaptar la mancomunidad a los nuevos tiempos y cumplir con los hitos que marca la UE en el tema de reciclaje y medioambiental, en los que estamos muy lejos. Hay que hacer un gran esfuerzo y cambiar radicalmente la forma de hacer las cosas.
–Como vecino y alcalde, ¿cómo valora el funcionamiento de la mancomunidad hasta ahora?
–Hay un buen equipo de trabajadores, cerca de 250. Es un servicio público que ha pasado una mala época, por la antigüedad de la maquinaria. Hay camiones que están obsoletos y no tiene contenedores para reponer. La burocracia a la hora de licitaciones lo ha retrasado bastante. Espero que de aquí a seis meses nos pongamos al día.
–¿Es lo más urgente?
–Sí. Queremos cambiar gran parte de la flota de camiones, que tienen mucha conflictividad y generan mucho gasto en taller. Con los contenedores, hay algunos contratos que están en marcha y se quieren sacar otros. También se ha publicado ya el Plan de Residuos No Peligrosos de la Provincia de Sevilla, que nos afecta, como al resto de unidades de gestión. Supondrá un importante paso hacia adelante.
–Ha hecho hincapié en la necesidad de más campañas de concienciación y comunicación con los vecinos.
–La generación de residuos es constante y en el Aljarafe queda mucho por hacer en el cambio de hábitos. Para los ayuntamientos, la concienciación debe ser una prioridad y el principio de autoridad también, si hace falta. Porque hay unas normas que ya no nos podemos permitir el lujo de transgredir por más tiempo. Ni los ciudadanos ni los gestores de este servicio. Es verdad que hay poca concienciación. Si se viaja al norte de Europa no se ve lo que se ve aquí, donde continuamente hay mobiliario o sanitarios arrojados junto a contenedores, por ejemplo. Esa es la concienciación en la que quiero avanzar. También me gustaría iniciar un cambio de imagen radical de la mancomunidad, que se note que es un nuevo tiempo, que genere ilusión.
–¿Cambio de imagen?
–Noto bastante desánimo entre los trabajadores por las complicaciones de estos últimos años. Quiero que la imagen de la mancomunidad se vea reforzada y que el ciudadano la vea como un servicio público que es.
–¿La plantilla es suficiente?
–No es suficiente y habría que ampliarla. Pero estamos también limitados por el techo de gasto y las leyes que encorsetan a la administración local, que pudieron tener sentido pero que hoy están obsoletas, y por la burocracia con las licitaciones. La plantilla de trabajadores también tiene sus inquietudes y hay que trabajar de forma conjunta. Hay cierto desánimo por las circunstancias. Los trabajadores se sienten impotentes por no poder dar los recursos que los pueblos necesitan. Les pedí que trabajemos de forma conjunta. Creo en la mancomunidad, creo en el servicio público, pero soy consciente de que como está no puede seguir.
–Está en declive
–Está en declive y hay que adaptarse a los nuevos tiempos, a la normativa europea y tenemos que ser bandera en ese sentido. ¿Por qué nosotros no podemos tomar la iniciativa?. Muchas veces creo que no estamos a la altura de los vecinos que sí están concienciados.
–¿La alternativa a que la mancomunidad no supere el reto es que haya más empresas privadas que gestionen ese servicio público?
–Exactamente y lo público es importante, entre otras cosas, por los trabajadores.
–Algunos municipios, por las dificultades que han tenido para cubrir con medios propios la limpieza han pedido auxilio a la mancomunidad. Lo hizo Bormujos y Espartinas también dijo que acudiría a ustedes. ¿Tienen más demandas en ese sentido?
–La mancomunidad cubre la limpieza viaria de Valencina, que lleva muchos años, de La Puebla del Río y en el mandato pasado se incorporó Bormujos. Estamos trabajando para la incorporación de Espartinas, que tiene una gran dificultad. Al ser un organismo público, se hace una encomienda de gestión, que tiene sus trámites. Pero creo que llegará a buen puerto. La mancomunidad está abierta a otros pueblos que nos requieran.
–¿Está avanzado el acuerdo con Espartinas?
–Se está ultimando. Lo que ocurre es que la mancomunidad se está componiendo todavía, tenemos que formar junta de gobierno y nombrar vicepresidentes, celebrar el primer Pleno y aprobar los presupuestos de 2019.
–Económicamente, ¿está bien?, ¿han valorado una subida de tasas para afrontar los retos?
–Está bien. Aunque puede estar mejor. Para los nuevos retos estamos trabajando para buscar aportaciones económicas a través de subvenciones de la Diputación, la Junta y la UE. La subida de tasas no se ha valorado. Pero se está haciendo una especie de auditoría económica para ver de qué forma podemos conseguir lo que queremos todos.
–Es mucho trabajo.
–Mucho. Pero es importante hacer ver a la ciudadanía que esto es serio y se van tomar medidas. Por este camino no se puede seguir y como presidente no puedo mirar para otro lado. Y no podemos limitarnos a hacer un cambio o mejoras en la recogida de basura, hay que iniciar toda una revolución ecológica. Lo marcan los tiempos. Los 27 municipios estamos de acuerdo en que la imagen que se está dando no la podemos seguir dando. También se están estudiando fórmulas novedosas para mejorar la eficiencia del servicio. Pero lo que está claro es que va a haber un cambio de gestión, sí o sí.
–¿Fórmulas novedosas?, ¿qué tiene en mente?
–Por ejemplo, se podría estudiar el volver a la recogida puerta a puerta o implantar el contenedor inteligente, al que se vaya con una tarjeta y que se sepa quién es, a qué hora y cuántos kilos de basura deposita. Funcionan en algunas zonas del País Vasco o Cataluña y fuera de España. Así se podrían controlar las toneladas que se generan de forma más real y que se han incrementado bastante. También tenemos que poner más medios para favorecer el reciclaje, porque no todo depende del ciudadano: recogida más periódica, mayor número de contenedores... Muchas veces los ciudadanos quieren reciclar y faltan medios.
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