Las cooperativas agroalimentarias abrazan los principios de la ONU

El compromiso con el territorio y el desarrollo de la sociedad se ha convertido en un valor añadido para las empresas. La sostenibilidad ya no es opcional. Los agentes económicos tenemos la obligación de velar por una evolución armonizada de nuestro entorno, desde el punto de vista económico, pero también desde el prisma social y medioambiental.

Las cooperativas agroalimentarias, junto a nuestros agricultores y ganaderos, somos plenamente conscientes de esta realidad. Nuestro primer valor es la tierra. Sin él no podríamos llevar a cabo nuestra actividad. Por ello, a lo largo de los años hemos incorporado nuevas prácticas para mantener la fertilidad de nuestros suelos o aprovechar mejor el empleo del agua en el riego.

También hemos apostado por nuevas variedades, más adaptadas a las condiciones agroclimáticas de la región y, por supuesto, a los gustos de los consumidores. O hemos intentado mantener nuestras explotaciones ganaderas en extensivo–no sin dificultades- para salvaguardar el verde y la vida de nuestros montes. Pero, sobre todo, hemos adaptado nuestras empresas, las cooperativas, a las condiciones del mercado con un objetivo: no quedarnos atrás, ser competitivos en un mercado cada vez más global.

Los cooperativistas hemos comprendido que un modelo empresarial que se sustenta en la democracia también debe velar por la igualdad de oportunidades, por la equidad entre personas, independientemente de su sexo y de su edad. De esta forma impulsamos un modelo más plural e igualitario. Asimismo, somos conscientes de que tenemos la obligación de impulsar el crecimiento desde abajo, desde nuestros productores y trabajadores, a través de la formación para cultivar un sector agrario y un modelo cooperativo profesionalizado y competitivo para los tiempos que corren.

Trabajar bajo estos principios va en nuestro ADN. Gracias a ello hemos potenciado el modelo cooperativo y le hemos dado valor al peso económico y social de la agricultura y la ganadería andaluzas. Fruto de este esfuerzo, nuestras cooperativas han mostrado su potencial en los momentos más críticos tanto de la crisis económica como de la sanitaria, en la que han demostrado su fortaleza y responsabilidad con la sociedad y con una alimentación de calidad, segura y saludable. Muestra de ello es que en 2020, en un contexto adverso para el crecimiento, las cooperativas agroalimentarias mejoraron su facturación y no sólo mantuvieron empleo, sino que siguieron creando puestos de trabajo. Por tanto, las cooperativas agroalimentarias han demostrado que aunar la competitividad empresarial de mientras se favorece el desarrollo sostenible del entorno es más que posible.

Pacto Mundial de las Naciones Unidas

Nuestras empresas, sus agricultores y ganaderos –más de 291.000 en toda Andalucía-, cultivan un sector sostenible en el sentido más amplio de la palabra desde hace décadas. Por ello, hace ahora un año, solicitamos adherirnos como asociación al Pacto Mundial de las Naciones Unidas, la mayor iniciativa de sostenibilidad corporativa del mundo, impulsada por la ONU hace más de 20 años. Una hoja de ruta trazada en 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible con los que la federación y sus cooperativas agroalimentarias asociadas están alineadas casi de forma innata.

Nos sumamos así al grupo de 18.700 entidades que a lo largo y ancho del mundo desarrollan su actividad bajo los Diez Principios universalmente reconocidos en materia de derechos humanos, trabajo, medio ambiente y anticorrupción. Y hacemos público el compromiso de la economía social agraria andaluza con la sociedad, tanto con la que configura nuestros pueblos como la de los territorios más lejanos. ¿Cómo? A través de diferentes acciones y proyectos que impulsen un sector agroalimentario más sostenible en materia económica, social y medioambiental.

Para poder alcanzar estos objetivos, en los que economía y sociedad nunca dejan de ir de la mano, la organización trabaja conjuntamente con sus cooperativas asociadas, así como con entidades públicas y privadas (universidades y centros de I+D+i), para promover numerosos proyectos de innovación que han contribuido y contribuyen a desarrollar una agricultura y una ganadería sostenible y competitiva, pero también un modelo cooperativo más fuerte.

Alianzas público-privadas

Tras comprobar los beneficios de estas alianzas público-privadas, la federación apuesta por seguir impulsando proyectos de esta índole para dar soluciones a los desafíos detectados por el sector agroalimentario, principalmente como consecuencia del cambio climático y el vertiginoso cambio tecnológico. De esta manera, Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía ofrece a sus empresas y al sector herramientas que faciliten el desarrollo de una actividad agroalimentaria competitiva, respetuosa con el medio ambiente y que garantice el abastecimiento de alimentos sanos, seguros y de calidad, como quedó demostrado durante la crisis del Covid-19.

Igualmente, la federación vela por eliminar cualquier discriminación en materia laboral, tal y como recogen los principios de las Naciones Unidas. En este sentido, ha incorporado a su cultura corporativa medidas en pro de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y a favor del relevo generacional con el objetivo de cultivar un modelo empresarial más plural e igualitario.

Además de adherirnos como entidad, desde Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía trabajamos directamente con nuestras más de 650 empresas asociadas con el fin de que adquieran su compromiso público con el Pacto Mundial y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ya que de forma innata muchas de ellas cumplen con la mayoría de los 17 objetivos planteados por las Naciones Unidas. Al incorporar este decálogo a sus estrategias, políticas y procedimientos, las empresas no sólo cumplen con sus responsabilidades básicas para con las personas y el planeta, sino que también preparan el escenario para el éxito a largo plazo.