CON la irrupción masiva de los petrodólares en el fútbol proliferan las ofertas irrechazables. Es muy difícil poderle hacer frente a este estado de cosas, pero sí es denunciable una práctica que ya se ha implantado en este mercadeo y es la de la deslealtad. Aquello de que los contratos se firman para cumplirlos es algo que dejó de estar vigente tiempo ha, pero es que hogaño se ha implantado la práctica de aquí te pillo, aquí te mato.

Qué menos que el interesado se vaya al panal de rica miel tras un punto y aparte, pero es que ahora se van tras una simple coma y sin que la frase cuente con los obligatorios sujeto, verbo y predicado. Se va Ramón Planes del Betis antes de cumplirse el año de su estancia en Heliópolis y en su derecho está. Por dinero baila el perro y por las cantidades que dan los del petróleo baila la perrera entera, conque convengamos en que el ilerdense no hará algo que no sea común.

Es más, Planes ya se lo hizo al Getafe para cabreo grande de Ángel Torres, que vio cómo abandonaba su club llevándose incluso información confidencial, léase el fichaje de Altimira que hizo bramar de enfado al excelente mandamás del club madrileño. En menos de un año, Planes ha cantado dos bingos y, lo que parece más feo, dejando bastante tarea por rematar. Ha repetido faena en nada de tiempo y así al Betis se le ha puesto una cara de Getafe tremenda.

Cuando en el club verdiblanco se regocijaban con el fichaje de Cordón pasó lo mismo que luego con el de Ramón Planes, que parecía que al fin se había acertado con el director deportivo. Otra vez a buscar y lo peor es algo que entra de lleno en la deslealtad. Dejar colgada a mitad de ejercicio a la empresa que te contrató no es un ejemplo para nadie. Desafortunadamente ya es moneda de uso común no sólo irse al sol que más calienta, sino hacerlo en mitad del río, sin llegar a la orilla.