Desde mi córner

El Betis debería jugar con once

  • En Balaídos quedó bien claro que Carvalho no atraviesa por un estado que le permita jugar

CONSIGUIÓ el Betis en un alarde de vulnerabilidad hacer que los tan denostados empates se echasen de menos a la terminación. Un partido de cara desde muy pronto se le fue al equipo de Pellegrini por los sumideros de la falta de intensidad. Se acaba la primera vuelta desaprovechando una ocasión clara de decir quién es quién entre los aspirantes a los mejores premios de LaLiga. Todo de cara, pero fueron demasiadas las fallas de la nave.

Jugando al trantrán, justo al ritmo que impone un desafortunadísimo William Carvalho, el formidable gol de Ruibal en pared extraordinaria de Isco no se supo atesorar. Muy pronto empataba el Celta mediante uno de esos penaltis que cometen los atacantes cuando bajan a echar una mano al área propia. Fue Borja Iglesias en la demostración palmaria de que anda peleado con el fútbol y con un mundo por delante, el Betis continuó con un inocuo cortita y al pie.

Sólo Isco y, a veces, Ayoze hacían algo de provecho en ataque para solaz de un Celta que veía la posibilidad de ganar alguna vez. Mucho tardó Pellegrini en sacar a Carvalho del campo, pero el partido andaba dentro de unos cauces nada inquietantes. Entró Luiz Henrique para no mejorar las pocas prestaciones de Assane, con Altimira sí ganó sentido y consistencia la zona de proyectos, pero seguía Guaita, como Rui Silva, de vacaciones y nada presagiaba el vendaval del final.

Primero se anuló un gol al Celta tras una meticulosa inspección en la sala VOR, pero lo peor para el Betis andaba emboscado en cualquier revuelta del partido. Todo el pescado parecía vendido, pero una contra céltica con todo el Betis descolgado permitiría a Swedberg cabalgar y darle la victoria a su equipo. Un triunfo que saca al Celta de la zona de descenso y que le deja cara de tonto a un Betis que anda mostrándose demasiado vulnerable en una triste entrada de año.

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