Manuel Barea Álvarez

¿Jartibles? No, coñazos

Seis de la tarde del viernes 12 de mayo de 2023. Suena con toda trompetería y tamborrada el himno de España porque de un garaje en el que no cabría ni el coche de los Picapiedra sale una especie de paso en miniatura. La banda se esmera a toda mecha bajo una solana del copón y la marcha real truena en todo el barrio. No importa que el paso tenga unas dimensiones algo mayores a las de una caja de cerillas de las gordas: hay alrededor de él briosos costaleros de repuesto dispuestos a la sustitución del compañero (bien por la previsión, porque con esta calufa no sería de extrañar que a alguno de los van cargando le diera un amarillo). Finiquitada la salida, culminado el glorioso himno, y ya con la parihuela en la calle, empieza el recorrido a lo largo y ancho del barrio, con la banda currándose la contrata -lo que incluye el consabido corte de tráfico para que ningún vehículo se estampe contra la miniatura de paso… que ¡ya es mecido!- a base del tititititititititiiiiii trompetero y el bum bum bum bum bum tamboril…

Por favor, ¿hay algún erudito, antropólogo, sociólogo, cofradólogo, que explique sin caer en el éxtasis ni el esmorecimiento de un pregonero de dónde viene este amor, afecto, cariño, simpatía, afición, pasión, adicción… dicho de otra manera, por resumir, fanatismo, por las procesiones y sus bombos y sus cornetas? Una vez que la Semana Santa -según tengo entendido- se celebró con toda la magnificencia que cabía esperar, ¿cómo es posible que aún quede alguien insatisfecho hasta el punto de tener que salir al solazo, con la que está cayendo, a sacar un paso de Famóbil con toda la fanfarria detrás? ¡Dios bendito, no me lo puedo creer!

Y me da igual si me llueve una manta de hostias por pensar esto, escribirlo y mandarlo al periódico como carta al director. Total, ya puestos, por mí como si sacan el paso al ritmo de King Africa. Miren, el apelativo jartible ya se ha convertido en esta ciudad y en otras del mismo palo en algo cariñoso, casi simpático. Pero no, no son nada jartibles. Eso es un eufemismo para suavizar lo que son. En español rotundo son un coñazo. Sí, coñazos. En el diccionario de la RAE está muy claro. Si quieren, lo miran y se enteran.

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