La lluvia en Sevilla

El trazo grueso

La tendencia de la opinión pública y publicada más burda es el trazo grueso

Amanezco, y la noticia de que Queipo de Llano, su nombre y sus restos, ya no están al pie de los altares de la Macarena corre en la edición digital del Diario, en Twitter, en la radio. Con el primer café -del flojito, no como los que se jactaba de repartir el golpista: "Por cada sorbo mío caeréis diez"; "Morón, Utrera, Puente Genil, id preparando sepulturas. Yo os autorizo a matar como a perros a todo aquel que se resista a vosotros, que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda culpa"- veo al paso un vídeo donde uno de Okdiario, loco por agavillar testimonios de esos que los expertos llaman sesgo de confirmación, pregunta a Manuel, un macareno que ha acudido a misa, y éste, en parcas y serenas palabras, le explica por qué, a su entender, el responsable de 45.000 muertes en Andalucía -3.028 masacrados sólo en Sevilla entre el 18 de julio del 36 y enero del 37- está mejor fuera de un lugar tan querido, popular y populoso.

Cuando una escribe estas cosas, aguarda con resignación cristiana una tromba de improperios y de falacias tipo "hay cosas más importantes que hacer en España" (como si sólo tuviéramos un funcionario en vez de 2.800.000), "entre los otros hubo quienes fusilaron y torturaron en checas" (cierto, y ninguno está en lugar preeminente de acceso público, ni tuvieron posguerra victoriosa para seguir represaliando y dictando un relato), "contribuyes a la polarización" (va a ser que no, del mismo modo que no es ecuanimidad, sino disparate, contar que el Holocausto fue debido al desencuentro entre nazis y judíos) o "hablas con fines partidistas" (para ahorrar saliva: estoy tan en contra de los crímenes de Ceaucescu como de los de Queipo y compañía). Bajo esa capa efervescente de reacción, confío en hallar por fin paz y alivio para esta tierra. Una de las cosas que le gustó a Muñoz Molina al llegar a la RAE -nos contaba antier en la Feria del Libro- fue encontrar a académicos de las dos Españas meditando en torno a las palabras. ¡De locos! Aún hay quienes interpretan como revancha y traición la reparación y el respeto, y niegan el derecho a poder cerrar, por fin limpias, las heridas.

Vuelvo al vídeo, que a estas horas es viral: un macareno que acude a misa expone sus razones. En este y otros asuntos listos para polarizar, la tendencia de la opinión pública y publicada más burda es el trazo grueso: quienes defienden que Queipo salga de la Macarena son perroflautas anticlericales bolivarianos subvencionados y con cuernos. Pues no. Por supuesto que hay estrechos de parietales en todo bando que no aspiran a ser más que su propia caricatura. Pero por suerte, y a pesar de su ruido y de tanta lobotomía, continúan siendo los menos. Sólo con quienes, además de formas, tienen fondo y humanidad y reconocen el fondo y la humanidad del de enfrente, es posible el diálogo.

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