Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Una "avalancha" para afiliarse a Vox

Como un supermercado en día de fiesta la sede de Vox amplió su horario para acoger al aluvión de nuevos afiliados

En masa, los sevillanos se lanzaron a la calle nada más conocer el resultado de la votación de la moción de censura del presidente de Vox, Santiago Abascal, contra el infame Gobierno socialcomunista. Y lo hicieron con una idea fija en la mente, dirigirse a la sede del partido y solicitar su ingreso. Esta vez no valía hacerlo por internet, aunque podían -la opción telemática, dicen sus dirigentes, es la más requerida para convertirse en un voxiano-, querían dar la cara, ir a la sede, tener trato directo. Era una avalancha humana, hombres y mujeres airados -no, indignados no; no los confundan ustedes con otros- pero a la vez llenos de ilusión que confluían en la avenida Luis de Morales para estampar con su firma su inquebrantable adhesión al partido de Santiago (ya y por siempre Santi) Abascal, el único capaz de defender principios y valores que los sevillanos, como españoles de pro, no están dispuestos a permitir que se pisoteen. Furiosos contra la tremenda injusticia que se acababa de cometer desde la más supina ignorancia y el más deleznable de los sinsentidos en el Congreso de los Diputados, pero al mismo tiempo henchidos de su compromiso para con la patria, dejaron lo que fuera que estuvieran haciendo y emprendieron la ruta a la afiliación a Vox.

¿Y toda esta gente?, se preguntaban algunos despistados ante tamaño gentío. La muchedumbre invadía Nervión ¿Juega el Sevilla? No, el Sevilla no jugaba. Y si fuera a hacerlo tampoco tenía nada que ver, no hay público en el estadio durante los partidos, el fútbol se juega ahora envasado al vacío. Se trataba de un tropel de patriotas dispuestos a dar su respaldo a Abascal y a los suyos, a sumarse al proyecto de la única España posible, cada uno de ellos era uno de esos españoles deseoso de formar parte de la resistencia a las imposiciones de un Gobierno criminal. Así los describió al verlos llegar a raudales el presidente de Vox en Sevilla, Javier Cortés, que entre emocionado y orgulloso dio orden de que la sede, como un supermercado en día de fiesta, ampliara su horario para poder acoger "la avalancha de nuevas solicitudes de afiliación". No daban abasto, estaban desbordados. Abrirían también el sábado por la mañana. Era una "reacción lógica", según Cortés, a la ignominia del Congreso, donde se había perpetrado el apoyo a ese "consenso progre" que ya estaba siendo replicado con este entusiasta aluvión de solicitudes para militar en Vox que, obviamente, su jefe se apresuró en dar a conocer para que los medios de comunicación y los voceros de la izquierda y del PP nos enteremos de que no están solos.

Se agradece la información, Cortés, tomamos nota.

Y seguro que al fondo aún queda sitio.

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