La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Amistades peligrosas en la semana previa a la Feria de Sevilla

Tengan cuidado si estos días les llama el amigo de Madrid del que no saben nada desde la última cerveza en la orilla de la playa

Don Corleone...

Don Corleone... / M. G.

Nada más interesado que una llamada de aproximación a un sevillano con caseta estos días de Feria. ¿Verdad? Peligro, peligro, Lagarto, lagarto. Cuántos brotes verdes surgen esta semana, oh casualidad. Cuántas relaciones de noviazgo se recuperan, cuántos niños de Madrid se acuerdan de sus amistades sevillanas labradas en los agostos del Puerto de Santa María, cuántos papás y mamás no están calculando por cuánto les puede salir la broma si el primogénito se presenta en la caseta con la tropa aquella que zanganeaba en el tardeo de la playa del Buzo. Cuántos proveedores de fuera no tratan de hacer valer sus 'derechos' pata lograr "una tardecita o un diíta" en la Feria de Sevilla. 

La auténtica pre-Feria, fruto de la que inventó el empresario don Miguel Gallego con el selecto potaje del próximo viernes en su caseta, es la de los sevillanos que se resitúan para los "siete días en la gloria" que han de venir, como reza la pañoleta del tramo final de Joselito El Gallo. Hay que organizar la defensa. Sevillano, protégete. Llamar a un sevillano con caseta ahora para saber de su estado de salud, cuando no se le ha telefoneado ni para las pascuas de Navidad, es quedar como Cagancho en Almagro. Los que no tienen caseta en la Feria deben ahora estar más quietos que nunca. Y los que la tienen deben hacerse el espantapájaros, el estafermo, el sueco. Ahora es mucho más difícil la lucha contra el gorrón de caseta porque hay teléfonos móviles. Pero por eso mismo hay que redoblar las defensas contra los caraduras. Estas ferias de formato largo son un peligro, porque dan tiempo para todo tipo de perfiles de gorrones: el del fin de semana inicial, el que solo enreda el miércoles del festivo local, el que amenaza con la segunda mitad, el que busca un techo donde quedar bien con sus clientes, con su familia política o con su prole. Esta semana es un verdadero riesgo responder a ciertas llamadas o contestar a ciertos mensajes. Todo sevillano debe optar por el modo avión. Los de verdad saben dónde estamos, los de mentira se tendrán que encontrar en el mejor de los casos con el pañuelo verde de una ronda de vino sin tapa. 

¿Que la Feria es cerrada? Ocurre que cuesta varias cuotas domiciliadas de cien, doscientos o doscientos cincuenta euros que se abonan a lo largo del año y que escuecen como una banderilla corta cuando son cargadas en septiembre, diciembre o marzo. Muchos sevillanos pueden ser ahora como Don Corleone cuando les suena la llamada de Madrid o de otras provincias del eje del AVE: "Ahora, justo ahora te acuerdas de mi, justo cuando el sábado se celebra eso tan cateto como el llamado pescaíto... Nunca me has llamado padrino y ahora me dices compadre...". 

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