Sucedió lo que siempre suele pasar en las visitas del Cádiz CF al Real Madrid. El equipo pequeño, aunque tuvo opciones de dar la campanada (no acertó en el remate), perdió frente al grande (3-0) en una misión que se presentaba casi imposible.

El peor escenario posible para los amarillos era jugarse la vida en casa del mejor equipo de la Liga. Tenía que ganar en su carrera a la desesperada por librarse de las garras del descenso, pero con el varapalo que sufrió en el estadio Santiago Bernabéu el sábado 4 de mayo se acerca aún más a Segunda División. La dura realidad se impone una semana más.

Cada jornada que transcurre sin que acorte diferencias es un paso más en dirección a una categoría de plata que parece inevitable salvo un giro radical en los episodios restantes. Y además los rivales directos pueden agrandar aún más las diferencias.

El Cádiz CF no avanza y se queda en la 18ª posición (toda la segunda vuelta allí) con 26 puntos. No le llega para más después de 34 compromisos en los que acumula méritos para perder su lugar en le élite. A falta de sólo cuatro capítulos para el final del campeonato, está a cinco puntos de la 17ª plaza que ocupa el Celta de Vigo con 31. El cuadro gallego se enfrenta el domingo en Balaídos al Villarreal (a partir de las cuatro y cuarto de la tarde) y puede dar la puntilla a los gaditanos en el caso de que consiga la victoria.

El Mallorca, 16º con 32 puntos, seis más que los gaditanos, se midió el sábado por la noche al Atlético de Madrid en territorio balear y no aprovechó al revés de los amarillos. El cuadro balear perdió 0-1 y por tanto se mantiene la distancia de seis puntos entre ambos a falta de doce para el epílogo del torneo. Parece bastante difícil que el equipo andaluz pueda enjugar esa diferencia en sólo cuatro jornadas.

El Cádiz CF depende más que nunca de un milagro para poder continuar en Primera División. Depende más que nunca de lo que hagan los demás. La permanencia no está en sus manos. Ya no se trata de que gane, sino de que además fallen sus rivales directos. Demasiado pedir a un conjunto, el amarillo, que sólo lleva cuatro triunfos en toda la temporada 2023-24. Juega con fuego y se quema.