EL NUEVO JUGUETE | CRÍTICA

Versión menos ácida de un clásico de la comedia

Fotograma del largometraje.

Fotograma del largometraje. / D. S.

En 1976 los entonces reyes de la comedia francesa -el guionista y director Francis Veber y el actor Pierre Richard- crearon con inmenso éxito la ácida fábula El juguete en la que un millonario le regala a su hijo -hastiado y caprichoso poseedor de todos los juguetes posibles- a un desdichado sujeto obligado a aceptar el humillante papel de juguete. En 1982 Richard Donner hizo una desafortunada adaptación estadounidense –Su juguete preferido- interpretada por Richard Pryor, cuyo único interés consistía en la participación del grandísimo Jackie Gleason en uno de sus últimos papeles.

Llega ahora esta nueva versión francesa dirigida por el mediocre especialista en comedias James Huth (Brice de Nice, La felicidad nunca viene sola, Lucky Luke, Vacaciones en África). Pese a los intentos de puesta al día (el periodista convertido en juguete de Veber es aquí un esforzado trabajador franco marroquí), la película tiene menos fuerza crítica y corrosiva que el original. Quizás por los vientos amables de la nueva comedia francesa Huth apuesta, sin abandonar del todo el tono crítico, por un humor más blando a la vez que más exagerado que atenúa los tonos más sombríos y cínicos de la película de 1976.

Todo descansa sobre la excelente idea base de Francis Veber y sobre todo en las buenas interpretaciones de un Jamel Dobbouze un tanto dado a la exageración y del siempre grande Daniel Auteil. Quien no haya visto o no recuerde el original disfrutará más de este correcto y divertido remake de un clásico de la comedia francesa que conviene repescar.  

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