TAROT | CRÍTICA

Terror de escobazos

La actriz Alana Boden protagoniza el largometraje.

La actriz Alana Boden protagoniza el largometraje. / M. G.

Debut en la dirección de largometrajes de Spencer Cohen -guionista de Extinción, Moonfall y Los mercenarios 4- y Anna Halberg -con la que escribió y dirigió el corto Blink- con una película que, como Benjamin Button, nace vieja por los muchos tópicos que acumula y las situaciones mil veces vistas que presenta. Sin muchas esperanzas de que al dúo que la dirige le suceda como al personaje de Scott Fitzgerald que Fincher llevó al cine y sus obras vayan rejuveneciendo tras este nacimiento viejuno.

Se basa muy libremente en Horrorscope un libro de Nicholas Adams, nom de plume usado por lo menos por seis autores distintos para publicar relatos de terror para adolescentes, en el que las muertes de unos jóvenes se van produciendo siguiendo los signos del zodíaco. Cohen y Halberg lo trasladan al tarot. Unos jóvenes que van donde no deben ir y hacen cuanto no debe hacerse si no quieren ir cayendo uno tras otro siguiendo la larga sombra de Destino final que a su vez bebía de fuentes literarias remotas como El gato y el canario de 1922, El caserón de las sombras de 1927 o Diez negritos de 1939, dándole a estas historias de encierros y muertes un giro fantástico.

Se disculpa su recurso a sustos dignos del túnel del miedo o el tren de la bruja porque se atiene a los benditos 90 minutos y no tiene más pretensiones que las de las mencionadas atracciones. 

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