Las diez playas vírgenes de España que merece la pena conocer estas vacaciones de verano

Playa. Este verano, los españoles sólo queremos playa para pasar nuestras vacaciones. Ya sea para ver una puesta de sol, para hacer nudismo o para mirar al infinito mientras la vida ocurre a nuestro alrededor. Las prisas y la rutina de este año tan particular invita a que queramos disfrutar de unas vacaciones de verano lo más relajados posible por eso, las mejores playas se antojan perfectas para disfrutar de ese merecido descanso.

A la hora de buscar las playas en las que disfrutar de las vacaciones de verano hay varios factores que siempre solemos tener en cuenta. Aunque este verano, lo que de verdad buscamos, son playas vírgenes. Huimos del bullicio y buscamos paisajes espectaculares, arenas doradas y aguas cristalinas, y todo eso lo encontramos en el litoral español, que tiene las playas vírgenes más espectaculares y que merece la pena conocer estas vacaciones de verano.

Repartidas a lo largo de todo el litoral nacional (incluidas las islas), las playas vírgenes de España son aptas para todos los gustos y necesidades. Esta selección de las diez playas vírgenes de España que merece la pena conocer estas vacaciones de verano elaborada por la agencia Rumbo se antoja perfecta para conocer los tesoros más grandes del litoral español.

Cala Chicré, Cabo de Gata

Es una playa perfecta para practicar nudismo por lo tranquila y solitaria que suele estar y se llega a través de cala Carbón. El paisaje podría haberse sacado de una película sobre la prehistoria.

Playa de los Muertos, Carboneras

Otro imprescindible de la costa almeriense, con una estética volcánica espectacular. Arena blanca y aguas limpias y cristalinas, la abrigan dos enormes rocas. Es relativamente conocida pero su también relativo difícil acceso hace que no suela estar muy llena de turistas.

Bolonia, Tarifa

Cuesta poner los límites entre lo que se considera playa virgen y lo que no, la verdad. Ésta de Bolonia podría considerarse como tal, con su espectacular arenal fino y claro y unas aguas cristalinas preciosas. Con los años han ido abriéndose bares y restaurantes en la línea costera, lo que no quita que podamos echar a andar y dejemos atrás (casi) todo rastro de civilización.

O con Negro, en O Grove

Pequeña calita de arena blanca y fina situada en un entorno aislado y completamente virgen. A 35 kilómetros de Pontevedra. El acceso es algo complicado pero eso es lo que permite disfrutar de total tranquilidad incluso en temporada alta.

Es Talier, Menorca

La isla balear tiene tantas calas y playas que es difícil decidirse por alguna. Macarelleta, pero es que Es Talier tiene algo… Será lo blanco de su arenal y el azul turquesa de sus aguas. Sin palabras. La encontramos en la parte sur de la isla, dentro del término municipal de Ciudadela.

Gulpiyuri, Asturias

No sabemos si llamarla playa como tal pues se trata de una especie de piscina natural junto al mar, con arena fina y agua salada. Está entre la costa de Llanes y Ribadesella y se considera Monumento Natural. Solo se puede acceder a ella desde la playa de San Antolín o desde Naves.

Es Castell, Palamós

Nada de urbanizaciones alrededor, solo campo, vegetación y hasta un poblado iberoico sobre un asentamiento del siglo VI antes de Cristo. Merece la pena planificar una escapada a esta localidad de Gerona y bañarse en un Meditarráneo traslúcido.

Playa de Rodas, Islas Cíes

Si The Guardian la consideró la mejor playa del mundo hace unos años por algo será, ¿verdad? Rodeada de dunas naturales, un kilómetro de largo por 60 metros de ancho.

Papagayo y sus calas, Lanzarote

Es la joya de esta isla canaria, con arenas doradas como si fueran de oro y aguas con un contraste de colores mágico. Son dos kilómetros de playa repartidos en pequeñas calitas: Mujeres, El Pozo, Caleta del Congrio, Puerto Muelas y Papagayo.

Calblanque, Murcia

Conocida también como playa larga, se extiende a lo largo de kilómetro y medio de costa, arenas finas y doradas y aguas siempre limpias. Cada vez es más conocida, por lo que suele ser bastante frecuentada en verano. Está a 12 kilómetros de Calblanque, en la Manga del Mar Menor.