Nicolás Montenegro revoluciona el concepto novia en la espectacular boda de su hermana Ana

El diseñador es el artífice de los tres looks de la novia más viral de los últimos tiempos y con ellos sienta las bases de las nuevas tendencias nupciales

Nicolás Montenegro, el diseñador favorito de los Premios de la Academia de la Moda

El diseñador Nicolás Montenegro con su hermana Ana en el día de su boda. / Ivo Sousa

La primera vez que entrevisté a Nicolás Montenegro, me confesó que su sueño era vestir a Penélope Cruz. En aquel momento, el diseñador de Lantejuela iba en el coche camino de su tierra natal para disfrutar de los suyos. Acababa de presentar colección y necesitaba del calor del hogar para asimilar el impacto. En aquel momento, ninguno de los dos éramos conscientes de que la conversación se repetiría años después en similares circunstancias, aunque los sueños para él se habían cumplido y ya no eran los mismos. Tras el impacto causado en los Premios de la Academia y haberse convertido en uno de los diseñadores más aclamados y aplaudidos del momento, Nicolás Montenegro se acaba de hacer viral. Aunque, como los buenos diseñadores, lo suyo no es flor de un día, sino fruto de un trabajo constante unido a uno de los mayores talentos creativos que ha dado nuestro país en los últimos años. Vestir a Penélope Cruz, musa de Chanel y fuente de inspiración para el común de los mortales, era su sueño años atrás. Lo que no sabía el diseñador es que convertirse en el artífice de los (sí, los) vestidos de novia de su hermana Ana terminaría por eclipsar aquel anhelo que ahora se antoja banal.

Como en aquella primera conversación, Nicolás Montenegro vuelve a aprovechar el tiempo libre que relgalan los largos trayectos (esta vez en tren y camino de Valencia a recibr el Premio al Diseño de Moda de la XIII edición de los Premios Tendencia) para dedicarnos unos minutos de charla. Se muestra cercano y especialmente feliz. Todavía se le nota la resaca emocional que dejan las bodas especiales, aunque en su caso, la palabra especial se queda bastante corta. El pasado fin de semana su hermana "alma gemela y musa" Ana Montenegro contraía matromonio con, casualidades de la vida, Nicolas y celebraba una espectacular boda en el Castillo de la Monclova. Lo que podría haber sido un enlce familiar muy especial para Montenegro y los allegados de la novia terminó convirtiéndose en uno de los eventos del año y los estilismos de la novia toda una revolución en las tendencias nupciales. "La gente me para por la calle para darme la enhorabuena y es curioso porque mi hermana no es conocida. Entiendes el asombro cuando vistes a alguien famoso, como Nieves Álvarez, pero mi hermana es anónima y el impacto ha sido mucho mayor", asegura feliz.

Obra del propio Montenegro, los vestidos que lució Ana durante su boda no sólo recibieron elogios en redes sociales, donde la boda tardó poco tiempo en viralizarse, sino que protagonizó los artículos más leídos de los medios nacionales. Todos querían saber la historía detrás de los espectaculares diseños de una novia radiante y todas querían conocer lo detalles del proceso. Ni el diseñador ni su hermana daban crédito. "Mi hermana siempre ha sido una persona anónima que tiene su trabajo y vive ajena al mundo de la moda. Para mí es mi musa, pero jamás me imaginé que sus diseños causarían tanto impacto", asegura Nicolás Montenegro. Sueño cumplido, el de vestir a su hermana y acompañarla como padrino al altar (su padre falleció hace unos años) y que ahora trata de asimilar junto a Ana, su alma gemela. Sobre el impacto de la boda de su hermana, el proceso creativo de los tres diseños y cómo ha supuesto un punto de inflexión en su carrera y en sus propios diseños hablamos con Nicolás Montenegro, que sigue en una nube desde que vio a su hemana de blanco darse el sí, quiero.

Nicolás Montenegro y su hermana Ana a la llegada a la ceremonia. / Ivo Sousa

La historia detrás de los tres vestidos de novia de Ana Montenegro

Para cualquier novia, el día de su boda es algo muy especial y ningún cabo debe quedar suelto. Sobre todo en lo que respecta al vestido. O los vestidos. La mayoría de novias tienen muy claro lo que quieren y lo que no y suelen dejarlo claro desde el primer momento cuando acuden a diseñarlo. En el caso de Ana, la fe ciega en su hermano y esa conexión especial que se da entre familia le dieron carta blanca al diseñador, que bromeba con ella sobre la autoría de sus diseños. "Para mí era una responsabilidad muy grande, le dije que le regalaba el vestido del diseñador que quisiera. Ella me dijo que no, que para ella era el mejor y que su vestido tenía que hacérselo yo", nos cuenta el diseñador. Montenegro quería algo especial para su hermana y dos meses antes de la boda lo tuvo clarísimo. "Las novias suelen llevar dos diseños en sus bodas, uno para la ceremonia y otro para la celebración, se me ocurrió que mi hermana podría llevar tres, pero para que tuviesen impacto tendrían que ser diseños muy diferentes entre sí", nos comenta.

Ana Montengro con su marido, Nicolás, después de la ceremonia. / Ivo Sousa

Recuerda mostrarle los bocetos a su hermana y que ella le diera carta blanca para seguir con su proceso creativo. "Nicolás, yo no lo veo, pero me fío de ti", rememora el diseñador. Así, Montenegro planteo un primer estilismo muy vinculado a su hermana, con su sello, un segundo vestido que se salía por completo de la zona de confort de ambos y un tercer diseño "muy Montenegro" con el que la gente "enloqueció".

La icónica chaqueta de Nicolás Montenegro

Cuando se sentó con su hermana tenía claro que la primera propuesta debía ser muy ella. "Le propuse hacer algo diferente, algo que no se estilaba en novias, y era hacer un dos piezas reinterpretando la clásica chaqueta roja, que ella ya había llevado", nos cuenta. La clásica chaqueta estructurada en mikado de la firma, esta vez en blanco, se convertía en la protagonista de un diseño que se combinaba con una falda recta de la que emanaba una cola de tres metros. Con detalles esteciales, un espectacular chócker de perlas, elaborado en la joyería El Toisón con piezas de su madre, a juego con unos pendientes. Unos complementos muy personales y con historia que le daban a la novia un toque muy romántico. El velo, otros de los detalles que no se pueden dejar al azar, era de organza natural de seda, escogido por el propio diseñador.

El primer vestido de novia que lució Ana Montenegro. / Ivo Sousa

El segundo vestido, una salida de la zona de confort

Con el segundo diseño, tanto el diseñador como su hermana quisieron salir de la zona de confort. "Fue como una visión, la vi entrar un día en el taller y pensé que nunca le había diseñado nada a mi hermana con el corte a la cadera. Es un corte complicado, pero lo diseñe con forma de arcada para que se ajustara a su figura y no le ensanchara esa parte de la anatomía", nos cuenta. Además, y pensando en la comodidad de la novia, Montenegro prescindió de la cola para su hermana pudiese disfrutar de la velda. El resultado, un vestido confeccionado en crepe, bámbula de seda y tafeta con un favorecedor escote de barco y unos bordados artesaneles en la zona de la cadera y los puños. Si en el anterior look el detalle romántico lo ponían las joyas familiares, para este estilismo fue un maxilazo colocado en un semirrecogido, obra de Fuen Viudes Tocados.

El segundo vestido de novia que lució Ana Montenegro. / Ivo Sousa

Un Montenegro en versión joya

Para el último look Montenegro quiso que su hermana causara un impacto "brutal". "Muchas veces las novias se cambian de vestido para la fiesta y nadie se da cuenta, es algo que me da mucha pena. Por eso yo quería que el diseño de mi hermana dejara a todos con la boca abierta. Se me ocurrió reinterpretar un diseño que le confeccioné a Nieves Álvarez y hacerlo en versión joya y de novia", excplica. El resultado es un diseño con el escote hatler, uno de los más favorecedores, en color blanco, con pedrería, espalda descubierta y una falda muy fluida. El maxilazo del anterior estilismo también estuvo presente.

Ana Montenegro con el tercer vestido de novia. / Ivo Sousa

El impacto de los estilismos de la hermana de Nicolás Montenegro en las novias

El diseñador asegura no haber dormido el día anterior al enlace. Estuvo en unos premios y, a pesar del cansacio, fue incapaz de pegar ojo. Perfecionista hasta el extremo, Montenegro repasó los detalles en el AVE, acompañó a su hermana durante toda la mañana y no se separó de ella en ningún momento desde que comenzó el enlace hasta que la fista terminó. Además, fue el encargado de vestir a 26 invitadas, incluida su madre, convirtiendo el enlace en una improvisada pasarela. Durante la ceremonia no paró de recibir mensajes y llamadas, todo el mundo quería conocer los detalles de los estilismos más aplaudidos, aunque el verdadero impactó llegó a la mañana del lunes siguiente. "No paraban de llamarnos clientas que querían darle una vuelta a sus vestidos de novia, que, a pesar de ser más tradicionales querían ese toque innovador que había aportado en los estilismos de mi hermana. Creo que con la boda de mi hermana han podido ver una faceta menos comercial y eso ha encendido algo en las clientas", conluye el diseñador.

Ana Montenegro con el primer vestido de novia. / Ivo Sousa

Con una prometedora carrera por delante, en la que los éxitos se suceden uno tras otros, Nicolás Montenegro sigue fiel a sus principios y sus orígenes. Muy familar y cercano, Montenegro es consciente de que el éxito se va igual que viene, por eso sólo tiene una meta: seguir trabajando incansable para poder hacer lo que más le gusta en el mundo. Con un sueño más que cumplido y el dulce sabor que dejan las ensoñaciones bonitas, Montenegro siempre será Montenegro y el éxito lo encontrará cada vez que sienta la satisfacción por haber hecho bien su trabajo.

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