De Margartet Thatcher a la Princesa Leonor: La evolución del power dressing y como aplicarlo en 2024

Descubre qué es este concepto, cuál ha sido su evolución y cómo aplicarlo en las tendencias de 2024

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Las fotos de la jura de la Constitución de la princesa Leonor
La Princesa Leonor y la Reina Letizia durante la jura de la Constitución de la heredera al trono. / EFE

La manera en la que nos vestimos dice mucho de nosotras. No sólo se refleja nuestro estado de ánimo, sino también el mensaje que con nuestra ropa queremos transmitir. Seguir las tendencias de 2024 no es simplemente combinar los abrigos con las prendas de fondo de armario en invierno y saber que el rosa sigue estando de moda esta temporada, implica construir todo un discurso a través de nuestra ropa. Con la idea de presentar una versión de nosotras mismas mucho más empoderada, el power dressing se convierte en el concepto revolucionario que en su día inspirase a Margaret Thatcher y que en la actualidad figuras como la propia Princesa Leonor llevan a gala en cada uno de sus estilismos.

"El power dressing sigue siendo uno de los medios de vestimenta utilizados por las mujeres para adaptarse a un mundo hecho por hombres y para hombres. Se entendía como el estilo que utilizaban las mujeres cuando alcanzaban nuevos logros, como una educación superior y mejores trabajos", explica María Francés, diseñadora y asesora de imagen. En un mundo pensado por y para hombres, el power dressing sentó las bases sobre el estilo de trabajo masculino en un intento de reflejar la confianza y el éxito reflejados en las figuras de poder de la época. Todos hombres, claro. Aunque este concepto ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a nuevos contextos sociales, llegando incluso a convertirse en el símbolo de luchas reivindicativas.

Repasamos la evolución del concepto power dressing con María Francés y cómo aplicarlo en los contextos actuales. Además, la experta da las claves para hacer del power dressing los pilares de nuestra forma de vestir, llevando un paso más allá la simple combinación de prendas para lanzar un mensaje, como así lo hiciera en su día la propia Margaret Thatcher o ahora la Princesa Leonor. Dos mujeres completamente diferentes, pero con un discurso muy marcado a través de su forma de vestir.

1910-1920: Los inicios del 'power dressing' con las 'working girls'

Durante la Primera Guerra Mundial los hombres dejaron sus puestos de trabajo para unirse al ejército. Este hecho hizo que las amas de casa se incorporasen al mundo laboral y reemplazasen sus faldas por unos funcionales pantalones, con la idea de facilitar su actividad. Una vez termina la guerra, esa funcionalidad, unida a la comodidad, se convirtiño en la principal característica de una generación de mujeres independientes que buscaban un estilo cómodo y práctico para su día a día.

1920-1940: El movimiento Garçonne

"Precursoras de las famosas flappers estadounidenses, las garçonne nacieron en Francia y buscaron ser reconocidas como iguales antes los hombres. Manejaron un estilo unisex utilizando prendas características de los hombres de la época, como los bastones, monóculos o boquillas", explica Francés.

Lo llamativo de estas mujeres es que, en su mayoría, pertenecían a clases altas y eso se reflejaba en su estilo a través de la manicura o el maquillaje, que se fusionaba con prendas características de los hombres. "Estas mujeres vestían así para demostrar que los hombres no veían más allá de un vestido o una falda e ignoraban que las mujeres eran mucho más que vestidos bonitos", cuenta la experta en moda.

El hito del 'powe dressing': Los 60 de Saint Laurent

Yves Saint Laurent y Catherine Deneuve en 1966.
Yves Saint Laurent y Catherine Deneuve en 1966. / M. G.

Uno de los momentos cumbre dentro de la historia del power dressing empezaría en los años 60, época caracterizada por los grandes cambios políticos y sociales impulsados por los jóvenes que tomaron la libertad como consigna. "En estos años la moda ya no era una cuestión de gusto sino que buscaba representar los progresos y logros alcanzados desde la sociedad. La minifalda, las botas a la rodilla y los shorts comenzaron a romper con los estereotipos de mujer, ama de casa y madre", adelanta María Francés.

El gran hito se produce con Yves Saint Laurent, que presenta por primera vez el esmoquin femenino, un conjunto reservado en exclusividad para los hombres y que llegaría a ser una de las prendas más icónicas del diseñados. Esto supuso un antes y un después en la forma de vestir de las mujeres, que vieron que sus looks también podían transmitir la seguridad que reflejaban los masculinos.

1970-1980: Giorgio Armani y el traje

Un traje de chaqueta de Balmain.
Un traje de chaqueta de Balmain. / M. G.

Reconocido por suavizar la silueta del traje tradicional, Armani significó un gran avance en la historia del power dressing, al lanzar el famoso traje de chaqueta, una prenda útil y práctica para las mujeres que iniciaban su vida laboral. "Estas nuevas clientas buscaban ropa tan cómoda como la masculina, que a la vez las dignificara y diera un aire de feminidad", explica María Francés. La estética se definía por hombros supermarcados, chaquetas de perfecto corte y grandes hombreras.

'Power dressing": Cómo vestirse para el éxito

A medida que las mujeres empezaron a reclamar un puesto en la sala de juntas en la década de 1970, surgió la cuestión de cómo debían vestir. Un libro de 1975 de John T. Molloy pretendía ayudarlas. Women: Dress for Success, la secuela de su éxito de ventas Dress for Success (para hombres), argumentaba que las mujeres no serían tomadas en serio si se vestían de manera femenina o sexy, o si intentaban vestirse como hombres, lo que sólo serviría para enfatizar que no lo eran.

"Los manuales se dirigían a una nueva generación de mujeres que ingresaban a una fuerza laboral hipermasculina, recomendándoles lo que era esencialmente un uniforme para ayudarlas a adquirir y retener autoridad y respeto. En el caso de los hombres, fue una apuesta por modernizar su armario y verse realmente propositivos, sin perder su posición", reflexiona la diseñadora de moda.

"En los años ochenta, el power dressing se convirtió en una especie de armadura sartorial para las mujeres trabajadoras que buscaban salir de la bolsa de las secretarias, ocupando espacio físico con hombreras y tacones altos. Los rastros de la alta costura en este movimiento se pueden encontrar en firmas como Chanel, Yves Saint Laurent, Dior, Gucci y Prada, entre muchos otros", recalca.

El 'power dressing' en la actualidad

Traje de chaqueta blanco de Zara.
Traje de chaqueta blanco de Zara. / M. G.

"La diferencia clave en la actualidad radica en el centro del power dressing. Antes las mujeres utilizaban esta técnica para posicionarse ante terceras personas -hombres- y mostrarse como símbolos de autoridad y seguridad. A día de hoy, va mucho más allá. Nos vestimos por y para nosotras. Nos queremos ver y sentir bien, no nos centramos en que nos vean bien. Viene de un sentimiento mucho más interno, un sentimiento de orgullo y autoestima que está en nuestras manos y hacemos uso de este poder", recalca la experta.

'Power dressing': De Margaret Tatcher a la Princesa Leonor

La Princesa Leonor en la jura de la Constitución.
La Princesa Leonor en la jura de la Constitución. / M. G.

La experta en imagen habla de dos mujeres icónicas que han hecho de sus estilismos la mejor de las herramientas para desarrollar su actividad profesional y lanzar con ello un mensaje contundente: Margaret Thatcher y la Princesa Leonor.

  • Margaret Thatcher: (Primera Ministra de Reino Unido de 1979-1990). Los códigos del estilo de la primera ministra de Reino Unido de 1979 a 1990 eran el peinado, que era su casco, la ropa, que era una armadura, y el bolso, su cetro. Construyó una imagen que encerraba una paradoja. Eligió como fetiche un traje de chaqueta, una adaptación del vestuario masculino, con frecuencia azul. Esa pieza la unía a una camisa estampada, con lazo o algún detalle de esos llamados femeninos. Con este conjunto lanzaba dos mensajes que le interesaba que fueran juntos: soy una mujer de negocios y mi trabajo consiste en negociar con hombres de igual a igual, soy una mujer conservadora burguesa.
  • La Infanta Leonor: El simbolismo del traje sastre de la Infanta Leonor en el día de su jura a la Constitución en su mayoría de edad fue una declaración de intenciones de la futura Reina de España. El color blanco, que simboliza pureza, tranquilidad y serenidad y que inspira limpieza, inocencia, reflexión, apertura y crecimiento, fue una decisión clave. Además nos recuerda a las sufragistas, sinónimo del poder y liderazgo de la mujer que ha pasado a la historia y al que se han unido muchas mujeres.
Margaret Thatcher en la serie 'The Crown'.
Margaret Thatcher en la serie 'The Crown'. / Netflix
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