La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
Summer is coming
El bronceado favorece, siempre que lo hayas conseguido con protección y cuidando tu piel, que es lo importante. Es uno de los atractivos de la estación veraniega y vamos a ayudarte a simularlo. Os dejamos algunas claves para parecer más morena sin necesidad de tomar el sol o los rayos uva.
Hacerse con una base de maquillaje más oscura que nuestra piel puede provocarnos un efecto máscara poco beneficia a nuestro objetivo si la esparcimos por todo el rostro. Pero hay una forma de evitar esto y es dar color en zonas que marcarán el contorno natural, sobre una base de tu color real, bajo los pómulos, por el borde del rostro, a los lados de la nariz...y muy bien difuminado.
Como en el consejo anterior, no es nada recomendable espolvorearse la cara con polvos más oscuros que el tono de nuestra piel. Hay una forma de utilizar sabiamente el bronceador sin caer en el efecto máscara anteriormente mencionado, y se hace de la misma forma que con el maquillaje. Contorneado y aplicando polvos bronceadores de manera suave en las partes de tu rostro donde da naturalmente la luz del sol. Piensa en las zonas que suelen broncearse antes y deja que la brocha haga la función solar.
Si no te gusta utilizar bronceador y prefieres tener una tez radiante sin dar oscuridad, puedes aplicar un tenue brillo dorado a tu cutis añadiendo una pizca de iluminador a tu base de maquillaje. Pero, cuidado con utilizar uno demasiado iridiscente. Asegúrate de que el iluminador líquido que añades tenga un brillo suave y perlado y no pongas más de una gota.
También puedes hacer el llamado strobing, que al contrario que el contouring, lo que hace es resaltar con iluminador algunas zonas del rostro, creando un efecto óptico en este caso de luces y sombras que enmarcarán tu cara.
Hay ciertos tonos de colorete que pueden hacer que nuestra piel parezca más pálida. Por eso, cuando queremos lucir más bronceadas es un error seguir usando tonos más fríos como rosas chicle, fucsias o malvas. Lo ideal es usar coloretes cálidos como tonos tierra, melocotón, rosas anaranjados o algunos polvos con toques dorados.
El secreto definitivo para un look “bronceado sin bronceado” es mantener los ojos con un aspecto natural. Podemos servirnos de una sombra un tono más oscura que el color de nuestra piel o incluso emplear sólo el primer o prebase, para hacer que nuestros ojos resalten y aporten brillo al cutis sin renunciar a la profundidad que nos brinda maquillarlos. Dos opciones que se alejan de colores estridentes e intensos.
Al igual que ocurre con el colorete, pintarnos los labios en tonos fríos como rosas fucsias, rosas claros, lilas o malvas sólo hará que nuestro color de piel parezca más claro. Usar estos tonos en verano puede ser contraproducente si lo que queremos es hacer que nuestra piel imite ese brillo dorado que sólo el astro rey nos da.
Utilizar un labial que nos aporte un sutil toque de color puede ayudar a hacer que los tonos cálidos de la tez resalten. Los tonos corales, rosas cálidos y naranjas son los mejores para ello y puedes usarlos en brillo o mate.
Dedicar todo el esfuerzo exclusivamente a broncear el rostro carece de sentido si no hacemos lo mismo por el resto de la piel. Aunque sabemos que existen maquillajes para esto que no se pegan a la ropa y aguantan intactos durante horas, hay otras formas de provocar que todo el cuerpo parezca más moreno.
El método es muy sencillo: haz que la calidez de tu piel destaque vistiendo tonos blancos, beige y crema o colores como naranjas, amarillos, rosas intensos o corales.
Los detalles son importantes: pintarnos las uñas con una laca de estos mismos tonos es clave para conseguir el mismo efecto en manos y pies.
La esencia de la piel bronceada es irradiar ese brillo saludable y esa apariencia de suavidad que nos da tomar el sol. Por eso es vital que nuestra piel esté bien cuidada para que el resto de trucos sean eficaces al 100%.
Para mantener nuestra piel sana es muy importante mantenerla hidratada en todo momento. Exfoliarnos al menos una vez en semana nos ayudará a librarnos de las células muertas. Tras el peeling, emplear una crema hidratante con ingredientes como aceite de argán, manteca de cacao o karité para nutrir la dermis a fondo. Componentes como el pomelo, el aguacate, la caléndula, el té verde o el romero son fundamentales a la hora de aportar a la piel elasticidad, resistencia y agentes regenerativos y antioxidantes.
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